-¿Carter?
-Liria. Estás...-dice acercándose lentamente.
De pronto, veo que se acerca rápidamente y, de un momento a otro, me encuentro entre sus brazos.
-Liria, mi pequeña Liria-me susurra al oído, abrazándome fuertemente.-Ha pasado tanto tiempo.
Me sonrojo.
-¡Carter!¿Qué ocurre?-el tono de fastidio en la voz de Dalía se nota a la legua.-¡Me dijiste qué vendrías conmigo a los jardines!
Mi amigo se aleja un poco de mí, pero sin llegar a soltarme.
-Lo siento, alteza, pero, si no es molestia, preferiría hablar un poco con su dama de compañía-dice tranquilamente, para a continuación recalcar-ya que hace mucho que no hablamos.
Dalía parece a punto de decir que le molesta, pero nuestras miradas se cruzan y se da cuenta de que Carter vendrá conmigo sea lo que sea lo que ella diga. La única diferencia será que quedará como una niña mimada.
Hace un gesto de enfado y tras lanzarnos una última mirada cargada de odio hacia mí, se marcha por el pasillo.
-Es peor de lo que recordaba-ríe Carter.
Yo también me río, y me giro para mirarlo. Me doy cuenta de que sigue agarrándome de la cintura.
-Carter, ya puedes soltarme-digo sonrojada.
Él me suelta y me mira con esa sonrisa traviesa que tanto me gusta. ¡Pero qué estoy pensando!
-¿Y bien, mi lady, qué desea hacer? -dice juguetón.
-Bueno, tengo algo en mente, mi valiente caballero, pero dudo que sea lo más apropiado-respondo en el mismo tono, acercándome a él y poniéndome de puntillas, tratando de ponerme a su misma altura.
Carter da un paso atrás, pareciendo incómodo, tal como deseaba. Sonrío como un gato y me doy la vuelta para salir corriendo.
-¡Carrera hasta la torre!-grito mientras corro por el pasillo.
Él parece comprender lo que pretendo, pues noto que comienza a correr detrás mío. Mientras subo las escaleras le oigo reír a mis espaldas. Al llegar a lo más alto de la torre que antiguamente había servido de observatorio de los sabios de la corte, me desplomo en el suelo aún riéndome, tratando de respirar por la carrera. A mi lado se tumba Carter, que llega pocos segundos después de mí. Viéndole ahí tumbado, despeinado, intentando de respirar mientras ríe, no puedo evitar pensar en cuando eramos niños, por lo que comienzo a fastidiarlo como en aquel entonces.
-Te he ganado-canturreo feliz.
-¡Eres una tramposa!-me dice.-A veces no sé ni cómo te soporto.
-Porque me quieres-bromeo.
Él me mira. Su mirada es profunda, como los árboles de los bosques donde jugábamos de pequeños. Me ha mirado mucha veces de esta forma, pero es la primera vez que noto un estremecimiento por ello.
-Sí-susurra.
Yo le miro. ¿De qué estábamos hablando? Estaba tan despistada mirando sus ojos que no recuerdo lo que he hecho hace cinco minutos.
-¿Sí, qué?-te estás luciendo, Eliriam.
-Sí te quiero-me dice sonriendo.
Se acerca a mí, ocasionando que yo, en respuesta, dé un paso atrás y... Me caigo, llevándome por delante una pila de sillas de madera.
Repito. Me estoy luciendo. Ya no puedo meter la pata más al fondo.
-¿Eli, eres tú?-se oye gritar una voz en las escaleras. La voz de Arya.-Solo quería disculparme por lo de antes, pero entiende que tu también has sido bastante cabezota y...
Se detiene al llegar arriba y encontrar a Carter ayudándome a levantar del suelo. Al principio parece no saber que hacer, pero rápidamente recupera la compostura.
-Disculpe, mi señor, pero quería hablar con la señorita-dice lanzándome una mirada cómplice. Sin embargo, yo aparto la vista.
-No te preocupes, sirvienta-dice Carter frío.-Quedas disculpada. Ya puedes retirarte.
He de aclarar que Arya y Carter no se llevan precisamente bien. En realidad, se odian. A Arya siempre le pareció que no era de fiar. Carter siempre dijo que ella se creía demasiado importante. Luego estaba el hecho de que ambos eran mis mejores amigos, por lo que cuando Carter venía a la corte, competían por estar conmigo.
-Eli, enserio, tengo que hablar contigo-me dice suplicante.
-Por favor, vete- me siento culpable, pero Carter ha dejado a Dalía plantada por estar conmigo, y eso le puede causar problemas.
-Pero...
-Ya has oído a tu señora-dice Carter victorioso.
Arya se marcha escaleras abajo, furiosa. Va a ser imposible que me perdone.
-¿Cómo conoce ella este lugar?
-Es mi amiga-digo con el mismo tono de voz molesto que él está usando.-Yo se lo enseñe.
-No me creo que tú hicieras eso-susurra, para a continuación añadir más alto.-Se suponía que este sitio era nuestro.
-Por eso se lo enseñe.
Parece que Carter acababa de morder un limón por primera vez en su vida, pues en su rostro se pueden ver mezcladas la confusión y el asco. Suspiro y le explico:
-Es tanto tu lugar como el mío, y Arya es mi amiga. ¿Tanto os costaría llevaros bien?
De pronto me encuentro contra la pared, mientras Carter sujeta mis manos por las muñecas sobre mi cabeza. Duele.
-No lo entiendes, ¿verdad? Nunca te das cuenta de nada-me susurra. Aunque su tono es dulce, asusta.-Siempre te has comportado como una adulta, tratando de no depender de nadie, pero en el fondo eres una niña inocente a la cual no le han dejado crecer como tal. Por eso, de cuando en cuando te abres a algunas personas, como pasó conmigo, como pasó con la sirvienta. Pero el mundo ni es como tu niña interior te muestra. Debes decidir tu lugar en el mundo-dice esto último colocándome un mechón de cabello tras la oreja.-Y espero que elijas bien.
A continuación, se fue, dejándome sola, en el suelo, pensando en lo que me ha dicho.
-Lo siento-susurro al tiempo que comienzo a llorar.-Arya, Carter, lo siento.
Ya he elegido. Sé la respuesta desde hace tiempo, pero me negaba a aceptarla. Sin embargo, mi pelea con Arya esta mañana y la conversación que acabo de tener con Carter me lo han confirmado.
He escogido mi lugar. Y sido mucho que cualquiera de los dos pueda acompañarme.
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En el ojo del Pentágono |CANCELADA|
OverigNo se permite la adaptación ni la copia de está historia. ¿Qué harías si descubrieras que alguien a quien no soportas está en peligro de muerte? ¿Si esa persona fuera la razón por la que toda tu vida te has sentido fuera de lugar? ¿Si tuvieras que e...