Lo haré.

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No esperaba que Subaru estuviera en mi escuela. Pero es comprensible. Es un año menor.

Nos bajamos de su moto y en el camino a la escuela tomé su mano.

_¡Q-que haces!

_¿No querías que fingiera ser tu novia?

_¡Pero por qué tienes que darme la mano! Es vergonzoso.

_¿Vergonsoso?

_Por supuesto. Eso...

_Todos los novios lo hacen. Y vergüenza tengo yo.

_Ah. ¡¿Vergüenza de mi?!

_Eres conocido como uno de los delincuentes en tu grado. Además. Te recuerdo que eres un año menor que yo. Ahora llego a mi aula y lo primero que me dirán es pedófila. Pero bueno. Al menos tu carita linda justifica un poco mi crimen.

_Es... tas loca.

_Hay que lindo, como se sonroja.

_¡No estoy sonrojado!

Al entrar muchos nos miraban y comentaban.
Genial. Soy el centro de atención. Odio eso.

Nuestras aulas eran separadas por las escaleras. La mía estaba un piso arriba. Justo al llegar a las escaleras lo tomé del borde de su camisa e hice que se agachara para darme un beso en los labios.

_Me esperas antes de irte.

Todos se nos quedaron viendo. Subaru debe estar muriendo de pena.

_¡Que me miran!

Gritó malhumorado.

Al llegar a mi aula noté a la exnovia de Subaru alrededor de unas chicas pues éstas la consolaba. Estaba llorando sin parar y al verme paró su llanto. Su mirada era fija en mí y sus amigas la imitaron.

Tal y como si fuera una marioneta se despegó de ellas para atacarme. Devié su mano de mis cabellos y salí de su órbita. Atacaba y atacaba sin parar y yo simplemente no me dejaba tocar y huía. La pelea terminó cuando Ayato entró.

_¡Se puede saber que haces Misaki!

_Tu...

Dejó de atacarme y despacio se acercó a él. Todo aparentaba que le daría un beso, pero un ilo de sangre comenzó a brotar de su boca.

Al apartarse el vampiro frente a ella estaba con una daga incrustada en su abdomen.

_Aaaah.

El aula fue llenada por los gritos de mis compañeras mientras que la culpable escapaba. Ayato reposaba en el marco de la puerta mientras tocaba su herida.

Todos estaban en chock sin saber que hacer. Si supieran que algo tan pequeño no puede matarlo no formarían tanto drama.

En silencio hice que uno de sus brazos reposara en mis hombros y le ayudé a caminar hasta la enfermería.

_¿Por qué eres tan dramático y no caminas por tu cuenta? Los vampiros no pueden morir por esta tontería.

_Que no podamos morir por esto no significa que no duela.

Llegamos a la enfermería y esta estaba vacía.

_¿Pueden curarse si beben sangre no es así?

_Si...

Desabroche los primeros botones de mi blusa y quité mi saco. Bebe un poco de mi sangre hasta que te cures. Y que te conste que nunca más la tomarás.

_Ja. Dudo que tu sangre sea tan deliciosa como dice Subaru.

Me senté a su lado en la cama y le ofrecí mi cuello. Con brusquedad me atrajo a sí y me mordió.

Uno... dos... perdi la cuenta de los desesperados tragos. Al colmo de perder la consciencia.

Al despertar estaba tapada y Subaru me esperaba.

_¿Se puede saber por qué estás aqui?

_Apuñalaron a Ayato. Lo llevé hasta aquí y bebió mi sangre para curarse. Eso es todo.

_Sé que tú se la ofreciste.

_Y qué si es así.

_¿Te gusta Ayato?

Cierto olor despertó los sentidos del albino. Su hermano estaba serca. Escuchando la conversación.

_Como podría gustarme ese casanova idiota y prepotente. Usa a todas como juguete. No dudo que la chica que le dio la puñalada él simplemente se cansó y la desechó. Nunca estaría con alguien como él.

_No quiero que él beba de nuevo tu sangre.

Sus rodillas separaron mis piernas y una mordida en mi pecho me sobresaltó.

El olor se desplazó por el lugar enloquecido al pelirrojo y exacerbando su sed.

_Eres mía...

Gruñó Subaru.

_A quien prefieres de Ayato y yo.

_A ti...

_¿A quien le perteneces?

_Creo que te estás equivocando Subaru.

Elevé mi cuerpo sobre mis antebrazos y estando serca de su rostro...

_No te pertenezco. Ni a ti ni a nadie. Mi cuerpo, mi sangre y mi amor se los doy a quien quiera. Y si decido que no quiero ofrecertelo. No lo haré.

Logre salir a pesar de que su cuerpo me acorralaba. Terminé de vestirme y salí sin esperarlo.

Tiempo después una risa sínica se hizo escuchar.

_¡De qué te ríes idiota!

_Eres patético hermanito. ¿No puedes controlar a una simple humana?

_¿Y tú estás loco por hacerlo no es así?

_Su sangre es deliciosa. Debo admitirlo. Y si. Me encantaría hacerlo.

_No te lo permitiré.

_Siempre e conseguido lo que quiero. Y si quiero tenerla. Si quiero hacerla mía. Si la quiero a mis pies sin que desobedesca ninguna de mis órdenes. Lo haré.



Novia de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora