Cartas de un acosador

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A transcurrido un mes desde nuestro acuerdo. La convivencia ya no es tan difícil y a pesar de sus protestas a cumplido mis órdenes. Mis estudios estaban muy bien pues solo sacaba notas altas. Pensaba que mi vida era perfecta hasta que esas cartas llegaron.

_En verdad que me impresionas. Tener el control completo de Ayato. Que privilegio.

¿Que? ¿Cómo es que sabe eso? No le he dicho a nadie. Ayato es muy orgulloso. Nunca diría que poseo total control sobre él. ¿Entoneces cómo?

Preocupada me dirijo a mi aula. Y por mucho que piense quién pueda ser no hayo respuesta.

_Ayato. ¿Le dijiste de nuestro trato a alguien?

_¡Que! ¡Como si me gustara que alguien supiera de él!

Esa duda atormentaba mi cabeza. Y como siempre. Creaba en ella las peores situaciones. ¿Quien era? ¿Quien?

_Chichinachi. ¿Para cuando la comida?

_Voy.

Trataba de bajar de mi cama y Ayato me acorraló sujetando mis manos.

_¿Que te pasa? Dímelo.

_No pasa nada. Estoy bien.

_No lo estás. Estuviste normal en la escuela pero al llegar a casa te desplomas. No quieres salir a ningún lado. ¡Parece que te quieres echar a morir! ¡Dime de una vez qué te pasa!

_... Parece que alguien...

Una punzada en mi pecho no me dejó continuar. Esa persona. No sé cómo. Pero quizá esté escuchando esta conversación.

_No es nada. Iré a bañarme.

Al día siguiente. Encontré un sobre en mi escritorio. Al abrirlo vi una foto de Ayato y mía en mi cuarto. Justo en el momento en que casi le cuento todo.

Atrás de la foto había algo escrito.

_Como podrás comprobar. Puedo verte. En cualquier momento. En cualquier lugar. Ah. Tengo que admitir que ese sujetador rosa te queda de maravilla.

Llena de miedo busqué como loca si alguien me observaba pero no encontré a nadie.

Tengo miedo. Este tipo. Más que vergüenza pues de seguro me vio desnuda. Bien puede fotografiarme y amenazarme con ello.

En un espacio al final d la nota escribí.

_¿Por qué me haces esto?

Lo dejé bajo mi mesa esperando una respuesta al día siguiente.

_Eres tan linda. Tan delicada. Sin embargo. Has humillado a mis molestos hermanos. Algo que ni yo e podido hacer. Te admiro. Por eso quiero conservarte para la eternidad. Yui san. ¿Quieres ser mi muñeca?

Tomé mi bolígrafo y le dejé otra nota.

_No. No lo quiero ser. Por favor detente.

Al día siguiente quedé petrificada del miedo.

Eran fotos de mi madre y hermanos.

_Mi pobre muñeca. Debe ser hermosa tu cara de miedo en estos momentos. No puedo creer que seas tan ilusa para pensar que te dejaré ir. Es increíble el parecido que tienen tu mamá y tu. Se vería preciosa en un ataúd. ¿No crees?

No pude evitar que lagrimas salieran de mis ojos.

Mi madre, mis hermanos. Están en peligro de morir.

Secando el agua salada pensé en un modo de acabar  con esto. Y con sólo una frace. Estoy en manos de la muerte.

_Quiero verte.







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