—Pensaba que las botas me la iban a liar, pero han aguantado bien —comentó Marinette, sentándose al fin en una silla plegable y estirando las piernas.
—Ya te lo he dicho, eres tú la única que les ve defectos —aseguró Alya, haciendo fuerza para doblar el reflector en forma de ocho para luego solaparlo sobre sí mismo.
—Tal vez, pero estoy contenta —aseguró Marinette con una sonrisa cansada.
Para lucir ese traje se habían tenido que meter en la parte más silvestre del parque. No estaban seguras de que por ahí fueran a tener muchos sitios donde dejar las cosas y descansar así que se habían echado encima las mochilas llenas de los bártulos que la familia de Alya usaba en sus picnics.
El cascabel de su rabo de gato tintineó cuando se movió en el asiento y las capas de su vestido rosa generaron un suave frufrú con el movimiento, era uno de los sonidos favoritos de Marinette. No estaba acostumbrada a los vestidos palabra de honor, pero desde que había empezado con eso del concurso se había puesto más de uno. Seguían sin hacerle mucha gracia, sentía que el vestido no se le sujetaba bien al pecho, aunque era más cosa de sus propias inseguridades y no de las medidas. A lo que sí le había cogido el punto era a los puños que había cosido para la parte superior de sus brazos, le habían quedado bien y no se había tenido que pasar toda la tarde recolocándolos. Lo único que realmente la estaba volviendo loca era la peluca rosa que llevaba, le picaba y no terminaba de ubicarla como quería ni conseguía que las orejas quedaran del todo bien, y eso que se había puesto un montón de horquillas para que no se moviera nada del sitio.
—Me alegra ver que estás más relajada —le dijo Alya, cerrando la mochila con todo el material de la cámara y sentándose en la silla que había a su lado—. Si te soy sincera, tenía dudas de si ibas a poder hacer esto hoy.
—¿A qué te...? —preguntó Marinette confundida, pero le bastó una mirada de Alya para entender—. Ah, ya... Mi conversación con Adrien.
—Por cómo acabaron los ánimos, parecía más una discusión que una charla.
—Sí, bueno, supongo que fui una bocazas y Adrien se tomó a mal una cosa que le dije y, en fin, todo se fue al traste —le explicó Marinette por encima—. Tendré que disculparme con él cuando lo vea.
—Vaya, pensé que estabas intentando aparentar estar tranquila, pero realmente lo estás.
—¿Y por qué no debería estarlo?
—Porque es Adrien.
—¿Y eso qué significa?
—Pues que es Adrien. Todo lo relacionado con Adrien parece que te alterara la gravedad. Pero aquí estás, toda tranquila y zen, ¿ha pasado algo?
—¿Por qué iba a pasar algo?
—Porque respondes a mis preguntas con más preguntas.
A veces el olfato de Alya para descubrir que algo raro estaba pasando la asustaba. Un poco nada más, pero lo suficiente como para hacer que su corazón pegara un salto. Le parecía un milagro poder seguir ocultándole secretos a su amiga, parecía que siempre le llevaba la delantera.
—Digamos que tuve una noche bastante emotiva —explicó Marinette—. Me sentía faltal y me hinché a llorar, pero creo que después de eso he conseguido ver las cosas con otra perspectiva. Jamás he tenido la intención de hacerle daño a Adrien, mucho menos ayer, así que me disculparé con él y espero que pueda aceptar mis disculpas. Es todo lo que puedo hacer en esta situación.
—Oh, Marinette...
—¿Qué pasa? —preguntó Marinette divertida—. ¿Por qué me miras con esa cara de sorpresa?
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I'm a magical girl!
FanfictionLa incorporación de Adrien al colegio no solo había supuesto un cambio, sino que había llegado a poner su corazón patas arriba. Entonces Marinette se dio cuenta de lo importante que era que volviera a recomponer las piezas de su vida. No esperaba qu...