YSBLF: En sus cinco sentidos

Capitulo 6

"ESCUCHAR"

"Saber escuchar es amar
poder ponerse en el lugar
de la otra persona
sentir con el propio corazón, lo que la emociona, la lesiona.
Saber escuchar es comprender, ser empático,
compasivo y sobre todo querer
ayudar a la otra u otro a crecer.
Saber escuchar es entregar
lo mejor de ti incondicionalmente,
desinteresadamente, voluntariamente.
Reír con el que goza
Y llorar con el que sufre,
ser ese pañuelo de lágrimas y ese aliento a la persona que estimas.
Saber escuchar es descubrir
la maravilla de ser únicos,
con nuestra unicidad y complejidad
con nuestros miedos y enredos, con nuestra alegría de vivir.
Solamente si me siento comprendido, no juzgado,
tendré el potencial de estar mejor
de tomar sabias decisiones y crecer como persona
controlando mis emociones.
Así que escucha amorosamente
en alma, cuerpo y mente,
no juzgues, comprende, ama auténticamente."

- Saber escuchar, Emiaj.

POV ARMANDO

No sabía cuánto había tiempo pasado, quizás media hora, y nosotros seguíamos mirando el mar. La cabeza se me llenaba de preguntas, pero no quería romper ese momento tan preciado en el que se podía escuchar más fuerte que las olas, el latir acompasado de nuestros corazones.

Beatriz tenía su cabeza apoyada en mi hombro, y la mirada perdida en la infinidad del vasto mar. Me odié por tener que ser yo el que acababa con ese momento, quien la sacara de esa ensoñación, pero no podía seguir pensando teniendo las respuestas tan cerca mío.

- Beatriz... - le hablé despacio - Betty, está oscureciendo, ¿Le parece si entramos a la cabaña?

- ¡Ay doctor, que pena! - dijo despertando de sus pensamientos - Si, vamos debemos hablar.

Y sin más, levantamos todo y nos dirigimos a la cabaña que yo había alquilado.

Abrí la puerta y Beatriz se quedó parada en la entrada, tímida, como pidiendo permiso.

- Adelante Betty, siéntese en la sala - la invito - ¿Quisiera algo de tomar?

- Un jugo está bien doctor - me responde aún timida

- Claro que si Betty, ahora se lo traigo - le digo, dirigiéndome a la cocina.

Me serví un vaso de whisky y le preparé su jugo de mora con hielo, con mucha rapidez, ya que empezaba a oír otra vez esas voces en la cabeza.

- ¿Y ahora? ¿Que mosca le picó a esta? - Preguntó la voz aguda.

- ¿Y a tí que te pasa? Si hasta ayer querías que la llamara - respondió la grave.

- Si pero tampoco es como que un día aparece así como si nada... Debes hacerte rogar cabezón.

- ¿Hacerse rogar? ¿Para que se vuelva a ir? Que jartera contigo, ni sabes porqué viene, quizás es para pedirle que se vaya más lejos.

Al salir de la cocina, la visión que me encontré fue sublime. Beatriz estaba en el recibidor del frente fuera de la sala, sentada en los almohadones del piso y mirando el mar, como embelesada, digna de una postal. Me acerqué sigilosamente, para no interrumpir sus pensamientos, y me senté junto a ella.