Capitulo 7

496 40 104
                                    


"MÚSICA"


"¿Cuándo fue la última vez que te besaron tanto
Que dijiste mi nombre?
¿Cuándo te gano el orgullo y escogiste el llanto
Por no perdonarme?
¿Cuándo fue la última vez que un simple deja vu
Me llevo hasta tus brazos?
¿Cuándo?
¿Cuándo fue la última vez que te quisieron tanto?
¿Cuándo?
¿Cuándo te gano el orgullo y escogiste el llanto?
¿Cuándo?
Si se sano tu herida, borra también la cicatriz"

- "Cuando" Galería Caribe, Ricardo Arjona.

POV BEATRIZ

La noche con don Armando fué muy placentera y la charla muy amena, como nunca antes habíamos tenido. El me confesó con mucho dolor lo que había sentido los meses que duró mi indiferencia desde que encontré la carta, hasta ese día, donde parecía que toda la tortura para ambos ya había terminado.

Hasta ese momento y a pesar de lo que me había contado doña Marcela, no me había detenido a pensar en la magnitud del dolor que el sintió cuando yo huí, ya que aunque sabía que había sufrido después de la charla con ella, verlo llorando, y escucharlo de su propia boca, no hacía menos que romper mi corazón en pedazos. Ya había intentado hablar conmigo, ya lo había visto llorar al confesarme sus sentimientos, pero esta vez todo tenía otro sentido.

Renació en mí ese inexplicable sentimiento de protegerlo, aunque ahora era más fuerte. Si pudiera, lo metería dentro de una burbuja para evitar que nada lo lastime. Lo abrazaría hasta saber que el mundo es nuevo.

Eso era lo que don Armando generaba dentro de mí en ese momento.

Por mi parte yo... Yo aún estaba rota, pero con remaches en el corazón.

Antes de que el se marchara nuevamente a su cabaña, y de romper el abrazo que nos unía, se lo hice saber.

- A partir de ahora, ya nunca más estará solo, ¿Lo sabe? - le dije al oído.

- Gracias Betty, usted es la única persona que quiero a mi lado.

Y de esa manera nos despedimos hasta el siguiente día, y cada uno entró a su respectiva cabaña.

Los rayos de sol comenzaron a colarse por el pequeño espacio que dejaban las cortinas de la habitación, y eso fue lo que me hizo despertar. Me desperecé y empecé a recordar todo lo acontecido el día anterior ¡No había sido un sueño!

Casi de un salto me incorporé en la cama, ya no entraba más felicidad en mi cuerpo. Me asomé por la ventana de la habitación, y sentí como si el sol brillara más ese día.

Por un momento pensé en invitar a don Armando a desayunar, pero una voz dentro mío me habló.

- Tranquila Betty, ya habrá tiempo para eso, ve de a poco...

Y así con tranquilidad, me preparé un tinto y una ensalada de frutas, mientras pensaba en lo que seguiría. Para empezar, llamé a mi casa para reportarme.

- ¿Aló? - se oyó la voz de mi mamá del otro lado.

- ¡Aló mamá! - le respondí muy contenta.

- ¡Ay mija que bueno que llamó! Le iba a decir a Niquito que la llamara por celular.

- Disculpe mamá, es que ayer apenas llegué salí a dar una vuelta, y no se me hizo difícil encontrar a don Armando...

- ¡Que bueno mamita! Y cuénteme, ¿Pudo hablar con el doctor?

YSBLF: En sus cinco sentidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora