YSBLF: En sus cinco sentidos

Capitulo 8

"LA VISTA"

¿Pueden tus ojos ser mi guía?
Los he visto como dos faros en la oscuridad de la noche.
Ojos negros pintan mi destino,
De colores nunca antes vistos
Pintan de vida, mi vida.

¿Pueden tus ojos iluminar mi camino?
Los he visto en profundidad,
Tan negros que asustan
Pero no por miedo a su oscuridad,
Sino por temor a ya no verlos nunca más.

- "Tus ojos, Abigail Lgaas"

POV Beatriz

La confesión de don Armando respecto a lo que fue el comienzo de nuestra historia, me dejó aturdida. Dentro mío pensaba que había logrado asimilar todo lo ocurrido, y si bien estos días junto a él ayudaron mucho a soportar la charla ya no tan "amena" como las anteriores, los sentimientos seguían siendo confusos y contradictorios.

Por un momento pensé que no lograría terminar de escuchar su parte de la historia, pero luché contra mis miedos y demonios, era estúpido salir corriendo una vez más, ya había huido por bastante tiempo y eso sólo me había llevado a un callejón donde mi única escapatoria era tirar abajo la pared de rencor que yo misma había creado, con razón según yo en su momento, pero que hoy sabía que era totalmente infundado.

Además se lo había prometido, no volver a dejarlo solo nunca más, el ya había pagado y con creces sus errores, después de saber lo mal que lo había pasado, no podía sumarme a la lista de personas que dicen quererlo, pero lo dejaron sólo cuando más apoyo necesitaba, no otra vez.

Aunque al principio estábamos nerviosos y costó iniciar la charla, por fin el hielo se rompió.

- Si doctor, recuerdo perfectamente ese día - respondí con seguridad y un poco fastidiada a la vez - yo les conté cuál era mi relación con Nicolás, aunque no era mi deber informar sobre mi vida personal.

- Claro que no era su deber Betty, eso no está en discusión ahora, si fue desde ahí cuando comencé a cometer el peor error de mi vida - dijo sonando un poco desesperado - Pero Betty, yo no se que pasó conmigo, cuando Berta me dijo que era su novio tuve un sentimiento de malestar que no sabría explicar que fue...

- Vamos doctor, no me vaya a decir que se enamoró de mí en ese momento porque no se si llegamos a tanto - le digo, con una sonrisa que estoy conciente, se veía sarcástica.

- Claro que no Beatriz en este momento ya no estamos para mentiras, ¿No es así? - me dijo con una sonrisa triste, y en el instante la culpa me invadió.

- Lo siento don Armando, yo no quise...

- Está bien, no es menos de lo que merezco.

- Claro que no, no es así, yo no vine aquí para torturarlo, para hacerlo sentir peor de lo que se que se siente, yo vine a escucharlo.

- Y le repito que usted, Beatriz, ha sido muy generosa conmigo por permitirme contarle mi verdad, aunque sea demasiado tarde.

- Eso no lo sabemos... - dije tan suave, que no sé si no me escuchó, o prefirió no perder el hilo de la charla.

- El punto es que no puedo explicar a día de hoy lo que realmente me ocurrió en ese momento, y aunque quise mentirme a mi mismo diciéndome que era por la empresa, de lo único que estoy seguro es que no era por eso. Quizás era el destino que me vaticinaba lo que me ocurriría después.

- ¿Lo que le ocurriría después?

- No sea ansiosa, picarona - dijo con una sonrisa traviesa.

Por un momento esa sola palabra me descolocó, me sentí desorientada y no supe cómo reaccionar, con esa simple palabra me había hecho retroceder en el tiempo y nuevamente los fantasmas del pasado peleaban con las ganas de que eso acabara justo en ese momento, dejar todo el dolor atrás y comenzar esta historia otra vez, pero eran los recuerdos que el mismo estaba reviviendo los que me hacían retroceder en lo poco que alcanzábamos avanzar. Era como si camináramos un paso, y retrocediéramos dos. No fui conciente de que si mi cara o mi postura corporal habían cambiado en ese momento, pero al parecer él se percató de mi batalla interna, y decidió intervenir.