capítulo 2

34 3 3
                                    

Volvamos al presente.

Como les decía, me encuentro corriendo a una velocidad que ni yo sabía que era capaz de alcanzar. Eso en consecuencia de meterme donde no me corresponde.

Para ponerlos en contexto, me encontraba sola, sin refugio, en medio del bosque. Hace días venía durmiendo bajo la intemperie, colocando algunas trampas caseras que producían sonido ante la presencia de algún mordedor.
Que ¿cómo perdí el anterior refugio? Pues días atras, la astuta e inteligente Bella había salido a recorrer el perímetro y no supo cómo regresar.
Si, ríanse, yo también lo haría.

De los prominentes árboles pendían las últimas hojas ante la inminente llegada del invierno. El sol caía en el horizonte, dejando un tinte anaranjado sobre la superficie, y el descenso de temperatura ya se hacía notar. Había pasado el día entero buscando provisiones sin éxito alguno. Quedaban las últimas reservas en la mochila, y eso comenzaba a preocuparme.
A lo lejos divisé lo que parecía un campamento abandonado. Sin dejar mucho espacio a la duda, me adentré con cautela en uno de los toldos improvisados. Examiné el estrecho lugar y apenas encontré una lata de frijoles. Puaj... No eran de mi preferencia, siempre los apartaba en las comidas que hacía mi madre, pero en este momento pasarían a ser mis favoritos.

Cuando estaba saliendo del toldo, logré divisar a lo lejos unas robustas siluetas acercándose. Con mucha cautela, para evitar emitir cualquier tipo de sonido, comencé a caminar a gachas en dirección opuesta.

-¡Por allí! -exclamó una voz masculina a lo lejos.

¡Demonios! Volteé mi cabeza por un segundo y logré visibilizar tres figuras masculinas. Casi instintivamente eché a correr con todas mis fuerzas, como una gacela huyendo de su depredador.

-¡Disparen! -escuché el grito exasperado de uno de ellos. Mi corazón se detuvo por un instante pero volvió a arrancar enseguida. No podía abandonarme en este momento.

¡Ahg! Ahogué un gemido de dolor en el momento en que una flecha rozó mi muslo izquierdo. Con una mano oprimí la herida y noté como comenzaba a sangrar.

Parecía que no iban a desistir. Mis piernas estaban demasiado cansadas como para continuar por mucho más tiempo, y el oxigeno que podía obtener en cada inspiración no era suficiente. Seguía corriendo en zig zag para evitar ser alcanzada nuevamente por algún proyectil, no sabía si esa técnica era en verdad eficiente, pero lo había visto en alguna película y tenía que probarlo. Al cabo que no tenía otra opción.

Unos cuantos metros más adelante, me topé con una especie de arroyo que cortaba el bosque a la mitad. ¡Si! Sería la única oportunidad que tendría para perderlos de vista.

El arroyo estaba seco casi en su totalidad, y me dejé caer como en un salto al vacío. No se preocupen, no era tan profundo como para provocar una fractura expuesta de tibia. Visualicé a unos pocos metros a mi izquierda, una especie de caverna dentro del arroyo que estaba tapada por las ramas tupidas que colgaban desde arriba. El suelo lodoso oponía resistencia a mi paso apresurado por esconderme. Así mismo logré resguardarme allí, justo antes de que los salvajes aparecieran en el arroyo. Hecha una bolita tratando de no emitir sonido, rogaba que no se detengan mucho tiempo examinándolo.

Para mi suerte, pocos minutos después escuché a uno de ellos ordenar la retirada y me pareció una excelente decisión. Por si acaso, esperé un poco más antes de abandonar el escondite. En mi mente creía que podía ser una buena estrategia fingir que se habían ido cuando en realidad seguían ahí esperando por mi. ¿Quizá si había visto demasiadas películas, no?

Finalmente, tal ocurrencia solo había sido producto de mi imaginación y ya no había rastro de ningún alma allí.

El sol ya se había escondido en el horizonte, la oscuridad comenzaba a adueñarse del bosque haciendo que mi visión se reduzca cada vez más. Encontrar refugio se estaba haciendo cada vez más difícil.

Cuando mis esperanzas comenzaban a desvanecerse, una pequeña cabaña apareció como por arte de magia frente a mis ojos.

Oh gracias Dios.

Solté un pesado suspiro. Ahora debía adentrarme otra vez en territorio ajeno, para confirmar o rechazar la hipótesis de posible "lugar abandonado". A estas alturas mi fe en algún Dios era casi nula, pero en ese momento ya iba por la quinta Ave María, rogando que no tenga que enfrentarme con alguien otra vez en el mismo día.

Comencé a inspeccionar el terreno con sigilo, solo había un par de mordedores al rededor. Para asegurarme de que no se encuentre nadie dentro, se me ocurrió arrojar un cascote a la puerta de entrada. Lo sé, yo tampoco creo que haya sido la mejor idea, ni mucho menos la más valiente. Solo conseguí que los muertos vivientes se acercaran aún más a la cabaña. Rodeé la misma por detrás y logré divisar una pequeña ventana, la cual estaba tapada desde adentro por una tela oscura, pero había una porción libre que me dejaría ver hacia el interior si tan solo hubiese luz adentro.
Al fin terminé de convencer a mi cerebro que debía entrar, o terminaría muriendo de hipotermia si seguía durmiendo en la intemperie con las próximas heladas.

Me encargué de limpiar la zona con cautela antes de ingresar a la cabaña. Fueron cuatro los que derribé sin mucho esfuerzo con el pedazo de fierro que cargaba conmigo, para evitar hacer ruido y atraer a otros. Me dirigí a la puerta algo desvencijada, giré el picaporte delicadamente. Lo único que se escuchaba en la quietud de la noche era mi respiración agitada.

Me adentré con valentía, al mismo tiempo que mis piernas temblaban de miedo. Con una mano sostenía mi pistola, a la cual le quedaban las últimas balas, y con la otra la diminuta linterna que tenía. Revisé los costados con rapidez y cerré la puerta detrás de mí.

Eché un vistazo rápido, y daba la impresión de que no había sido habitado en un buen tiempo, ya que se encontraba decorado por telarañas y polvo por donde se mire. Trabé la puerta con la mesa de madera que estaba cerca. No es que había mucho para elegir, tan solo un sillón roto en el medio y algunas repisas de madera en una de las paredes.

Bien. Ahora quedaría esperar a que la persona que había habitado este lugar en algún momento, no se le ocurra regresar mientras descanso plácidamente en aquel sofá. Podía estar infestado de pulgas, pero decidí a tomar el riesgo.

Siempre me costó dormir en un sitio diferente a mi hogar, o en la casa de alguna amiga cuando nos quedábamos disfrutando de nuestra "noches de chicas". Pero hacía días que no conciliaba el sueño profundo y estaba tan cansada que ni bien me recosté, quedé dormida casi al instante.

....

Un nuevo día amanecía, se oía el canto de algunos pájaros a los lejos. Nunca pude reconocer a qué especie pertenecía cada uno, pero admiraba la gente que lo hacía. Por fin, después de mucho había podido descansar y reponer las energías que ahora parecían abundar en mi cuerpo. Con entusiasmo me dispuse a escudriñar la cabaña en busca de algún material comestible, o cualquier cosa que pudiera servir.

Hurgando en uno de los cajones de la pequeña alacena empotrada, encontré un cuchillo algo particular con el mango de madera repleto de diminutas flores talladas. Sin dudas lo llevaría conmigo, puesto que aparte de ser muy bonito, había perdido el mío tiempo atrás luchando contra un grupo de mordedores. Ahí mismo hallé dos latas de guisantes y otra sin etiqueta que rogaba que fueran duraznos en almíbar. Lo averiguaremos.

Mucho más no había por revisar. Puesto que era una sola habitación que apenas tenía una separación para un pequeño baño, cual inodoro era un agujero en el suelo. Encontré una pila de libros en la esquina que estaba a metros del sillón y me dispuse a examinar en ese mismo momento. Estas cosas no suceden todos los días.

¡Guau! La excelentísima obra de León Tolstói, Ana Karenina, se encontraba entre el cúmulo de libros. Lo cargaría conmigo para leerlo en algún momento. Continué inspeccionando la pila cuando de repente...

¡Paf!

Se sintió un estrepitoso golpe seco que hizo caer la puerta.

.

.

.

Segundo capítulo de Corazones Perdidos ♡

Si les está gustando la novela, no olviden hacermelo saber en los comentarios, y dejar una estrellita. Eso me motiva a seguir escribiendo, y actualizar más rápido para que puedan leer fluido ♡

Recuerden que pueden seguirme en Instagram, volandosobreelmar, donde tengo algunos otros escritos también.

Te mando un abrazo gigantesco!

J.I.M

Corazones Perdidos - Negan TWDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora