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3 Meses antes.
20 de Agosto, 1979.

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Cinco

– Buenos días niños, ¿Como se sienten hoy?

Me levanté ante las palabras del Dr. Brenner; Papá. Todos nos pusimos en fila, no era difícil ya que cada uno sabía su número correspondiente, tomé a Once de la muñeca y la coloque en su lugar como lo hacía todas las mañanas. Ella es muy tímida, era rara la vez en la que ella hablé pues no conoce muchas palabras como todos aquí. Sin importar sus actitudes conectamos muy bien pues cuándo la conocí estaba sola jugando con los pequeños bloques rojos, indefensa. Desde entonces nos volvimos inseparables.

– ¿Como se encuentran hoy? – Papá repitió. El Dr. Brenner tenía una pizca de entusiasmo en sus ojos, Papá nos tenía una vida muy limitada en el encierro del Laboratorio. Bueno, lo único divertido son las prácticas ya que es ahí donde comprobamos quién es el más poderoso de todos nosotros y para mí mala suerte esa no soy yo.

– Bien Papá –. Respondimos todos al unísono.

Dos chasqueó la lengua es el más impaciente de todos nosotros, de seguro quiere ir ya a las prácticas para humillarnos, humillarme me he dado cuenta que es su pasatiempo favorito.

– Bien, síganme por favor.

Mire de reojo a Once, se veía entusiasmada a la vez nerviosa, igual que yo para mí las prácticas son difíciles, pues siempre estoy nerviosa y me desconcentro.

Cuando íbamos rumbo al cuarto de prácticas Dos se acercó a mí con una sonrisa burlona.

– Ten cuidado Cinco no querrás matar alguien –. Dijo riendo junto a Seis y Cuatro, su pequeño grupo de tarados.

En el fondo muy en el fondo, Dos tenía razón, tenía que tener cuidado, la última vez casi aniquilo a una enfermera con mis poderes, no quiero que suceda otra vez.

Tranquila cinco lo harás genial ¿Verdad?

Salí de mis pensamientos, no me di cuenta que ya estábamos en la sala de prácticas, mis nervios se pusieron de punta de inmediato.

– Bien, comenzaremos en orden, por números –. La voz de Papá resonó en todo la sala haciendo eco en mis oídos, gracias a eso hizo que me pusiera más nerviosa de lo que ya me encontraba –. Lo primero que harán será mantener a este pequeño – Explicó mientras ponía en la mesa a un conejo blanco –. En el aire quién lo logré por más tiempo se ganará un premio.

– ¿Que tipo de premio, Papá? – Habló Dos haciendo que todos lo mirarán a él para después ver a Papá.

– Es una sorpresa – Dijo con una pequeña sonrisa.

Dos miró a Cinco de forma burlona, eso hizo que Cinco se pusiera más ansiosa de lo normal.

– De acuerdo, Dos inicias tú.

En el interior de Cinco ella trataba de tranquilizarce, pues por más mínima que sean las prácticas para ella eran todo un desafío ya que no controlaba sus poderes.

Para Once y Cinco las pruebas pasaron más lento de lo normal.

– Muy bien Cuatro. – Dijo Papá – Vuelve a tu lugar.

Cuatro regreso a su lugar, al lado de Cinco, mientras se reía de ella, claro, sin que nadie se diera cuenta más que solo Cinco.

Cinco no le dio gusto a Cuatro, sí, en el fondo ella estaba nerviosa pues sabía que iba a fallar, pero no hiba a dejar que Cuatro logrará su cometido, hacerla sentir mal.

Suya - Violet HopperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora