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Peter.

Lamo mis labios, tomó de la muñeca a Cinco quién solo me observa atenta a mis movimientos, me siento en la orilla de su cama y hago que ella se siente a horcajadas sobre mi regazo. Cinco lleva sus manos a mi cuello y comienza acariciarlo con lentitud haciendo que una corriente de energía pase por todo mi cuerpo estremeciéndome.

Cinco me mira de una manera inocente y con un brillo en sus ojos una sonrisa se extiende sobre mis labios llena de picardía, se lo que quiere.

Acercó mis labios a su cuello y dejo besos húmedos de abajo hacia arriba, paso por su mandíbula hasta llegar a sus labios, chupó su labio inferior y ella jala hacia atrás mi cabello gruñó ante el ardor, aprieto mi agarre de sus caderas y la presionó contra mi cuerpo.

Estampó sus labios contra los míos y la besó con todas las ganas que traigo. Nos besamos como si no hubiera un mañana. Sin poder contenerme adentro mis manos sobre su bata y acarició sus muslos para luego dirigir mis caricias a los lados de sus caderas mis manos frías la estremecen bajo mis toques con curiosidad subo mis manos hasta sus pechos, lentamente rozó mis dedos contra sus pechos, sonrió con satisfacción al oír un pequeño jadeo involuntario salir de sus delicados labios.

Comienzo a mover mis dedos sobre sus pechos, Cinco involuntariamente comienza a mover sus caderas sobre mi intimidad, de arriba hacia abajo gruñí ante sus pequeños e inexpertos movimientos, si seguimos así no creo que podamos detenernos. Nuestras respiraciones se vuelven desesperadas a medida que avanzamos, Cinco gime al pequeño apretón que le doy a sus pechos.

—Adictiva,—digo mientras me pongo de pie, —quiero hacerte sentir, Cinco.

Cinco me observa con atención mientras sus ojos recorren todo mi cuerpo, mierda se ve jodidamente atractiva. Con un movimiento suave la pongo de pie y tomó la cremallera de su bata al momento de hacerlo Cinco se tensa al ver lo que intento hacer.

—¿Que haces, Peter?—su tono de voz era casi un susurró.

—Confía en mí, Cinco.— Eso fue suficiente para que ella dijera sí con la cabeza.

Baje la cremallera Cinco no apartó su mirada de mis ojos, la bata cayó sobre sus lados hasta el suelo, su cuerpo se estremeció al sentir el frío llegando cada parte de su piel descubierta.

—Recuéstate en la cama y tócate.

Sin volver a repetirlo, Cinco me obedece. Ella se recuesta en la cama en una posición cómoda, apartó mis ojos de los suyo y recorro cada rincón de su cuerpo. Su piel es muy blanca, cualquier tipo de presión llega a dejarle un ligera capa de enrojecimiento sobre esta, las ganas de querer morderla, apretarla hasta ver arder su piel bajo mi tacto, quiero verla marcada por mí y solo por mi.

Contempló sus caderas y sigo sobre su cintura, mi mirada sube a sus pechos descubiertos. No son tan grandes ni tan pequeños, tienen un tamaño adecuado de apretarlos y dejar marca sobre ellos.

La examinó de arriba a bajo, su expresión grita confusión no sabe qué hacer en realidad, me quedo en silencio quiero seguir estudiando su cuerpo no quiero olvidarlo, quiero guardarme cada rincón de este en mi cabeza.

Describir lo que siento en este momento va más allá de cualquier creencia del ser humano despreciable. Nadia la ha tocado. Le daré el privilegio de que ella sea la primera en tocarse, yo seré su primero para todo, fui su primer beso y seré su primera vez y última. Ella emana un olor tan puro, inocente, intacto, yo seré quién rompa cada una de sus paredes incorruptas, quiero cuidarla del mundo aquel que está corrompido y es despreciable, ella es tan pura, delicada no pienso dejarla ir de mi lado, nunca.

Suya - Violet HopperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora