Capítulo 7

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Estando ahí al pie de una montaña en lo que parecía un bosque, todo estaba tranquilo hasta que la tensión se empezó a crear dentro de mí cuando Liana habló.

—Está aquí —fue lo que dijo

— ¿Quién? ¿Además de nosotros? —cuestionó Evelyn

—Annabeth —contestó Miles seguro de él mismo a lo cual solo hizo que me pusiera nerviosa

—No se muevan de aquí, y que no toque a la elegida —fue la orden que dio Liana para después adentrarse en el bosque dejándonos a nosotros cuatro atrás

— ¿Cómo nos encontró? —nos preguntó Miles

—La sangre de la elegida —dijo Evelyn a lo que volteé a verla con una ceja arqueada, estoy confundida

—Sí, sí tuvo al menos una vez contacto contigo tiene tu sangre y pueden rastrearla —dijo Catherine

Se escuchó un grito, de desesperación, dolor, angustia o todo eso junto, era un grito de miedo, miedo puro, de momento vimos a alguien salir del bosque, no era Liana, no era Annabeth, era un chico.

— ¡Ayúdenme! —dijo desesperado, estoy segura de que diría algo más, pero dio un suspiró y después continuo — ¿Alanna? —dio un suspiro nuevamente parecía aliviado — ¿Alanna Cavanaugh? ¿Cierto? —sonrió, el chico llevaba un collar con una piedra roja, realmente preciosa y yo solo asentí, pues no podía dejar de verla

— ¡Alanna! —gritó Miles — ¡Aléjate de ese tipo! —volvió a gritar

No podía, algo en esa piedra me hacía acercarme a él, la piedra era hermosa, brillante, quería agarrarla

— ¿No se da cuenta? —dijo alguien a lo lejos, era Evelyn

— ¡Despierta! —gritaba Catherine

—Ven —decía el chico —Acércate no me temas —susurraba

— ¡Alanna! —gritó Miles interponiéndose entre el chico y yo para después clavarle una daga justo en el corazón

— ¿Qué paso? —dijo confundida — ¿Qué sucedió? ¿Por qué lo mataron? —continúe mientras gritaba

—Un poseído —dijo Miles

— ¿De qué hablas? —cuestioné

—Son humanos manipulados por demonios —dijo Catherine

—Normalmente son los que hacen tratos, los demonios toman sus cuerpos para llegar más fácil a ti y poder matarte, así la tierra no tendrá salvación —añadió Miles mientras limpiaba su daga

— ¿Por qué no me di cuenta de que era un demonio? —dije preocupada

—La piedra —dijo Catherine señalando al colar del chico —Está hecha para distracción —continúo

—Así es más fácil atraerte —dijo Evelyn mientras tomaba la piedra y clavaba la daga en ella

— ¡Hey! —gritó Liana a lo lejos —No hay señales de Annabeth podemos ir tranquilos —ya estaba frente a nosotros pero se detuvo a mirar al chico tirado en el césped, muerto, y las manos de Miles llenas de sangre —¿Poseído? —preguntó

—Poseído —confirmó Miles

—De acuerdo —suspiró —Andando, no hay nada más que ver —dijo

Caminamos durante media hora hasta que por fin vimos algo que jamás creí que llegaríamos a ver, pues la caminata se hizo eterna para mí.

— ¡Miren! —exclamó Catherine — ¡Una cabaña! —volvió a gritar

—Debe ser ahí —susurró Evelyn

La cabaña estaba a unos 2 metros de donde estábamos, Catherine salió corriendo junto con Evelyn y Liana iba detrás de ellas, Miles y yo, nos quedamos atrás.

—Gracias —dije en el tono más amable que pude

— ¿Por qué? —contestó mirando hacia abajo

—Por salvarme la vida —le digo

—No hay de qué, pero, ese es mi deber —continúa diciendo

—Fuiste muy valiente —le dije sonriendo

—Una cosa es ser valiente y otra muy distinto es aparentar serlo —contestó esta vez viéndome directo a los ojos

— ¿A qué te refieres? —le dije confundida mientras también lo veía a los ojos

—Estaba aterrado —dijo mientras bajaba la mirada

—Entonces ¿Cómo venciste tu miedo? —dije tomándolo de la barbilla para que pusiera su mirada en mí, me gusta cuando sus ojos azules conectan con mis ojos marrones

—Por ti —dice al fin viéndome a los ojos

— ¿Por mí? —pregunté soltándolo de la barbilla

—Cuando estoy contigo me olvido del miedo, me haces fuerte, enciendes algo para protegerte, me convierto en una barrera protectora, porque, no me permitiría que te lastimaran, no por mi culpa, me aterraba más el hecho de que pudiera perderte —terminó de decir

—Miles, yo... —no me dejo terminar

—No digas nada, yo diré lo que necesitas saber —suspiró —Desde pequeño te conocí, todos nosotros sabíamos de ti, aunque no sabía de Evelyn y Catherine te observaba, me enamoré de ti, cuando tenías 4 y yo 5 años, y uno no elige de quien se enamora, solo pasa —terminó de decir para después esbozar una sonrisa

—Miles, tengo que decir que —no pude terminar, alguien habló

— ¡Hey! —dijo Catherine —Hay un problema —gritó mientras hacia una seña para que fuera

— ¿Problema? —volteé a ver a Miles y asintió así que fui al llamado de Catherine mientras lo dejaba atrás

Vi cuando Evelyn salió corriendo hacia él y escuché lo que decían pues me limité a caminar en lugar de correr, tal parece que Evelyn lo sabía.

— ¿Cómo te fue? —dijo mientras sonreía

—No creo que sienta lo mismo —sonaba realmente triste

—Eres lo mejor que le puede pasar —dijo como buena amiga

—Me gusta desde hace mucho tiempo —siguió diciendo

—Miles sabes que... —Evelyn no pudo terminar

—Pero correría el riesgo de que me rompiera el corazón —suspiró

No pude decirle a Miles que también me gusta, aunque llevamos poco tiempo de conocernos, siempre me ha defendido y siento como si fuera alguien que conozco desde hace tiempo, además sé que su cariño es sincero, sí realmente te quiere, haría todo por ti, incluso si eso significa, sacrificar su propia vida.

Algo me saca de mis pensamientos, pues llegamos todos cerca de la cabaña, todos estábamos enfrente de la puerta, en una fila de izquierda a derecha estaba Liana, Catherine, Evelyn, Miles y yo.

— ¿Cuál es el problema? —dije

—No se abre —bufó Liana

—Elegida —continuo Evelyn —Ábrela tú —dijo sin más

No tenía idea de cómo es que iba a hacerlo yo, pero sin preguntar nada, simplemente puse mi mano en la puerta, no tenía idea de cómo abrir esa puerta, era una puerta normal, así que tomé la perilla y empecé a girarla a lo cual esta comenzó a brillar y a destellar una luz blanca, a pesar de que lastimaba mis ojos pero seguía girándola, al final, se abrió.

Después de que todos habían entrado, cerré la puerta, todo era normal hasta que de momento alguien salió de un cuarto todos se quedaron sorprendidos, incluida yo, era ella, Linda Lancaster, la chica a la que creía desaparecida o muerta, esta frente a mí, estaba viva.

— Sabía que lo lograrías, Alanna —fue lo único que dijo y después sonrió 

La ElegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora