Capitulo 4

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Llegamos a la juguetería no había nadie pues estaba cerrada lo cual es extraño apenas son las 4:15 de la tarde y siempre está abierta a esa hora pero justo cuando entramos el grito de mi madre me sacó de mis pensamientos.

— ¡Liana! —fue lo que dijo casi en lágrimas

— ¿Segura que esta? —dijo mi padre

— ¡Liana! —volvió a gritar

— ¿Qué sucede? —dijo alguien saliendo de una puerta

—Elegida —dijo Liana, ya afuera de la puerta

—Esta lista —dijo mi padre

— ¿Qué no le han contado? —cuestionó

—Casi nada —respondió mi padre

—De acuerdo —susurró —Siéntate linda —me dijo mientras señalaba el lugar donde quería que nos sentáramos

A pesar de que estaba demasiado confundida y de que casi no entendía nada la seguí y me senté pero en ese momento me intrigaba algo, Annabeth.

—Yo soy Liana, tu protectora, en este mundo que conocemos existe otro muy distinto, el cielo y el infierno —antes de que pudiera continuar la interrumpí

— ¿Por qué no me dicen de una vez por todas? —pregunté

— ¿Decirte que? —dijo ella

—Lo que hizo Beatrice —contesté

—Se paciente y escúchala —interrumpió mi madre

—Bien —contestó Liana —Hace exactamente 10 años, los Lancaster, compraron una casa grande a las afueras de la ciudad porque no querían vivir donde estaba su trabajo, 1 año después la señora quedó embarazada de su única hija, Margaret Lancaster, los Lancaster esperaron 9 meses y cuando ella nació ellos fabricaron una línea de muñecas especiales para su hija, llamada " Gia Pánta" la línea de muñecas iba demasiado bien, pero Beatrice quería llevarlas a otro nivel, quería hacerlas aún más especiales para su hija y logró que cobraran vida —terminó de decir con un suspiro

— ¿Cómo lo hizo? —pregunté

—Beatrice logró contactar al infierno —dijo Liana —Pero se salió de control, las muñecas de repente se empezaron a mandar solas, estos diablos disfrazados empezaron a tomar su propio camino, y para detenerlo, Beatrice vendió su alma para proteger la vida de su hija, pero no fue tan fácil, tuvo que hacer otra promesa, otro pacto, vendió el alma de su hija y de todo aquel que llevara su sangre, aunque antes de que partiera al inframundo, logró contactar a un ángel y le dijo lo que sucedía, fue así como cada Lancaster tiene un protector, somos ángeles, enviados para una misión —finalizó con una sonrisa a medias para después alzar la mirada hacia mi

—Pero —dijo haciendo una pausa para dar un suspiro pues todo eso me había confundido demasiado —No soy un Lancaster —añadí

—No —contestó —No lo eres, pero... —la interrumpí

— ¿Qué fue lo que me hizo Beatrice? —pregunté intrigada

—Ella no podía confiar en dejarle todos sus conocimientos a alguien de la familia, porque sabía que corrían peligro, por eso solo tú sabes cómo detener a las muñecas, pero tú debes elegir tu camino, enfrentar sola los problemas que conlleva ser la elegida o enfrentarlo con ayuda, nosotros te ayudaremos, si eso es lo que eliges —contestó Liana

—Yo... no sé... no tengo idea —dije casi temblando — ¿Por qué me los dejo a mí? —volví a cuestionar mientras mi voz estaba casi quebrándose, las dudas estaban comiéndome viva

—No sabemos porque eres la elegida, pero eres la única que puede detener esto —respondió

—Debes hacerlo —dijo mi madre, ya en lágrimas

—Vamos —dijo mi padre —Hazlo —añadió para después dejar que una lágrima resbalara por su mejilla

—Está bien —contesté insegura

—Entonces hagámoslo un hecho —añadió Liana para después voltear a ver a mi padre

—Toma la daga —dijo él sacando de su bolsillo izquierdo una navaja plateada

Liana tomo mi brazo e hizo una cortada en la palma de mi mano haciendo que mi madre rompiera en un llanto profundo, de momento mi sangre empezó a correr por la palma de mi mano hasta mi muñeca, empezó a volverse un rojo brillante, todo se empezó a hacer obscuro, y recordé lo que dijo Annabeth, que era valiente, inteligente, honesta, pacífica y algo altruista y dijo que no era nada de eso, supongo que ahora lo soy, estoy volviéndome valiente, estoy aceptando algo, que sé que corre riesgos no sé a que me enfrentare, solo sé que soy la única esperanza de la humanidad, y quizá la llave de la puerta de todos los misterios, estoy valiente porque estoy siendo altruista, estoy empezando a pensar un poco más en los demás que en mí, y también estoy siendo inteligente al hacer lo correcto, estoy lista para demostrarle a Annabeth que si soy todo lo que le dijeron que era, mi nombre es Alanna Cavanaugh y soy la elegida.

La ElegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora