Capítulo 41.

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Ellos son mi familia, papá.

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Addie

Todo sucedió demasiado rápido.

Mamá corrió hacía mí, levantándose del sillón. Todas las miradas se dirigieron hasta ahora a nosotras. Retrocedí unos cuantos pasos cuando sentí el brusco movimiento pero cálido de mamá abrazándome como si su vida dependiera de ello, mi espalda chocó con el pecho de Forest. Temí caerme por lo que él me sostuvo y también a mamá.

Acunó mi rostro con ambas manos mientras soltaba sollozos 

—Estas... oh, cariño, estas... —volver a ver el brillo de sus ojos era todo lo que necesitaba— cr-creí que... —no era tan difícil pensar que a estas alturas me encontraba muerta pero mamá no completó la frase simplemente se dedicó a llorar, a abrazarme aún más fuerte y a depositar besos en mi rostro.

Te extrañé mamá.

— ¡Mi niña está sana y salva! —Dio un brinquito de felicidad derramando lágrimas — ¿Pero cómo es que...? ¿Dónde estabas? ¿Cómo pudiste volver...? ¡Yo...! —no lograba completar ninguna oración. —Intentamos todo y nada funcionó. ¡Sabía que mi niña estaba viva, lo sabía!

Continuó 

—Si a ti te pasaba algo yo me moría, mi niña —sus ojos hinchados y rojos me observaban— no quería vivir si tú no estabas, no quería respirar porque simplemente nada sería igual si tú no te encontrabas. 

«Me-me llamaron... de tu trabajo... para decirme que no te habías presentado los días siguientes al lunes... —comenzó a contar parte de la historia, cerré los ojos concentrándome en el relato que diría— vine a verte al departamento y no te encontré..., tu padre vino inmediatamente, lo intentamos todo y aun así no suficiente...

No hicimos lo suficiente...»

De su boca solo salían balbuceos y creo que estaba más asustada porque yo no pude verla a los ojos y decirle la verdad, simplemente me dedique a llorar y a abrazarla. La necesitaba, necesitaba a mamá. 

Cuando papá se acercó alejó a mamá suavemente de mí y es entonces cuando me permití que las arrolladoras emociones me llevaran. Papá me tomó por la cintura y me cargó a tal manera que mi cuerpo quedará encima del suyo, mis brazos enrollados alrededor de su cuello.

— ¡Cariño! —Comenzó soltando lágrimas y jalando aire— Yo..., Estuve tratando de localizar en donde es que te tenían, me rehusaba a creer que ya no estabas y que no estarías más. Te juro que intenté buscarte por todos lados; Cariño, te amo, te amo tanto...

Te extrañé tanto papá.

Continuó hablando en medio del llanto —Prometí... prometí que no te sucedería nada más, prometí que estaría contigo siempre y mírame, te secuestraron por más de cinco meses y ni siquiera fui capaz de encontrarte. Estaba tan asustado, no quería perderte... —hipaba— no quería perderte, no quería hacerlo. No quiero que te hagan daño nunca más, no quiero. Soy un mal padre, lo soy...

—No vuelvas a decir eso, no eres un mal padre. Nunca lo has sido, papá. — con todo el valor que reuní, le respondí. Yo era la mala hija aunque él no lo supiera— te extrañé, te extrañé tanto.

—Hemos permanecido aquí desde entonces —su pecho subía y bajaba— el maldito celular nunca sonó —negaba con la cabeza— estuve buscándote día y noche... debí protegerte mejor, yo debí hacerlo mejor, todo esto es mi culpa, lo es. 

Mi bendito desastre [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora