capítulo 7

1.2K 184 19
                                    

...debo ganarme el favor de mi prometido.

En las historias que yo leía, las protagonistas siempre ideaban un plan para alejarse de todos, sin embargo, termina en todo lo contrario, quedándose con su primer amor.

Es por eso, que yo planeo acercarme al príncipe, de forma que su amor por Penélope, osea yo, no termine al menos hasta que haga su matanza por el trono. Si deja de quererme luego de eso, me retiraré pacíficamente.

Ahora que estoy de reposo, tengo suficiente tiempo para pensar en mí plan, también está el hecho de que debo conseguir algunas personas que estén de mi lado. Si Diana, el real amor de Claude, llega a aparecer, estaré perdida.

Debo hacerme amiga de los que fueron cercanos a ella y traerlos de mi lado, como a Félix y a Lyli ambos leales a ella, pero ahora no puedo hacer ningún movimiento en falso sino observar el terreno. De todas formas no puedo adivinar en donde se encuentran.

Mientras tanto, seré amable con los sirvientes de aquí.

Junto a mi cama había una campanilla, tal vez Penélope la usa para llamar a sus empleados... Veamos que pasa.

Antes de poder sostener la campanilla una sirvienta se acercó rápidamente a mí.

- Si, señorita. ¿Necesita algo en particular? - tenía la cabeza agachada y se notaban como gotas caían de su frente, estaba temblando.

- Tú... Dime para qué uso esta campanilla-

- Usted la usa para darnos una reprenda en caso de que no la satisfaciéramos correctamente - ¿así de dura era Penélope?

- ¡Perdóneme, mi señorita! No pude notar lo que usted necesita rápidamente, soy una incompetente - Se puso de rodillas y rogó con las manos - por favor, deme un castigo ejemplar.

Pero, ¿que está pasando en este momento? Los tratos de Penélope debieron ser terribles.

- Levanta la cabeza. - con miedo y los ojos cerrados, posiblemente esperando una cachetada, se levantó. - no haz hecho nada malo, ni necesito nada, no tienes por qué disculparte.

Sostuve sus manos y pude sentir lo callosas que estaban.

- Tráeme una crema para las manos. - enseguida fue por ella a uno de mis cajones. Al entregármela le puse una buena cantidad por las manos.

- ¡Majestad! No puede hacer semejante cosa, esa crema se la regaló su madre.

- Es un regalo mío, puedo hacer lo que quiera con él, todas porfavor vengan.

Les puse la crema a cada una de las sirvientas que estaban en mi habitación.

- Ésto es un agradecimiento por su arduo trabajo, sigan así y cuiden de mí.

- Princesa, muchas gracias.

- La amabilidad de la princesa es inmensa.

- Señorita, ¿Por qué hace esto?

Al terminar con todas las observé con tranquilidad y les di una sonrisa que las dejó confusas.

- No sé qué tipo de trato les he dado, pero ya no soy la misma, trataré a quienes me sirven con respeto y amabilidad. Claro, siempre que me demuestren lo mismo.

Las sirvientas se quedaron sorprendidas.

- Ha cambiado, mi princesa, se le ve más brillante aún.

- Se los agradezco, ahora, ¿podrían traerme un aperitivo?

Todas salieron rápidamente y casi pelearon por quién salía primero. Creo que lo estoy haciendo bien, para ser mi primera vez reencarnando.

Los días pasan, y me he recuperado, ahora puedo recorrer libremente la mansión, aunque, es demasiado grande...

Todas las paredes tienen un cuadro de Penélope adornándolas, se nota cual es el verdadero tesoro del conde.

- Usted, ¿que hace aquí?

Voltee a ver quién era, no sabía qué decir.




















































Era...

Debo ganarme el favor de mi prometido | Princesa EncantadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora