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Si tú le preguntaras a Steve Harrington ¿Si cambiaría algo de su pasado?, estoy segura de que él te respondería que lo hubiera cambiado casi todo. Aunque hubiese sido muy específico en algo.

Eran las 9:00 de la mañana, no sabía si levantarse y seguir con la rutina de todos los días se encontraba en los planes de hoy.

Con pesadez talló sus ojos, se quitó las sábanas de encima y se sentó sobre el borde de su cama. Definitivamente no tenía ánimos de nada. Pero aquello no era extraño, los últimos meses había estado igual.

La gente que le quería y conocía miraban como era que aquel chico lleno de ilusiones y metas, había desaparecido desde hacía un tiempo atrás. Ya no era el jóven tierno que en algún momento conocieron.

Salió de su recámara para poder darse una ducha. Casi todo apestaba en su vida últimamente.

Al salir bajó a la cocina para encontrarse a sus padres en el comedor.

—Querido, ¿quieres que te prepare algo para el desayuno? —la dulce voz de su madre se hizo escuchar cuando llegó a la cocina.

El castaño negó con la cabeza.

—Debo irme ya. —tomó su billetera y salió por la puerta principal sin despedirse.

No toleraba a nadie, no toleraba nada y no podías mirarlo por más de cinco segundos porque seguro ya te miraba con ganas de asesinarte.

Parecía que aquella situación cada día se tornaba más imposible de superar.

Y es que todo esto había comenzado desde que Nancy Wheeler decidió terminar su relación de más de tres años.

A Steve le costaba a menudo levantarse sin querer morir todos los días y ésto preocupaba a sus padres, ya no sabían qué hacer.

Cuando entró al local, la campanita avisó que alguien acababa de llegar.

—Estoy aquí. —dijo sin ningún tipo de expresión.

La chica que estaba detrás del mostrador, alzó la vista para poder mirarle. Ni siquiera se esforzó en dedicarle una sonrisa porque sabía que éste tampoco se la correspondería.

—Harrington, estoy segura de que sí te escuché al entrar. —el castaño pasó a su lado ignorándola en todo momento. —Si claro, no me hagas caso.

—¿Ha llegado gente?

La chica no pudo evitar rodar los ojos mientras se acomodaba en la silla para darle la espalda al chico.

—¿Robin?

—Creí que no sabías mi nombre.

—¿Por qué lo dices?

—No lo sé, puede que sea porque llevas evitándome desde hace meses.

Steve bajó la mirada con un poco de pena.

—Lo siento, no era mi intención hacerlo.

Robin soltó un suspiro antes de tocar el hombro del castaño con suavidad.

—Sé que no es tu intención Harrington, pero es que no puedes quedarte sólo observando como es que ella es feliz con otro chico mientras tú sigues sufriéndole a una relación que ya acabó.

Tapó su rostro con las manos.

—Sie qeu nou piedoe...

—Pero quita tus manos de la boca que no entiendo nada. —Steve la miró de mal forma. —Perdón pero no te entendía.

—Sí como sea, te había dicho que yo sé que no puedo hacer nada para que regresemos, pero tampoco puedo simplemente olvidarla. ¿Qué se supone que debo hacer?

Maniac || Steddie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora