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PARA ALGUIEN que jamás en su vida había conocido una ciudad, andado por calles demasiado concurridas, visitado locales y haber estado en un bar nocturno, Tauro sentía que lo había hecho bien. Es decir, no se mostró como un citadino porque eso de fingir que no estaba asombrado no se le daba bien, pero tampoco había hecho pasar vergüenza a nadie.

Aries había comentado que se veía muy ilusionado, y Virgo dijo algo como que después de estar tanto tiempo en un lugar con contaminación ambiental solo deseabas escapar a un ambiente fresco. Tauro supuso que ambos tenían razón y esos amigos fraternales le empezaron a agradar porque, cuando la noche cayó y volvían al apartamento, Virgo ya no se mostraba tan reacia.

Le había tomado confianza y le advirtió que durmiera bien porque mañana era su turno en ayudarla en la cocina y también irían nuevamente al centro a jugar y ver una película en un cine real.

Tauro se sentía como un niño, uno que no podía dejar de saltar. Pero cuando entro a la habitación la realidad y duda lo golpeó.

Ya tenía el pijama puesta, la misma de la noche anterior. Sentado en la orilla de la cama revisaba foros de noticias en el teléfono. Esperando a que Cáncer saliera para tener una conversación realmente sería.

— ¿Por qué aún no estás en la cama? —alzó la mirada al alertarse de su presencia.

Tauro dejó el teléfono de lado y llevó su cuerpo hacia atrás, soportando su bajo peso con las manos sobre el colchón.

— Me gusta el suelo —Cáncer puso los ojos en blanco.

Tauro se mordió la lengua para no decir que quería que hiciera esa expresión, pero por una razón diferente.

— Gracioso —el acusado se alzó de hombros como si fuera un halago que no esperaba recibir.

— Me quiero quitar la ropa —era tan directo que congeló a Cáncer en su lugar haciéndolo enrojecer—. ¡No!, o sea, me refiero a dormir como estoy acostumbrado. —aclaró rápidamente porque él también sentía que se sonrojaba— En mi casa dormía con solo ropa interior, porque, ya sabes, hacía mucho calor. Bueno, sé que me he mostrado como una persona indecente, pero no quería incomoda...

— Yo también. —le interrumpió entre que se hacía el distraído con el teléfono y buscaba bajar el calor de su oreja— También duermo en ropa interior. Es ujum, por comodidad más que todo. Hace frío donde vivo, pero es más agradable dormir de esa manera. Me acostumbré a llegar camisa porque nunca quise morir de hipotermia. Si, eso.

— ¿Entonces no te importa si me la quito? —señaló la camisa.

Cáncer alzó la mirada para verlo entre sus cabellos largos y sueltos. Negó frenéticamente.

— ¿Te importa si yo...? —señalo sus pantalones y Tauro negó.

Todo lo que quieras. Se distrajo entre que se daba una bofetada mental y se levantaba para quitarse la camisa.

Sentía la mirada de Cáncer y repentinamente se sintió tímido así que le dio una vista de perfil y procedió a despojarse de la prenda. Para cuando terminó ya Cáncer se había quitado meramente el pantalón, doblado y dejado organizado en el tocador antes de correr a refugiarse con la excusa de que hacía frío.

Cáncer tenía una prenda más que él, así que se sintió como un exhibicionista

Concentrarte. Se dijo a sí mismo terminando su labor.

Rápidamente apagó la luz y de camino a la cama se golpeó el dedo chiquito del pie por ir demasiado rápido. Entre que se tiraba como un soldado caído y se quejaba en susurros alivió un poco la tensión inesperada del ambiente.

l' amour sur la route | CantauDonde viven las historias. Descúbrelo ahora