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TAURO descubrió que Cáncer era una persona nostálgica que no se consideraba fan de las despedidas.

El lunes tuvieron que partir y todo fue una cosa de abrazos y palabras tristes. Aries le había regalado su número de teléfono a Tauro mientras hacía una insinuación tan clara de que lo llamara.

Ya en la tarde cantaron en medio de la carretera y en la noche se detuvieron en una gasolinera. Fue una estadía de paso antes de retomar la ruta y disminuir la velocidad a pesar de ir en una autopista.

Tauro jugaba con el teléfono de Cáncer porque, cuando lo tomó para lograr su objetivo de cambiar el tono predeterminado, había descubierto que poseía juegos que lo mantenían ocupado.

— ¿A dónde vamos, Tauro? —la pregunta sonó sería.

— A vaya saber dónde.

Cáncer apretó los labios y rio. Él en serio se rio pero luego se mostró serio. La vida no era tan fácil, después de todo. A este punto la mente de Tauro se volvió un lío y su corazón se estrujó cuando, en algún momento, un relámpago de posibilidades paso por su mente.

En algún punto se tendrían que separar, la carretera no sería más su aliada y... Dios mío. Tauro apenas estaba tomando estabilidad y agarrando cariño.

— No, hablo enserio —titubeó un poco. Tauro aún tenía el teléfono en la mano, aunque no le prestaba atención—. Si quieres que te lleve a algún lugar en específico, solo...dímelo.

— ¿Te quieres deshacer de mí?

— ¡No! Claro que no. Pero si tú no quieres seguir conmigo, está bien, nosotros...

— Quiero. —Tauro le cortó— Tengo dinero, supongo que tú también. La frontera está cerca, por lo que me dijiste. Podemos salir del país, andar un poco más y encontrar un lugar decente donde vivir. ¡Encontrar trabajos! vivir juntos, ser...

— ¿Ser pareja?

— ¡O no! Si no quieres, está bien, ¿eh? Que tú me gustes repentinamente no quiere decir que sientas lo mismo —Cáncer descubrió que Tauro hablaba mucho cuando estaba nervioso— lo sé. Es decir, eres lindo, y tus manos, Santísimo Cristo. Cuando ríes, y me abrazas tan cálido y....¡Me gustas! o no sé. Quizás solo soy un necesitado.

Antes de que Tauro siguiera balbuceando el auto se detuvo en la orilla de la carretera, como al principio y Tauro vio su fin cerca. Entre que Cáncer apagaba el motor y se quitó el cinturón sé sintió tan impulsivo.

Dios mío, le había dicho que le gustaba de una manera tan rara.

— También me gustas —Cáncer tuvo cuidado cuando pasó el espacio entre la palanca de cambio para subirse sobre el cuerpo de Tauro— o quizás solo este igual de necesitado.

Se besaron. Igual de inexpertos supieron hacer las cosas un poco más interesantes. O quizás fue el instinto lo que hizo a Tauro bajar sus manos y atraerlo, o hacer la cabeza a un lado, o quizás fue la manera en la que Cáncer se mostró apurado y se presionó contra su cuerpo haciendo que toda esa fuerza de voluntad que Tauro había recolectado se hiciera polvo.

Naturalmente el cuerpo de ambos reaccionó y ninguno de forma negativa. Entre que Cáncer delineó su labio, lo hizo jadear. Bajó sus manos por todo el pecho de Tauro, tocando y sintiendo sobre la camisa.

Cuando se separaron el sabor de ambos seguía en la boca contraria.

A Tauro, un hombre que gustaba de otro hombre, le picaron los labios y bajó la boca hacia el cuello de Cáncer, causando un estremecimiento, un sonido bajito y un frote más directo. Entre que Cáncer estaba encima suyo y la carretera oscura Tauro ya no quería seguir fantaseando, lo quería hacer.

l' amour sur la route | CantauDonde viven las historias. Descúbrelo ahora