Mis padres no me conocían perfectamente. Ni yo mismo. Soy una de esas personas que suelen cambiar de gustos como si de ropa se tratará. Solía leer libros de zombies, superhéroes y vaqueros que salvaban doncellas de clase alta, que al final siempre se casaban después de asesinar al malo. ¿En serio ningún villano era tan fuerte? Mismo cliché una y otra vez. Solía escuchar rock y punk, considerado como "heterosexual". Mis gustos cambiaron repentinamente. Leo libros románticos y escucho pop. Cualquier pop dulce, cómo si de un pastel de se tratará.
<< I'm just thinkin' 'bout you
I'm thinkin' 'bout you
I'm thinkin' 'bout you
I'm just thinkin' 'bout you
I'm thinkin' 'bout you
I'm thinkin' 'bout you >> 0:46Justo sonaba esa canción por mi estrecha recámara. Acomodaba mis pertenencias. Era claro, nos acabamos de mudar a otro país. Mi padre trabaja en una agencia de viajes, y tuvo que mudarse debido a que su jefe lo nombró gerente de la nueva sucursal.
Realmente estaba cansado. El viaje fue agotador. Soy una persona que suele estresarse demasiado fácil. Mi mamá decía que soy un joven diferente a los demás, y no es porque sea gay, si no porque soy <<diferente>> a los demás. A mis diecisiete años estaba más perdido que nunca.
—¡CARAJO! —dije mientras del estante caían algunos libros. Me decidí a levantarlos, aunque molestó. Al levantar mi libro, observé que de el cayó una foto. Era Verónica, mi ex novia. Nunca pude tener una relación larga con ninguna mujer, la más larga fue con Verónica, (1 mes). No era porque era malo, simplemente no me gustaban las mujeres. Ni siquiera nos dimos un beso. Era algo raro para ella. Mi primer beso fue con Erick, un joven de mi escuela con el que mantuve una relación de 2 semanas a escondidas. Cuándo mis padres se enteraron de mi preferencia, ellos fueron muy dulces conmigo. Lograron aceptarme y comprenderme.
Mis padres realmente eran lindos. Casi siempre me apoyaban en mis decisiones, nunca peleábamos y nos llevábamos tan bien.
Mi madre estaba parada bajo el marco de la puerta. Me observó tomando la foto entre mis manos.
Sonrió, —¿Es Verónica? —me preguntó.
—Si —murmuré.
—Realmente era linda. Aunque como tú amiga. —Sonrió.
—Si —Respondí.
Mi madre se acercó a mi, —Bien jovencito, te mereces un paseo. —Me dió un abrazo. Luego un beso en la frente.
Podía imaginar cualquier lugar, excepto el supermercado. Ese lugar donde pasas las horas más eternas de tu vida, tratando de elegir solo lo mejor. Ahí estaba yo, en medio de un estrechó pasillo. Me sentía atraído por las grandes cantidades de galletas que me rodeaban y con sus excelentes logotipos, me seducian.
Justo cuando me decidí a tomar las que más me gustaron, alguien colocó en mi sesta unas galletas de chocolate.
Giré bruscamente y observé a un joven, parecía tener mi misma edad. No es que fuera un adivinó, si no que se notaba a leguas.Dibujo en su rostro una media sonrisa, —Esas son las mejores. Créeme.
¿Creerle a un extraño? Si. Sonreí aunque confuso. Mis sesta se movía una y otra vez, de los nervios. Nunca fuí bueno para socializar. Siempre ese tema me estresaba, era un martirio que tenía que soportar.
—Gra... Gracias —Baje la mirada. Las palabras no podían salir de mi boca.
Sonrió aún más alegre. De oreja a oreja, —¿Eres extranjero?
—Si.
—Vaya que bien. ¿De dónde eres?
—De México.
Mi voz se notaba quebrantada.
No podía soportar más, así que me dispuse a despedirme.—Bueno, gracias por las galletas. Nos vemos —dije, me di la vuelta y me fui rápidamente. Sin siquiera voltearlo a ver. Estaba literalmente ignorandolo.
El se quedó ahí, confuso mientras movía una y otra vez la mano, despidiéndose de mi. Con una cara de "¿que acaba de pasar?"
En casa. El el comedor, estaba sentado, mientras en mis manos tenía la caja de galletas. Las observaba atentamente sin distracción. Me decidí a comer una. Abrí la caja, cogí un empaque y lo abrí. Coloqué una galleta en mi boca, y lentamente se destruía. Los sabores eran realmente buenos; dulces y suaves como algodón.
Un chico que tenía buen gusto, y además podía socializar, eso sí no era un cliché. <<¡CARAJO!>> dije en mi. Realmente me porte un poco cortante con él. Nunca pude tener una relación tan perfecta con nadie. Ni siquiera de amistad. Siempre era demasiado frío con las personas. Eres ese típico amigo al que nadie prefiere invitar para no amargar las cosas. Era curioso, no tenía ninguna decepción o algo por lo que me viese afectado y, cambiado mi personalidad. Simplemente yo era así.
19:45, la hora de la cena. En el comedor estábamos mi padre, mi madre y yo. Cenando una pizza de pepperoni. La favorita de la familia. Mientras mis padres hablaban sin pausas de recuerdos de su adolescencia, mi cabeza estaba ocupada pensando en aquel chico. Jodidamente me sentí un poco atraído por él. Aunque algo en mi decía que no lo volvería aver, no perdía las esperanzas y ese poco de fé.
—Bien hijo. ¿Cómo te sientes aquí? —Me pregunto mi padre, mientras me observaba.
Inhale lentamente, —Realmente bien papá. Es lindo.
Mi madre giro la cabeza y se notó con mi padre, —Hoy hizo un amigo. ¡Le dio unas galletas! —dijo mi madre, exagerando con sus palabras.
Inmediatamente mi color cambió drásticamente. Estaba apenado. Jugaba con la rebanada pizza una y otra vez.
—¡Wow! Que bien —dijo mi padre, con este tono raro, qué me hace sentir incómodo.
Levanté la mirada negándome a verlo a los ojos, sonreí, casi parecía no notarse, —Si.
La cena había culminado. Estaba leyendo aquel nuevo libro de vaqueros que mi madre me había comprado. Este era un poco confuso, no habían doncellas, más que solo ladrones y estafadores. El sheriff August, era un completo idiota. Su compañero estaba enamorado de él. El nunca le hacía caso, ni siquiera lo notaba. Por más que trataba de hacer algo relevante, August lo ignoraba.
Mi teléfono sonó. Lo cogí y contesté. Era Brenda, mi única amiga.
—Bip Bip, niño bonito —dijo, mientras de fondo se reía sin parar.
—Hola —dije alegremente.
—¿Cómo te ha ido? ¿Te gusta tu nuevo hogar? ¿Tienes amigos? ¿Cómo vives? ¿Estás bien? —me preguntó sin siquiera hacer pausas.
—Si —dije, sin pensar mi respuesta.
Brenda tosió, —Bien. Lo tomaré, —dijo.
Nos pasamos toda la noche hablando de aquel encuentro. Ella no paraba de hacerme <<¡UUUU!>> una y otra vez. En tono burlón.
Realmente Brenda era tan dulce y era mi única amiga real. Nos conocimos en verano exactamente hace un año. Durante unos cursos de pintura, los cuáles odiaba más que a nada. Brenda se volvió mi única amiga, desde que mi sexualidad salió a la luz. La verdad no me importaba no tener amigos. Me daba igual.
Colge el teléfono. Me dedique a leer el libro toda la noche. Estaba tan al pendiente de August y sus estupideces. También estaba al pendiente de "Charlie" el compañero de August. Estaba devorando el libro con los ojos. La necesidad de saber que pasaría con ellos me mataba. Saber si August también sentía algo por él, era mi adicción.
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"Me enamoré de mi... Amigo?"
Teen Fiction🌿 ☁︎ 𝐒𝐈𝐏𝐍𝐎𝐒𝐈𝐒 ☁︎ 🌿 𝙳𝚊𝚛𝚒𝚗𝚎𝚕 𝚞𝚗 𝚓𝚘𝚟𝚎𝚗 𝚜𝚎 𝚝𝚒𝚎𝚗𝚎 𝚚𝚞𝚎 𝚖𝚞𝚍𝚊𝚛. 𝚂𝚞 𝚟𝚒𝚍𝚊 𝚌𝚊𝚖𝚋𝚒𝚊 𝚍𝚛𝚊𝚜𝚝𝚒𝚌𝚊𝚖𝚎𝚗𝚝𝚎, 𝚙𝚞𝚎𝚜𝚝𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚌𝚘𝚗𝚘𝚌𝚎 𝚊 𝚗𝚊𝚍𝚒𝚎. 𝙲𝚞𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚌𝚘𝚗𝚘𝚌𝚎 𝚊 𝚞𝚗 𝚌𝚑𝚒𝚌𝚘...