Cap.8 "Traición"

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Ángel había desaparecido. Mi relación con Hugo era aún más empalagosa.
Pareciera qué fuéramos unos románticos empedernidos en decirnos siempre una frase cursí.

Era verano. Fiestas juveniles por el largo vecindario. Musica a todo volumen, jóvenes embriagados cansados de la vida y una que otra pareja terminando su corta relación.

Todo pareciera ir bien. Había terminado de leer aquél nuevo libro. Mi relación iba en su mejor momento. Mi madre y padre estaban tan ocupados con sus eventos. Mi vida era un caos... Pero un caos bonito.

Hugo y yo habíamos quedado de ir a una fiesta con uno de sus amigos del fútbol. Eran las 19:20, el había pasado por mí. Llegamos a la fiesta y bajamos del coche.

Al entrar a la puerta principal, podías oír el retumbar de las puertas y ventanas, con el fuerte volumen de la música. Gritos de jóvenes bailando, pidiendo alcohol y festejando el tan ansiado verano. Cómo mi madre lo llamaba, un descanso al martirio. El martirio de la escuela.

Al entrar, en la sala estaban varios chicos bailando bajó las luces de colores que notaban pequeños destellos. Nos dirigimos a la cocina.
En ella estaban Mateo, el anfitrión de la fiesta. Portaba un lindo sacó, pantalones bien planchados y camisa de verano. Bebía un poco de ponche.

—Vaya, vaya. Tenemos a la parejita del año, —dijo Mateo mientras nos acercábamos a él.

Hugo sonrió. Yo me negué a sonreírle y lo ignoré con la mirada. Mientras Hugo me tomaba de la mano.

—Mateo, te presento al amor de mi vida, —dijo Hugo cariñosamente.

Sonreí. Mateo sonrió aceptando. Hecho la vista para la sala. Y volteó a vernos nuevamente.

Dibujando una sonrisa en su rostro, —Deberiamos ir a la fiesta. ¿No creen? —dijo Mateo.

Hugo asintió. Yo sonreí.

Caminamos hasta la sala. En ella estaban algunos jóvenes bailando. Todos hombres. Meneaban las caderas, bajan hasta el suelo y se fajeaban totalmente. Mateo se acercó a nosotros mientras llevaba tres vasos de ponche. Nos dió uno a cada uno. Los tres estábamos algo alejados de la sala. En el pasillo de la entrada. Bebiendo ponche algo adulterado.

Hugo y yo decidimos dar un paseo por la casa. Subimos las escaleras, ahí estaban algunos jóvenes comiéndose a besos. Caminamos por un pasillo, en el pasillo, Hugo se encontró con un amigo y se quedó platicando largo rato.

Yo seguí mi caminó. Llegué hasta el fondo de un pasillo vacío. Llegué hasta una puerta color blanca. En ella había un póster que decía: <<No entrar. Soy tímido>>.

Decidí observar el lugar. Tomé la manesilla de la puerta, y la abrí. En ese cuarto estaban cuatro chicos hablando secretamente en unos sillones acolchonados. El cuarto chico era Ángel. Sonrió cuándo me miró parado en la puerta.

—Chicos, chicos, hay alguien ahí —dijo uno de los cuatro jóvenes.

Todos quedaron en silencio. Mientras me miraban fijamente.

Ángel les hizo una seña con el rostro. Los otros chicos salieron del cuarto observandome fijamente. Me quedé solo con Ángel, quise irme, aunque esté me detuvo con su voz.

Sonriéndome, —Entra. Solo, cierra la puerta porfavor.

Baje la mirada. Aunque al final entre al cuarto cerrando la puerta.

Me senté frente a Ángel en un sillón. Nos quedamos un rato sonriendonos, en silencio.

—Hace días no te veo, —dijo —te pido perdón. Lo del otro día no fue mi intenc...

&quot;Me enamoré de mi... Amigo?&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora