Cap. 2 "Bienvenida"

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Sábado por la mañana. Sábanas desordenadas en la cama, dentro de ellas estaba yo, descansando.

<<¡TOC - TOC!>> el sonido de la puerta podía despertar a cualquiera. Era mi madre, que del otro lado me despertó mientras cargaba una sesta de ropa sucia en sus manos.

—¡Ya voy! —dije mientras me refregaba los ojos. Me levanté agotado y di pequeños pasos hasta llegar al lavabo de mi pequeño baño. Me observé en el espejo, y note mi cara un poco sucia y el pelo desacomodado, casi un desorden total. Cogí un poco mi largo cabello y abrí el grifo del agua. Me lave los dientes y la cara. Salí ligeramente del baño y comenzé a buscar un atuendo algo común en mi clóset. Era bastante estresante elejir un atuendo ideal con el que me sintiera cómodo, seguro y limpio. Cogí una sudadera, una playera con un dibujo algo infantil y unos jeans negros ajustados. Entre de nuevo al baño y me duché.

Baje las escaleras rápidamente hasta llegar al comedor. En el estaban mis padres desayunando. Charlando sobre cosas secretas, pues cuando llegue ambos quedaron en silencio.

Cogí asiento y comenzé a degustar el desayuno. El cuál era mi favorito. Un pan dulce, huevitos y un poco de fruta picada en pequeños trosos.

—Hoy tendremos una fiesta —dijo mi padre mientras terminaba de beber su café.

Mi madre soltó el cubierto, —Queremos que estés aquí a las siete en punto. No más — cogió el cubierto y siguió comiendo.

Trage bocado, —Si —dije y seguimos desayunando.

Había terminado rápidamente mi desayuno, tenía mucha prisa por salir. Me dirigí a un pequeño parque que se encontraba a unos metros de mi casa. Me senté en una banca bajo la sombra de un gran árbol. Me cubria de todo aquel rayo solar. Me gustaba ir a los parques desde qué tenía 5 años. Solíamos ir en bicicleta y comer un helado después junto a mis padres. Era lindo hacerlo, aunque ahora cada quién estaba en lo suyo.

Baje la mirada y observé una pequeña hoja rota tirada en el suelo. La tomé y la coloqué en la palma de mi mano.

—Que linda hoja —dijo una voz grave. Que claramente se me hacía conocida.

Levanté la mirada confundido. Era aquel extraño del súper, yo estaba desconcertado. Estaba frente a mi. Tenía un outfit deportivo, un poco de sudor caía de su suave y delicado cabello negro. Aunque era largo, le sentaba muy bien.

Sonrió burlonamente, —Qué, ¿no me vas a saludar? —río fuertemente. Luego termino quedándose en silencio.

No tenía un argumento listo. Comenzé a sudar de los nervios. Mis manos temblaban. Mi pierna subía y bajaba una y otra vez. Aliste y dije, —¿Cuál es tu nombre?

—Me llamo Ángel —inmediatamente al terminar, se sentó justo a mi lado. Se acomodó, se volteó y me miró.

Sonreí sin mírarlo directamente. Baje la mirada, —Lindo nombre —fue lo primero que se me vino a la mente.

—Gracias —dijo —¿Cuál es el tuyo?

Mi color se tono rojo. Mis nervios me desetabilizaron, trate de controlarme. Era una plática algo forzada. Cómo ya había dicho, no soy bueno socializando.

—Soy.... Darinel —resople.

El me siguió mirando. De pies a cabeza. Básicamente me estaba analizando.

Me precipite y solo dije <<Adiós>>, me levanté de mi asiento y me fuí de aquel lugar.

Llegué a casa lo más rápido que pude y subí la escaleras como un perfecto loco. Grandes golpes sonaban mientras subía.

&quot;Me enamoré de mi... Amigo?&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora