1|Mejor que la verdad.

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1|Mejor que la verdad. 🦋

Llevo dando vueltas alrededor de una silla, no sé si es día o de noche tampoco hay ventanas para comprobarlo, solo un enorme espejo polarizado en una de las paredes

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Llevo dando vueltas alrededor de una silla, no sé si es día o de noche tampoco hay ventanas para comprobarlo, solo un enorme espejo polarizado en una de las paredes.

En la habitación solo hay una mesa y dos sillas, he perdido la noción del tiempo, solo quiero regresar a dormir.

—Me han informado que no tocaste el desayuno —escucho que dicen a mis espaldas ocasionando que gire sobre mis talones para encontrarme con Magnum —. ¿Acaso quieres parar en la enfermería por una intravenosa?

Magnum Brown ladea la cabeza al detenerse frente a la silla de metal, sostiene en una mano lo que parece ser una tablet. Va acompañado de dos soldados que cubren su rostro con un casco como si estuvieran a punto de jugar una partida de esgrima.

El hombre de porte ridículamente elegante hace un gesto con la cabeza invitándome a tomar asiento en la silla que está del otro lado de la mesa.

—¿Me dispararas como un ciervo si no cómo?

—¿Sigues resentida, Hammada? Fue un sedante, estabas alterada.

—Por escapar.

—Toma asiento, tenemos asuntos pendientes —suelto un suspiro con desgano caminando hacia la silla —. Primero que nada, espero que tu habitación sea lo más cómodo posible, será tuya después de todo.

Asienta la tablet sobre la mesa mientras que entrelaza sus dedos a la vez que mantiene su expresión neutra y profesional. Lleva encima el uniforme de Monarca, el suyo es oscuro con franjas rosas, mientras que el mío es anaranjado.

—Por supuesto, porque con una habitación será suficiente para que olvide quienes son Monarca y que atrocidades es lo que hacen con las personas —apoyo mi espalda sobre el respaldo —. Estoy cansada, llevo una semana encerrada y todavía me duele el cuello a consecuencia de esa jeringa.

Parece restarle importancia todo lo que digo. Magnum enciende la pantalla de su tablet y comienza a teclear sobre una hoja electrónica en blanco.

—¿Cuándo te enteraste que fuiste parte del proyecto?

—¿Qué?

—¿Qué cuando te enteraste que eres la primera recluta? —plasma una sonrisa ladina.

—No voy a contestarte esa pregunta.

—Esquívalas todo lo que quieras que ambos podemos permanecer aquí sentados por horas hasta que respondas alguna —se encoge de hombros —. Colabora conmigo y podrás regresar a tu habitación, ¿sí? Da gracias que no soy mi padre, la amabilidad no es su fuerte que digamos.

Echo un vistazo sobre su hombro donde ambos soldados están en posición de firmes cada uno al costado de la puerta sujetando sus armas sobre su pecho.

¿Se supone que debo darles las gracias por no haber despertado en una celda?

Un secreto prohibido #2 (Act. Lentas). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora