14|La guerra somos nosotros.

158 20 6
                                    

14|La guerra somos nosotros.

Mako

—Al parecer no soy la única que no ha podido dormir.

Pego un respingo tras escuchar la voz a mis espaldas. Giro rápidamente el torso encontrándome a Gala vestida en pijama, me aparto del balcón dispuesta a regresar a la habitación.

—Eeeh... ya me iba a la...

—Oye, calma, chica —me sonríe con ligereza deteniéndose a mi lado —, no vengo a correrte del balcón. Día difícil, ¿verdad?

—No todos los días uno tiene la oportunidad de brincar hacia un portal y acabar en otro mundo.

—Bueno, yo tuve varias oportunidades en el pasado —se encoge de hombros restándole importancia —. No es tan divertido como suena, sobre todo si no hay retorno, es la parte más difícil.

Me la quedo viendo. Es imposible no hacerlo cuando sus orbes son color púrpura y tiene una gran cicatriz en el rostro. Me doy cuenta que me he embobado y prefiero clavar los ojos de regreso a la calle.

—No era nuestra intención acabar aquí.

—Está bien, no tienes porque volvérmelo a explicar. Lo entiendo.

—Y perdón por invadir tu casa.

—¿Qué dices? —le escucho soltar una bocanada de aire —, puede que al principio no estaba de acuerdo con meter extraños a casa, pero luego Ramsés me hizo recordar que hizo lo mismo por mí cuando acabé atascada en este mundo.

—¿Fue difícil para ti?

Ella se queda en silencio y ya comienzo a lamentarme por preguntar, otra vez.

—Sí, fue horrible.

—¿Crees que ese amigo tuyo realmente nos ayude?

—Escucha, Mako —me atrevo a encararla y sus facciones detonan seriedad. Mierda —. No quiero darles falsas esperanzas. Su situación es muy complicada a estas alturas, ¿sí? Hace mucho que dejé mi vida de hechicera, perdí habilidades y me encargué de esas esferas. No sé si Knox pueda ayudarnos del todo o incluso... Aitan —susurra este nombre como si fuera precavida—, el viejo amigo de mi prometido se digne a aparecer al fin. Es una historia larga sobre su paradero, pero lo que sí sé y estoy al cien por ciento segura, es que es el único que debe tener algo así como poderes.

—¿Y vendrá? ¿Podrá ayudarnos?

—No lo sé, Mako. Hace mucho que no sabemos de él, pero haremos todo lo posible para que regresen a... ¿cómo se llama el lugar de donde son?

—Génesis, en particular debemos regresar a la ciudad de Orquídea.

—Que nombres más curiosos. Seguro dentro de algunos años se empezará a escuchar sobre ello.

—Me siento una anciana ahora que lo dices.

—Seguro ni has nacido.

Ambas nos reímos por unos segundos por lo divertido que suena. Eso me hace sentir un poquito de alivio olvidando así mis preocupaciones.

—El destino por alguna razón cruzó nuestros caminos —comienza a decir —no creo en esas bobadas, pero ahora lo hago y fue lo correcto, bueno, todo gracias a Ramsés.

—Por la manera en que pronuncias su nombre, me hace saber lo muy enamorada que estás, vaaale, van a casarse.

Ella plasma una sonrisa pequeña, mientras que yo aferro las manos en el balcón obligándome a mirar el cielo donde apenas puedo ver las estrellas.

Un secreto prohibido #2 (Act. Lentas). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora