💀 CRIME TO DEATH 💀 | [YOONMIN]

💀 9. Paraíso. 💀

No existía una manera de etiquetar su relación, porque se apreciaban, se cuidaban y sobre todo en las noches se exploraban de manera desenfrenada en la celda de Jimin, pero dos personas tan diferentes como ellos, no podían simplemente catalogarse como pareja.

Mientras había gente a su alrededor, mantenían su actitud amistosa, y a veces algo distante, pero cuando finalmente podían estar a solas, sus labios no dejaban de tocarse, y sus cuerpos de encenderse en deseo, que difícilmente lograban consumar gracias a que YoonGi seguía esposado, pero de alguna u otra manera se las ingeniaban para sentirse en todo su esplendor.

Así que podría decirse que, aunque no eran nada, lo eran todo, y estar sin una etiqueta era suficiente, porque se entendían y a ninguno le afectaba. Las cosas estaban bien, había tranquilidad, ninguna preocupación les alteraba, pero como todo lo bueno o malo en la vida, esta situación acabó con la burbuja de felicidad de Park Jimin; el día en que YoonGi tuvo que marcharse toda la mañana a hacer acto de presencia en una audiencia, que había dicho era muy importante en una decisión sobre su futuro.

Y aunque le preguntó sobre que trataba, él se limitó a guardar silencio, deseó preguntarle un poco a Kim SeokJin al respecto, pero no habían vuelto a cruzarse desde el desayuno lo cual era algo extraño, porque por lo general siempre estaban juntos, no eran solo compañeros de celda, eran amigos.

Pero aquello no fue el único bache en su día, sino que los guardias lo habían interrumpido de su intensa concentración en la jornada laboral, donde estaba construyendo una silla de madera, para conducirlo a la sala de visitas, en la cual, para su desgracia, se encontró al otro lado del vidrio a un circunspecto Kim NamJoon.

No sabía si reír o gritarle insultos, a duras penas pudo rodar sus ojos con rabia mientras tomaba lugar en la silla frente aquel ser despreciable.

—¿Qué quieres? —preguntó con cara de pocos amigos, actitud que sorprendió al moreno sobre manera, casi se lograba sentir ofendido, pero se mantuvo con su expresión impenetrable.

—Jimin... —suspiró con decepción—, ¿Por qué me tratas así?

—¿Estás hablando enserio? ¿Cómo esperas que te trate después de desaparecer por meses? Ni una llamada pudiste mantener con cordialidad por nuestro amor, y esperas que te reciba hoy con los brazos abiertos, como si lo que siento por ti estuviera intacto, por favor, Kim NamJoon, no soy tan idiota.

—Lo siento, solo que me asusté con todo lo que dijiste...—se excusó con aquella mirada suplicante, parecía un cachorrito indefenso, que añoraba los brazos de Jimin para ser consolado, pero el más bajo ya no caía ante sus encantos. Le parecía desagradable.

—Ya lo creo.

Su manera escueta y fría de cortar la conversación, le obligó a Kim NamJoon a bufar resignado. Jimin cuando se hacia el difícil era tan irritante, que, si no hubiera cámaras, y un cristal tan grueso apartándolos, posiblemente lo molería a golpes, y lo zarandearía de los hombros hasta que entendiera que él no tenía ningún derecho de ser así de prepotente.

NamJoon quería gritarle en la cara que no era más que una basura tras las rejas, que no valía nada, y que jamás podría estar a su nivel, pero no lo hizo, prefirió morderse su lengua antes de soltar un simple—: ¿Cómo has estado?

—En un carrusel de emociones que no se detiene, pero es soportable.

—Lamento lo de tu abuela —murmuró con pesar, y Jimin por primera vez creyó durante unos breves instantes que estaba siendo sincero, porque NamJoon se veía tan compungido, que daba algo de lastima, más el hecho de que no le viera a la cara entretanto continuaba con sus palabras, lo hizo dudar—, ella era una persona maravillosa, la amaba como si fuera mi madre, lo siento tanto.