Saga nombres✨Libro»2
Soph supo de alguna manera el día que conoció a Hatake Kakashi que era como si estuviesen hechos el uno para el otro. Cada que estaban juntos en una habitación, se podía palpar la química y ver las chispas volando entre ambos. E...
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Sophora Saki
Me levanté bostezando. Si había algo que me molestara, eran los domingos. Por lo general nunca tenía nada qué hacer, además de que no tenía amigos aún. La única persona que podría considerar mi amigo, había pasado más veces en su cama que por su oficina.
Caminé hasta mi baño para lavarme la cara. Fruncí el ceño cuando escuché el timbre de la casa sonar. Honestamente, la única persona que conocía en Konoha estaba trabajando. Me aterroricé por un momento.
¿Y si era Gaara? Mis ojos se llenaron de lágrimas al pensarlo.
Me gustaba Kakashi y todo con él se sentía como nuevo, inexplicable e inexplorado. Como la primera vez que veías fuegos artificiales. Estar con Gaara era exactamente lo contrario, todo era estable, conocido y cómodo. Como cuando estabas frente a una cálida fogata en una noche fría.
Sin duda, si Gaara se apareciera en mi puerta preguntándome si lo intentáramos de nuevo correría con él sin importar nada.
Suspiré mientras caminaba a la puerta.
Cuando la abrí, me encontré con la sorpresa de que Ai Saki estaba tras ella.
—¡Soph! ¿Tanto me extrañaste que lloras al verme? Wow, quién diría que de niñas me cortaste el fleco para hacerme llorar.
Aún con la boca abierta por la sorpresa me hice a un lado dándole espacio para pasar. Ella entró tranquilamente.
—¿Qué haces aquí? ¿No se supone que la misión duraría más? —pregunté confundida.
Ai tomó asiento en el sofá.
—Sip, pero surgió algo que necesitaba de mi compañero urgentemente porque al parecer, el hokage no confía en nadie más para hacer tal misión así que ahora estamos aquí. Solo venimos de paso, creo que partiremos mañana temprano.
Me encogí de hombros. Nada extraño que cuando una misión era especialmente larga terminaran agregándose otras.
—¿Y cómo está todo por Suna? —dije curiosa temiendo la respuesta.
Pude ver como Ai Saki ponía su cara sarcástica. Quise hundirme en el sofá. A pesar de que era mi hermana pequeña, siempre estaba dispuesta a regañarme y daba un poco de miedo.
—¿Estás bromeando verdad? Dejaste a Gaara como un estúpido. No solo en Suna, sino en las 5 naciones porque para sorpresa de nadie, que sea kazekage implica que los kages de las demás aldeas estarían en su boda. Eres una bruja, Soph; te amo, pero avergonzar a alguien de esa forma está fuera de los límites, incluso para ti. Ni siquiera a papá le diste una razón lógica. Solo balbuceabas mientras guardabas tus cosas y te ibas lejos a una misión que se supone yo debía estar.
Me tapé la cara con el cojín del sofá gimoteando. No sé que era peor, darme cuenta que lo que hice fue lo más estúpidamente impulsivo que haya hecho nunca o que mi propia hermana pensara que soy una bruja sin corazón para dejar a un pobre hombre enamorado plantado en el altar.
