7⚡️ Un favor

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Hatake Kakashi

Ocho días. Fueron ocho largos días en los que no miré a Soph. Con los exámenes chunin acercándose, cada vez pasaba menos tiempo en casa y más tiempo en la oficina del hokage. 

Tal vez era pretencioso de mi parte quejarme del poco tiempo que tenía para mí cuando prácticamente mi única familia era mi equipo de alumnos revoltosos, que ahora ya eran todos unos adultos con responsabilidades. Con Sakura encargándose del hospital de konoha, Sasuke en misiones fuera de la aldea y Naruto estudiando para tomar mi puesto, me sentía más solitario que nunca. 

Todos teníamos días malos. Eso era completamente seguro. Pero había resultado un día terrible tener que buscar a alguien de confianza para acompañarme a la aldea de la arena. Kumo y Shikamaru tenían obligaciones sobre algo del consejo de sus respectivos clanes. Tampoco podía pedirles que lo dejaran de lado, ya que eran clanes importantes en Konoha y ambos eran sin duda, los siguientes cabezas de su clan. 

Entré por la puerta de mi casa.

Tadaima... —murmuré por lo bajo por la costumbre. 

¡Okaeri! —gritó Soph desde la cocina. 

Me sobresalté. Había olvidado completamente que ayer le había pedido a Soph venir a casa. 

Entré a la cocina sonriendo. 

—¿Tan mal se ve mi cabello hoy que te asusté? —bromeó ella. 

Negué con la cabeza mientras tomaba una silla. 

—Verdad incómoda, Soph. Es extraño escuchar que alguien contesta cuando llego a casa porque desde que murió mi padre cuando era pequeño he estado solo. 

Soph y yo habíamos tomado ese hábito. El de decirnos verdades incómodas el uno al otro. 

—Eso no es una verdad incómoda, es una verdad triste —gimoteó. 

—Lo siento —me disculpé sinceramente —. ¿Qué estás haciendo? ¿Necesitas ayuda? 

Ella negó. 

Nop. Ya casi termino, preparaba sushi para la cena. 

Me senté con confianza sobre la mesa aliviado. 

—Es bueno que digas que no, estoy muy cansado. No he vuelto a casa en ocho días. Necesito una ducha caliente y estar bajo mis cobijas. 

Soph se rió al escucharme quejarme. 

—Ve a bañarte y ponerte ropa limpia mientras termino de cocinar. Yo te espero, ve, ve —habló tomando mi brazo y dirigiéndome al baño—. En un momento traeré tu pijama. 

Abrí la regadera esperando a que comenzara a salir agua caliente. Una vez que estuvo lista me quité la ropa y me metí al agua. 

Curiosamente, siempre que estaba en la ducha pensaba cosas. Como de dónde sacaría un jonin que estuviera libre los siguientes días, por ejemplo. 

Soph ⚡️ Hatake KakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora