Sortilegios Weasley

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El sábado por la mañana desayune, mientras repasaba los libros que tenían las chicas. Después de dos horas, tenía los ojos hinchados de tanto leer. En un pergamino anotaba lo más importante para repasar a fin de mes.

- No creo que llegue a estudiar todo. - Me queje con Luke en la biblioteca. - Es demasiado.

- Pero esto es lo que aprendiste el año pasado. No puede ser que no sepas nada.

- No dije eso. Solo... se me olvidaron algunas cosas.

- ¿Cómo se te pudo olvidar lo que aprendiste hace meses?

- Dicen que la práctica hace al maestro, bueno, dime ¿en qué momento practique todo lo que estudie el año pasado?

- No te frustres. Pídele a la profesora McGonagall y al profesor Flitwick que te den un mes más para estudiar todo. Diles que se te esta acumulando la tarea de este año, estudiar para sus exámenes y más el hecho de ser prefecta. Te aconsejo de que siempre tengas un libro en la mano. Si te ven estudiando todo el tiempo, te tendrán compasión porque sentirán que te estás esforzando al máximo. - Sonreía cuando Luke me aconsejaba. Eso era una de las cosas que más me atraía de él. - Ten. Hice un horario para ambos. Estas son tus clases y estas con las mías. - Tomó la planilla de ambos para comparar. - Hasta que hagas los exámenes, todos los fines de semana estudiaras conmigo. También los días que tengo libre. - Note que tachó varias cosas de su lista. Sin duda sacrificó sus estudios extracurriculares para ayudarme. - Si tienes que estudiar otras materias, te puedo ayudar si quieres. He hecho todos los exámenes con notas sobresalientes. - Saco otro papel. - Escribí todas las preguntas que me acuerde que estaba en el examen de T.I.M.O. No, no es trampa, si es lo que piensas.

- No lo sé. No sería nada extraño saliendo de ti.

- Jamás me veras haciendo trampa en un examen. Eso te lo puedo asegurar. - Por unos segundos, no lo deje de ver.

- Gracias.

- De nada. - No notaba la forma en que lo veía.

Salí de allí antes de que entraran unos alumnos de Gryffindor. Agudice el oído cuando escuche nombrar a Fred y George. Hablaban sobre unos dulces que vendían que te hacían enfermar. Al notar de que escuchaba cada palabra, y ver la insignia en mi pecho, la cual tenía que llevar todo el tiempo, se callaron. Camine lo más rápido que podía en busca de estos dos personajes. Sabía que algo estaban tramando en la semana, cuando me acercaba a ellos y escondían unos papeles o cambiaban el tema de conversación. Como lo hicieron cuando por fin los encontré.

- ¿Puedo hablar un segundo con ustedes? - Estaban en el patio de la torre del reloj con un par de personas. - A solas. - Se levantaron y entraron al castillo para que hablemos.

- ¿Qué sucede?

- Lo mismo me pregunto. ¿Qué sucede? - Se miraron.

- ¿A qué te refieres?

- Si, no se de que nos hablas.

- ¿Venden caramelos que enferman? - Volvieron a cruzar sus miradas, esta vez, de cómplices. - ¿A caso están dementes? Pueden matar a alguien.

- No es lo que crees. - Fred se puso su dedo índice en la boca. Me llevaron hasta un salón vacío.

- Escucha, muy pocas personas saben esto. Y como eres una Weasley...

- Creo que se habían olvidado de eso.

- Tú eres la que se había olvidado de eso. Se te olvida cuando estas con Adams. - Se quejó, George.

- Jamás lo he olvidado. Además, ¿qué tiene que ver él con todo esto?

- Cada vez que estas con él, se te olvida estar con los demás. - Parecía un poco molesto. - Además, a él le fascina estar solo, ¿por qué no se queja cuando estas con él? - Estaba estupefacta. Jamás pensé que George se quejaría de algo así.

Mi vida en Hogwarts 5to añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora