¿Dónde esta Fred?

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Casi estaba acabando el mes cuando me di cuenta de no llegaría a repasar todo. Incluso, había días en que me olvidaba de anotar lo que había soñado. Por suerte, no era nada para alarmarse. El último martes antes de los exámenes, tenía la cara demacrada. Lee notaba que estaba muy mal esa mañana.

- Creo que esto de ser prefecta te hace mal, _____.

- No es eso. Solo es por T.I.M.O. Ya estaré bien.

- Lee tiene razón. No se te ve bien.

- Solo son unos días más. Puedo aguantar. En serio.

- _____, si sigues así por un día más, se te caerá la piel de la cara. ¿Acaso no descansas?

- Si, Fred. Solo... tengo que seguir estudiando.

- ¿Tu novio no dice nada sobre tu agotamiento? - Dijo, George, con los brazos cruzados.

- ¿Cuál novio? - Pregunté, buscando en mi libro como convertir un puerco espine en un alfiletero.

- Adams.

- No es mi novio.

- ¿A no? - Se notaba más interesado en la conversación. - Pero pasas mucho tiempo con él.

- También con ustedes, pero eso no significa que alguno sea mi novio. - Lee se rió, desviando la mirada hacia los gemelos. - ¿Qué es gracioso?

- Nada. Sigue con tu libro.

Esa misma noche, mientras recorría los pasillos con Sarah Grim, la otra prefecto de Ravenclaw, seguía estudiando. Ella fue de gran ayuda para repasar. Encantamientos y Transformaciones eran sus materias favoritas. Eso ayudó a que me diera unos trucos para recordar cada hechizo. Me sentía a gusto saber que muchas personas estaban dispuestas a ayudarme.

El viernes, durante el desayuno, me quede dormida en el hombro de Megan. Un paquete pequeño que cayó desde el cielo me despertó. Félix traía un regalo de mi prima Tonks. Eran unos objetos de la tienda que le recomendé, "camino al bromista".

- Debes descansar. Esta tarde, ve a la torre y duerme.

- No puedo. - Dije entre bostezos. - Tengo que estudiar.

- Solo te pedimos una hora. Tu cuerpo lo necesita. Austin, dile algo. - En ese momento, él se sentaba cerca de nosotras.

- Tengo una noticia para ti. Hable con ambos profesores y dijeron que podrían cambiar la fecha para finales de octubre. Tiempo antes de que vengan nuestros invitados a Hogwarts.

- ¿En serio hiciste eso por ella? - Se sonrojó.

- Bueno... lo haría por cualquiera de ustedes. Además, - Se apresuró a decir. - todos ven el esfuerzo que le pones a los estudios. La otra noche McGonagall te vio estudiando en los pasillos con Sarah. Notó que, aunque estuvieras muy cansada, seguías esforzando por estudiar. - Luke tenía razón. - Eres una auténtica Ravenclaw.

Aunque sentía un alivio por la postergación de los exámenes, igual seguía estudiando todo el tiempo, y eso no era bueno para mi cuerpo. Una tarde, mientras estaba con Luke, volví a quedarme dormida entre libros. Sentía pesada mi cabeza a medida que desaparecía la realidad. Aparecí en uno de los pasillos con parte de la ropa rota, sangre seca en la cara y en los brazos. Caminaba con un poco de dificultad, por un dolor en la pierna derecha.

- Haz fallado. - Escuche una voz detrás mío. - Si hubieses estudiado... esto jamás hubiera pasado este desastre.

- Me esforcé. No entiendo en que fallé. - Murmuraba, mirando el castillo en ruinas.

- Te distraes con facilidad. Pensando en esos chicos que no te querían.

- ¿Por qué dices eso?

- ¿Alguno te ha invitado al baile? - Pensé en silencio. - No, - Dijo la otra persona. - nadie lo ha hecho. Estas sola en este mundo, ______. No puedes confiar en nadie.

Mi vida en Hogwarts 5to añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora