•Capitulo 35: "El dia del sacrificio"

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HERA

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HERA

Abrí la puerta de la habitación despacio, el chirrido que hacia la madera al deslizarse por el suelo fue totalmente silencioso. Mis pasos ingresaron a la habitación con calma. La luz entraba por la pequeña ventana que teníamos sin embargo, no era suficiente para despertar al bulto de la cama. Hope dormía plácidamente en el colchón, sus pequeños ronquidos y la saliva saliente de su boca me hacia querer reír, pese a eso; me obligué a mi misma a callar la pequeña risa que amenazaba en salir.

Continúe caminando dando pasos pequeños, hasta que llegue a la punta de la cama donde me permití gritar.

—     ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! —grite.

Hope se levanto rápido de la cama alzando sus manos, fui expulsada a la pared y el pastel que traía en manos, chocaron contra mi rostro manchándome de crema.

—     ¡HERA! —grito la jovencita levantándose de la cama totalmente asustada.

—     Buenos reflejos —murmure limpiándome los ojos.

—     ¿Estas bien? —Hope se arrodillo ante mi y me ayudo a pararme —. Pensé que eras otra persona.

—     Valoro tus buenos reflejos, en serio —la mirada de Hope era totalmente de tristeza. Mis ojos se posaron ella y sonreí —. ¡Feliz cumpleaños número 15!

—     Arruine mi pastel —ella murmuro tristeza.

Decidida a que su día no resulte arruinado, agarre a Hope del hombro y la atraje a m, dándole besos en la mejilla, la crema que continuaba en mi nariz y mejillas la macho rápidamente.

—     ¡ESTAS SOOOON LAS MAÑANITAAAS QUE CANTABAAA EL REY DAVID! —Hope intento apartarse mientras reía.

—     ¡Basta! —chillo.

—     ¡NOOO! Debo besarte. Hoy cumples quince años, déjame mimarte.

—     Basta, por favor —continueo riendo.

Pare mi sesión de besos y me separe de ellas, las lagrimas se acumularon en mis ojos y rápidamente intente apartarlas. Hope había crecido tanto, me sentía como una mama orgullosa. Pero había una espina en mi cabeza que me decía que ella no era mi hija, si no la de Hayley. Al pensar en eso, comencé a escuchar susurros en mi oído que decía que debería borrarle la memoria a Hope, asi; ella se olvidaría de sus padres y la única persona en su vida seria yo.

—     ¿Estas bien? —pregunto Hope al verme —. Luces pálida.

—     Si...si lo estoy, tranquila —no quería que notara que algo andaba mal en mí.

Mientras mas leía el Darkhold, mas me volvía loca. Al parecer. Cada día desde hace cuatro años, escuchaba estos susurros que no me dejaban en paz y me hacían pensar en cosas... locas. Cosas horribles. Le había comentado eso a mi padre y el simplemente respondió que era normal. Que ese ere mi destino. Ser la destrucción.

—     ¿Qué haremos hoy? ¿Darwin te dio permiso? —Hope pregunto entusiasmada.

Lucia tan feliz que no quise arruinar su feliz.

—     Claro. Nos dio permiso.

Mentía. Papa no quiso hablar conmigo desde hace una semana, por lo que no había podido preguntar si Hope y yo podíamos salir al parque. Digo... no todos los días cumples quince años. Decidida a hablar con mi padre. Me enderece y hable;

—     Vístete. Vendré por ti en unos minutos —dije dándole un beso en la mejilla.

—     Está bien, ma... perdón, Hera —al escucharla decir eso, esa espinita en mi cabeza volvió a hablar.

—     No importa, Hope. Ya vengo.

Me retire de la habitación sin decir más, me gustaba cuando me llamaba mama. Pero... ella sabía que no era mía.

Cerré la habitación escuchando a esa voz hablar.

"....Ella es tuya. Hazlo. Bórrale la memoria..."

Al llegar a la habitación de mi padre, toque suavemente la madera.

—     ¿Si? —hablo.

—     Papa, quiero hablar contigo —no espere una confirmación por que con mi magia, empuje la puerta. Papa estaba sentado, con Max. Quien se convirtió en su mano derecha —. ¿Puedo salir con Hope hoy?

—     ¿Hoy? —papa rio negando con la cabeza —. No.

—     ¿Por qué?

—     Hera. Llevas criando y adiestrando a Hope casi diez años. Es momento. Necesito su magia.

—     No... no.

—     ¿No? —enarco una ceja.

—     No. No es tiempo, ella... no esta lista —intente convencerlo.

—     No me interesa. El ritual será hoy. Prepárala.

—     No.

Mi padre escucho mi tono de voz, duro. Por lo que se enderezo.

—     No me interesa, Hera. Será hoy, no importa que hagas. Lo hare, aunque tenga que obligarte. Vete.

Me trague la rabia que sentía. Salí de mi habitación y susurrando un hechizo, envié un mensaje al otro lado del planeta.

Esperando que aquella persona la escuchara y venga lo más pronto posible.






Ya tengo listo el próximo capítulo 👀👀

BUSCANDO A HOPE; Klaus Mikaelson | The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora