06- Menú.

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Eunha no terminaba de creerle a la guardaespaldas. Morir por alguien estaba más allá de su imaginación. "¿Por qué alguien renunciaría a su vida por otra persona? Podría tener más sentido si fueran familia, como hermanas, pero ellas no son más que cliente-guardaespaldas. ¿En serio Sowon moriría para salvarla?"

Por otra parte, es fácil para la guardaespaldas hacer tal promesa cuando no hay ningún peligro a la vista. De todos modos, no puede probarlo.

—Entiendo si no me crees —dijo la guardaespaldas sonriendo, como si pudiera leer los pensamientos de Eunha— no tienes que hacerlo. Pero si hay peligro, confía en que voy a estar a tu lado.

—¿Por qué renunciarías a tu vida por la mía?

—Es mi trabajo protegerte.

—¿No aprecias tu vida?

—¿Los bomberos y soldados aprecian su vida?

Eunha la miro sin parpadear. —Bueno, sí, por supuesto que sí.

—Bueno, eso no les impide morir por una causa. Los bomberos mueren en los incendios y desastres intentando salvar personas. Los soldados mueren luchando por su país.

—Y tú vas a morir para salvar mi vida.

La guardaespaldas asintió. —Es mi responsabilidad.

—Solo porque mi padre te paga.

Los ojos de la guardaespaldas se oscurecieron y sus labios se convirtieron en una línea.

—Eres muy buena insultando a las personas, ya sea que lo hagas a propósito o no. Voy a salir, porque si no, terminaría poniendo cierto sentido en ti si no lo hago. Buenas noches, Señorita Jung.

Una inexplicable sensación de vergüenza nublo el corazón de Eunha cuando la puerta se cerró. Al parecer fue demasiado lejos al rebajar la honorable dedicación de la guardaespaldas al hacer su trabajo. Ahora quería disculparse, pero la guardaespaldas salió de la habitación tan rápido que ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar.

Maldita guardaespaldas y su rapidez. ¿Dónde aprendió a moverse así?

No había nada que pudiera hacer ahora. Era tarde y Umji podría volver en cualquier momento, y la guardaespaldas podría terminar pegándole si ve su cara. Más razón para terminar su cena y prepararse para la cama.

Su disculpa podía esperar. De todos modos la guardaespaldas aun estaría ahí mañana.

"¿O renunciaría? No. Sería irresponsable de su parte".

Eunha cogió otro trozo de carne con el tenedor, pero su apetito la había abandonado al igual que la guardaespaldas y la comida ya no era muy apetitosa. Con un suspiro, bajo el tenedor.

"Olvídalo. Iré a dormir".

La bandeja de comida fue apartada, y Eunha entró al baño para luego ir a la cama. Su ropa había cambiado por una pijama de seda, cuando sonó el timbre. Esa tenía que ser Umji. ¿Acaso no tenía su propia tarjeta de acceso? Talvez la había perdido. O tal vez estaba demasiado tomada para encontrarla.

Riéndose, Eunha cruzó la sala hasta la puerta y la abrió. —Umj...

Sus ojos se abrieron con sorpresa al ver que no era Umji. El desconocido empujó una mordaza en su boca cuando intento gritar y otro desconocido apareció por detrás, empujando sus brazos detrás de ella con mucha destreza. Casi en dos segundos, Eunha estaba contra la pared, amordazada e inmovilizada de las muñecas por algún tipo de objeto. Oyó el clic de la puerta al cerrarse y entró en pánico, temiendo por su vida.

Mi Guardaespaldas (Wonha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora