14- Atrapadas.

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Le dolía la cabeza. Bueno en realidad no. Pero su mente estaba aturdida y su cuello estaba dolorido. Sin lugar a dudas, Sowon sabía que fue drogada. Quería abrir los ojos, pero sus párpados parecían plomo, pesados e inflexibles. Sus muñecas seguían restringidas y además de eso las sentía un poco entumecidas. Su brazo izquierdo en especial, probablemente acostada de ese lado durante demasiado tiempo. Afortunadamente, estaba acostada sobre algo blando, o su brazo podría haber terminado peor. Sus piernas dobladas hacia atrás; intento moverlas y fue suficiente para saber que sus tobillos estaban asegurados como sus muñecas, lo que explica su incómoda posición.

Tratar de abrir los párpados era como empujar una mula terca, que ni siquiera está parada. ¿Qué tipo de drogas le inyectaron? Finalmente, con un gran esfuerzo sobrehumano, logró abrir los ojos solo un poco. La luz fue lastimosa, cegándola por un momento. Contó unos segundos antes de abrirlos de nuevo. No fue tan malo esta vez. Tomo algunas respiraciones profundas, e intento poner su mente en estado de alerta nuevamente; ojos como dardos alrededor del lugar solo unos segundos y se las arregló para recabar algunas piezas de información.

1. Estaba tendida en una cama con sábanas blancas.

2. Las cortinas parecía gruesas, pesadas y pintadas.

3. La luz que la cegó vino de la lámpara de noche.

4. Todo lo anterior significaba que estaba en una habitación de hotel.

Se percató que había alguien detrás de ella respirando. "Eunha". Tiene que ser ella.

Pero ¿Es seguro moverse? Sowon trató escuchar algún sonido, sin embargo, no capto nada. ¿Sus secuestradores las habían dejado en la habitación sin vigilancia? Decidió arriesgarse y echar un vistazo. Con ayuda de sus manos y pies, Sowon se echó hacia atrás y rodó sobre su espalda. Se quedó inmóvil, esperando una señal de su captor por su repentino movimiento, pero no sucedió nada. Y tenía razón, la espalda desnuda de Eunha apareció ante sus ojos. Tendida al otro lado de la cama, la mujer seguía inconsciente.

Parece que la habitación está vacía, así que Sowon intento llamar a Eunha. Dos susurros más tarde, no recibió ninguna respuesta, por lo que era seguro asumir que la mujer no había salido de su estado de intoxicación. Una mirada rápida a la sala confirmó su sospecha. No hay nadie a la vista. ¿Qué clase de secuestradores las llevan a un cuarto de hotel y las deja solas? ¿O habían calculado mal la dosis de medicamentos para ella? ¿Quizás confiaban en que los amarres las tendrían indefensas? Si bien era posible rodar sobre el suelo hasta la puerta, llegar a la manija sería casi imposible. ¿Qué podía hacer?

Es bastante difícil torcer el brazo o mover sus manos en cualquier dirección. Las sogas eran dobles y había poco espacio para manipular. ¿Cómo haría para liberarse?

Sus pensamientos cayeron sobre la pequeña navaja que había atado en lo alto de la cara interna del muslo. Si tan sólo pudiera sacarla...

El giro de la manija de la puerta la hizo rodar a su lugar y cerrar los ojos por reflejo. Niveló su respiración y canto para sí misma: "duerme, duerme, duerme", para calmarse lo suficiente y quien fuera que estuviera entrando, creyera que aún estaba fuera de sí. Los pasos se acercaron hasta la cama.

—Tenía razón. Siguen durmiendo —dijo la voz A.

—Te lo dije. La dosis fue justa —respondió bruscamente la voz B.

"¡!La dosis estaba mal calculada, pero gracias por ayudar!"

—Aun no me siento bien con esto. ¿Qué pasa si nos encuentran? —preguntó la Voz A.

—No lo harán.

—¿Qué pasa si nos ven en las cámaras?

—Verán a dos hombres con dos mujeres ebrias. Y estamos en un hotel. Nadie va a sospechar nada. Ves, ellas todavía están aquí.

Mi Guardaespaldas (Wonha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora