Capítulo 1: El misterioso Hombre y Su Obsequio

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Kangin golpeó con su puño en el estómago a Ryeowook, las palabras que le había dicho este último hacían eco en su cabeza y se propagaban como una infección, apretó los puños enterrando las uñas en sus palmas ¿Cómo se atrevía? Esa pequeña mierda a hablarle de esa manera, Ryeowook cayó al sucio suelo del baño sin aliento afirmándose el estómago y un grito de dolor escapó de su boca, Kangin sonrió satisfecho, la experiencia le había enseñado cómo golpear de tal manera de producir el mayor daño posible, el oxígeno abandono tan rápido los pulmones de Ryeowook que se sintió mareado, jadeó tratando de conseguir algo de oxígeno para llenar sus pulmones y se preparó para recibir el próximo golpe, Kangin de pie junto a él parecía un gigante viendo a una mosca que estaba apunto de aplastar.


─Hey, Kangin, viene alguien.


Kangin le dio una última mirada de desprecio y salió del baño junto a sus amigos, Ryeowook se levantó como pudo, tratando de moverse lo menos posible y afirmando el estómago para contener el creciente dolor, se apoyó en el lavamanos, se quedó inmóvil por unos segundos hasta que recuperó por completo el aliento y lavó su rostro, no era la primera vez que recibía una paliza de Kangin y estaba seguro que antes de terminar el año escolar recibiría otras más, si no era de él y de sus amigos, seria de cualquier otro chico que decidiera que la presencia de Ryeowook le disgustaba, volvió a acariciar su estómago, pese al dolor se paró lo más erguido que pudo, ordenó su uniforme y su pelo y salió del baño.


Los chicos que acababan de entrar lo miraron con burla y unas chicas en el patio lo señalaron y murmuraron algo sobre él, sin que les importara si se daba cuenta o no, Ryeowook caminó ignorando a todos a su alrededor, después de haber recibido su tercera o cuarta paliza, decidió que no se dejaría intimidar por lo que dijeran de él, tal vez físicamente no tendría los medios para defenderse, pero no por eso perdería su dignidad.




─Cariño es tarde, tienes que levantarte para ir al colegio.

─No... No quiero.

─Por favor... me lo prometiste.


Kyuhyun se levantó de la cama y dijo una maldición, se dirigió al baño, preguntándose porque había prometido ir al colegio y además prometer que no faltaría ningún día, en que mierda estaba pensando, a mitad de camino se detuvo y miró serio a su madre aun en su habitación, la mujer le dio una mirada algo triste y al mismo tiempo esperanzadora, como odiaba Kyuhyun que lo mirara de esa manera.


Había pasado un año desde que el padre de Kyuhyun murió en un accidente de auto, junto a una de sus amantes y desde ese día kyuhyun cambio, no volvió a sonreír como antes, miraba a todos sin importar a quien con una expresión cínica en su rostro, hasta de burla, sus calificaciones eran aun excelentes debido a que es muy inteligente, pero su actitud cambió, ya no es el chico confiado que solía ser, ahora no le hace caso a nadie, parece que despreciara a todos a su alrededor, incluyendo a su madre. Ella solo esperaba que haberse cambiado de ciudad haya sido la decisión correcta, miró por última vez a su hijo y salió de la habitación, un suspiro escapó de su boca.


La madre sonrió a su hijo sin recibir respuesta, agacho la cabeza y se limitó a servir el desayuno en silencio, no sabía qué más hacer por Kyuhyun, era su marido él que se encargaba de la disciplina en el hogar y de tomar las decisiones importantes, ella por otro lado, siempre estuvo en la casa cuidando de complacer a su marido en todo lo que pudiera y cuidando de Kyuhyun, cuando descubrió lo de las infidelidades, no supo qué hacer, la habían criado para ser esposa y madre, no sabía cómo enfrentar el problema, así fue como de forma natural, sin siquiera planearlo, no pidió ninguna explicación a su marido y siguió viviendo como si nada pasara, ahora con un trabajo mal pagado en un supermercado, tenía que mantener a Kyuhyun y a ella misma, debido a que su marido gastó todos sus ahorros en mujeres y en parrandas.

Sueño de Amor (SuperJunior-KyuWook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora