CAPÍTULO 3: Juls, ¿Te quieres callar?

10 2 3
                                    




— Claudia, tienes visita — Me avisa mi madre desde abajo.

— Sí, he quedado con Júlia — Contesté desde mi habitación.

— Ya sube.

Pocos segundos más tarde, mi amiga paso por la puerta, junto a una bolsa.

— Hola Clauka — Me saluda cerrando la puerta detrás de ella.

— Hola Juls — Digo girando la silla hacia ella para poder darle los dos besos de siempre.

Ella se acerca a mí y se agacha a mi altura para darnos los dos besos de saludo.

— ¿Me puedes dejar un color y así me las pinto también? — Pregunta dejando su bolsa sobre la cama.

— Claro que sí, coge el que quieras de la caja — Contesto.

Júlia se sentó en la otra silla y cogió el color rojo para pintarse sus uñas, su color favorito como siempre, le queda muy bien junto a su pelirrojo cabello y sus verdosos ojos.

—Clauka, me puedes explicar por qué hueles a tío cuando me he acercado a darte los dos besos? — Pregunta abriendo el pintaúñas y comenzar con su dedo pulgar.

— ¿Huelo a tío? — Preguntó mirándole sorprendida.

— Aja, ¿Con quién te has acostado? ¡Y no me has dicho nada! — Dice mirándome directamente para después seguir pintando sus uñas. — Creía que era tu amiga — Dice exagerando tristeza y decepción.

—No me he acostado en ese sentido con ningún chico — Giro los ojos por su show.

— Pero sí que te has acostado con un chico. ¡Oh dios mío!

— Juls. — La llamo para que no grite tanto.

— ¡Te has acostado con un chico! ¡No lo has negado! ¿Es guapo?

— Dios mío Juls, no grites tanto, eres una dramas.

— ¿Qué pretendías no decírmelo?

— Si lo iba a hacer, pero tú te has adelantado.

— Está bien, hago silencio, pero cuéntame todo, todo — Dice con una sonrisa de pícara volviendo a pintar sus uñas.

— Ayer... Bueno, antes de ayer conocí a mi vecino. — Como no, ella me volvió a interrumpir.

— ¿Es guapo? ¿Cómo se llama? ¿Es mayor que tú? ¿Es más alto?

— Puedes dejarme hablar, cuando acabe preguntas — Le interrumpí ahora yo.

— Uf, vale me aguanto las ganas.

— Gracias. Bueno, la cosa es que fui a su casa a ayudar con la mudanza, montamos un mueble y... Ah, si nos hicimos una foto. — Recordé la foto, cogí mi móvil con cuidado de no manchar nada. Abrí el chat donde estaba la foto y se la enseñe.

— Oh dios, parece un chico sacado de Pinterest... ¡Tiene el brazo por encima de tus hombros!

— Es porque el espejo es pequeño, así salíamos los dos.

— Son suyas las gafas que tienes ¿No? Porque no me suenan.

— Sí, son suyas, se las quité antes de la foto.

— Salís muy guapos... ¿Es así de guapo?

— Si, tal y como ves en la foto.

— ¡Acabas de confirmar que te parece guapo!

Nate CardanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora