QUARENCIA

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Quarencia


"Un lugar de donde se extrae el valor, donde uno se siente como en casa, el lugar donde eres tu yo más autentico"



Pov Beatriz.

Despierto desorientada, por unos minutos me cuesta recordar donde estoy, escuchar las bocinas del tránsito en vez de las olas del mar me hace caer en cuenta, todavía sigo en el pecho de Armando, lo escucho respirar, por suerte pudo dormirse, necesita afrontar un día difícil.

Me levanto lo más despacio que puedo para no despertarlo, el día de ayer fue tan largo, no puedo creer que al final, terminé durmiéndome en sus brazos, como siempre soñé, es la primera noche que ninguno de los dos tuvo que dar cuenta a nadie, no fue el rencuentro ideal, ni lo que me imaginé cuando al fin decidí invitarlo a Cartagena, pero la vida es así, de un momento a otro pasan cosas que nos ponen en jaque, que nos dan la oportunidad de juntar coraje para hacer algo por los demás.

Sin pensarlo subí a ese avión, sin ni siquiera saber a qué me enfrentaría al llegar, pero solo quería estar con él, acompañarlo en un momento difícil, quiero que podamos ser capaces de aprender de nuestros errores, de crecer como personas pero sobre todo como pareja, si es que al final podemos ser capaces de continuar con esta relación.

Sabía que debería enfrentarme a muchas cosas, pero no puedo estar lejos cuando él me necesita. No sé si doña Margarita estará cómoda teniéndome aquí pero yo solo puedo tomar mis decisiones pensando en lo que Armando necesita de mí en este momento.

Es fácil reconocer que hubiera deseado que nuestro reencuentro fuera algo de los dos, que pasáramos las horas amándonos sin preocuparnos por nada más, deseo con desesperación volver a hacer el amor con él, sentir como mi cuerpo reacciona a cada caricia, poder ver el brillo de sus ojos cuando entra en mí, y sus besos, la ternura y la pasión con la que me besa me vuelven completamente loca.

Voy hasta la cocina, espero encontrar algo para prepárales a ambos un desayuno, necesitan estar bien para enfrentarse a lo que viene, por suerte Armando me ha hecho caso y ha comenzado a alimentarse mejor, encuentro pan, hago tostadas, café y corto un poco de fruta.

-Bueno días Beatriz, pensé que era Armando- dice Doña Margarita ya preparada para salir a la clínica.

-Buenos días Doña Margarita, Armando sigue durmiendo, me levanté para prepararles el desayuno, ¿usted pudo dormir?

-Un poco Betty pero no se preocupe en preparar nada, no tengo deseos de comer.

-Disculpe que insista Doña Margarita pero usted tiene que estar fuerte, ¿acaso cuando don Roberto despierte no quiere que la vea bien?, no pude permitirse sufrir algún percance de salud, tiene que estar bien por él- lo digo en un tono bastante autoritario.

-Creo que tiene razón, trataré de comer algo, gracias Beatriz, Armando la necesita a su lado, no sabe lo que sufrió en este tiempo.

-Lo sé, yo quería acompañarlo, y a usted también, sé que nuestra relación no fue ideal pero quiero que sepa que amo mucho a su hijo y la familia es muy importante para mí.

-No se preocupe Beatriz, sé que en el pasado fui dura con usted, pero le aseguro que estoy muy feliz porque hayan podido aclarar las cosas con Armando, con solo ver como se miran uno se da cuenta de lo enorme que es su amor, lo único que deseo es mirar para adelante, esto que le sucedió a Roberto es un duro golpe, me hacen pensar en todo el tiempo que pasamos preocupados por cosas que no merecen la pena, hay que darse la oportunidad de ser felices y si la felicidad de mi hijo está a su lado yo solo puedo darle la bienvenida a mi familia.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora