RENCOR

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-No vuelvas a ponerme una mano encima, me das asco Viktor Volkov.-

Horacio gruñó al alfa frente a él, llenando el ascensor de aquel elegante edificio de un agrio aroma a caramelo, ese alto ruso de cabellos blanquecinos peinados cuidadosamente hacia atrás, mantenía una media sonrisa triunfal habiendo conseguido su objetivo, desestabilizar al omega de cresta rubia antes de la reunión.

Aquellos dos hombres trabajaban para las dos principales empresas de Marketing y Publicidad de Los Santos, Volkov era la mano derecha de Jack Conway, dueño de CM's, empresa líder en el sector, mientras que Horacio se hizo con Darwins, una empresa que el mismo Conway quiso comprar cuando salió a subasta tras su quiebra.

Se conocieron en la universidad mientras compartían carrera, el ruso no era de muchas palabras, era muy serio y arrogante y estaba muy centrado en sus estudios, su compañero de habitación era un alegre omega de piel morena y ojos bicolores al que le costaba centrarse, pero el que también sacaba una gran nota gracias al apoyo que le dió aquel alfa con el que al principio, le costó demasiado interactuar.

En la universidad donde estudiaban, podían compartir habitación tanto alfas, con omegas y betas, la distinción de clases ya no se llevaba y gracias a los supresores, los omegas podían estar junto a los alfas, quitando en su época de celo, la cual aquellos alfas que no podían controlarse, eran cambiados de habitación los dias que el omega que compartía aquel espacio con él, lo pasara y viceversa.

El primer celo de Horacio fué horrible, los sudores, temblores y dolores no le dejaron descansar el primer día, por aquella época, un año después de compartir habitación, Viktor y él se llevaban bastante bien, habiendo ambos formado una gran amistad por lo cual, el ruso, se dedicó a poner paños frios en la frente del menor y le dió todo su apoyo.

Él sabía controlarse muy bien, expulsaba sus feromonas con aroma a hierbabuena con toques de café, para que el muchacho se relajara, haciendo notorio lo bien que se sentía junto a él dejando que el dulzor del caramelo, llenara las fosas nasales del mayor.

No sabía por qué podía sentir el dolor de su compañero, su lobo interior estaba eufórico con el celo del chico y al pasar el segundo día no podía controlarse estando cerca de él, deseaba hacerlo suyo durante dias, su aroma era una adicción para él, sus colmillos sobresalían cada vez que se acercaba y tocaba la piel de su frente para comprobar su temperatura, si seguía quedándose con él, iba a follarlo hasta destrozarlo.

La noche siguiente, Horacio se dió una larga ducha, su lubricante natural caía incesante por sus piernas llenándolo de verguenza cada vez que Viktor estaba junto a él, los dolores cada vez eran más intensos, sentía punzadas en su bajo vientre y quería pedirle al ruso que lo dejara solo los dias que le quedasen de celo.

Cuando salió del baño, se lo encontró de frente, el gris había desaparecido de los ojos de Volkov, sus pupilas estaban completamente dilatadas, el sudor le bañaba y aquel aroma a hierbabuena era muy intenso, en un abrir y cerrar de ojos, Horacio se vió tumbado en la cama con el mayor encima, devorándole los labios y metiendo sus manos entre la poca ropa que llevaba, dejándole desnudo.

Esa noche la pasaron intimando una y otra vez, aunque el más alto nunca se anudó al menor, siempre conseguía tener las fuerzas suficientes para apartarse y correrse fuera de él, así como ignorar las inmesas ganas de marcar al omega.

En el último acto, algo en ellos cambió, Viktor conectó su mirada con la bicolor y su lobo interior aulló de felicidad, consiguió no marcarle pero sí anudó en su interior extasiado, después de ese momento, su relación cambió para siempre, el peliplata salió de esa habitación, solo volviendo al dia siguiente para entregarle una pastilla a Horacio, la cual desharía el cachorro que pudiera estar empezando a formarse en su interior, dejando al menor descolocado y triste, sintiendo un gran vacío en su interior, comprendiendo lo que pasaba, ambos estaban destinados y el ruso huía de la situación.

BITE ME AND LOVE MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora