DUDAS

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-¿Estás bien?,- el omega pudo sentir el nerviosismo y fuerte aroma del alfa, más la cara que traía, estaba pálido.

-Si, no te preocupes, estoy...bien,- intentó sonreir para no delatarse pero ya era tarde.

El ruso había llegado al restaurante donde le esperaba Horacio, había pedido una botella de vino blanco, Volkov cogió su copa y se la bebió de un trago.

-Hey, cuidado, el vino pega bastante,- lo miró extrañado,- ¿puédes decirme qué pasa?,- cogió su mano y la acarició.

-Verás, yo...hace un año más o menos...es-estaba en la oficina y bueno...-

-Coño, qué casualidad chicos,- Greco entraba con Gustabo en el restaurante.

-¿Qué haceis aquí?,- preguntó lo obvio el peliplata.

-Pues venimos a comer, el perro de tu novio me dijo que hoy estaba ocupado y llamé a este,- señaló al beta.

-Cállate anda, sentaros aquí con nosotros,- el alfa rubio asintió y se sentaron con la pareja, haciendo que el peliplata se sintiera peor, estaba a punto de sincerarse con el chico y lo habían fastidiado.

La comida entre los cuatro se convirtió en unas copas, después en una tarde de risas en casa del de cresta, donde siguieron bebiendo y cayendo la noche pidieron unas pizzas, se quedaron a dormir allí, estaban perjudicados por el alcohol y nadie cogió el coche, había sitio de sobra para quedarse durmiendo, Greco y Gustabo en la inmensa cama de la habitación de invitados y Viktor con el omega.

Por la mañana el alfa rubio preparó café para todos, desayunaron juntos y los tres hombres se marcharon a sus casas para poder ducharse y cambiarse de ropa, dejando a Horacio haciendo lo mismo para llegar bien al trabajo, iban tarde pero al estar en la empresa de los amigos, eso no era problema, no tenían un jefe al que dar explicaciones.

Cuando llegaron a Darwins, Alanna los recibió sonriente, todos tenían ojeras y estaban cansados por no haber dormido lo suficiente así que les preparó una buena jarra de café que dejó en la sala donde iban a trabajar a partir de ese dia, también les organizó toda la documentación que había traido Volkov.

La mañana pasó tranquila, adelantaron poco debido a la resaca que sufrían sus cuerpos, el dolor de cabeza les dejó la tarde entera sentados en silencio, cada uno trabajando en lo suyo.

Esa noche se despidieron y cada uno fué a descansar a su hogar, el alfa ruso seguía sin poder encontrar el momento para  hablar con su omega y se sentía frustrado, pensó en ir al dia siguiente a buscarlo a su casa pero Gustabo se le adelantó, invitando a desayunar al de cresta antes que él.

Horacio salió de casa esa mañana, estaba más despejado, su amigo lo esperaba en su coche en la puerta,- buenos dias perro, estás muy guapo hoy,- el aroma a madera era muy agradable, el ojiazul soltaba sus feromonas siempre para para hacer sonreir a su amigo de toda la vida, desde pequeños cuando lo veía triste o preocupado, lo hacía, viendo los perfectos y blancos dientes que el omega le mostraba con esa sonrisa tan encantadora que tenía.

-Buenos dias Gus, ¿dónde me vas a llevar?,- se montó y se puso el cinturón.

-A por croissants recién hechos, los que tanto te gustan.-

-Hace mucho que no me llevas a esa cafetería,- el alfa apretó el volante y frunció el ceño.

-Últimamente te la pasas pegado a ese tio, apestas a él,- Horacio lo miró extrañado.

-Es mi alfa, sabes que estamos intentando retomar la relación, él ha cambiado y al final sabes que es mi destinado, estaría bien acabar junto a él.-

BITE ME AND LOVE MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora