El avión aterrizó en esa cálida ciudad, el vuelo había sido ameno, Horacio estuvo escuchando música para distraerse pero en su playlist había algunas canciones que le hicieron soltar alguna que otra lágrima.
Se pasó todo el tiempo autoconvenciéndose de que hacía lo correcto, Gustabo estaba demasiado pesado, Conway era una barrera en la relación con Volkov, al final era su jefe y el ruso no había querido dejar su trabajo para viajar con él, eso demostraba que le guardaba fidelidad a esa empresa, propiedad del desagradable alfa y él nunca les dejaría ser felices.
Por otro lado, pensaba en como podría haber sido su vida junto a su alfa, durante el trayecto pudo notar el dolor en su pecho, la pena, el desespero, la angustia, tanto suya como de Viktor, le costó tanto marcharse del hogar del mayor y dejarlo ahí, intentó inspirar su aroma todo lo que pudo con la intención de grabarlo en su memoria, aunque sabía que pronto desaparecería, al igual que la bella marca que llevaba en su cuello.
Todo estaba siendo demasiado doloroso y no tenía con quien hablarlo, estaba en una ciudad extraña y no conocía a nadie, quería guardar distancia con su amigo y no podía llamarlo para desahogarse, Alanna estaría ocupada ya que ahora con su marcha, tendría más trabajo y a su alfa no podía llamarlo de momento porque si escuchaba su voz, posiblemente correría a sus brazos y ahora tenía una gran oportunidad por delante.
Se montó en un coche negro que los aguardaba a la salida del aeropuerto, Claudio le abrió la puerta, era todo un caballero, arrugó su nariz, el chico soltaba sus feromonas, estaba triste y eso hacía que el aroma no fuera agradable.
-¿Que te ocurre Horacio?,- preguntó una vez estaban de camino al nuevo hogar del chico.
-Nada...simplemente trato de adaptarme lo mejor posible a esta situación, se me pasará,- suspiró y miró por la ventanilla, observando el colorido y soleado paisaje que Miami le mostraba.
Llegaron a un elegante complejo, había una gran mansión blanca con piscina, pista de tenis, cancha de baloncesto y un par de casitas aparte pero dentro del mismo recinto, aquello era inmenso.
Horacio se extrañó, no sabía donde estaban, pensó que de momento iría a un hotel hasta estar lista su casa pero aquello no se lo esperaba y su lobo interior gruñó avisándole de que no se sentía cómodo allí, todo aquello olía a Claudio y le desagradaba.
-¿Quién vive aquí?,- preguntó bajándose del coche y esperando a que el alfa también bajase.
-Yo, esta es mi casa Horacio, ¿te gusta?,- preguntó dirigiéndose hasta él.
-Si, es muy...grande y bonita pero, ¿no deberíamos ir a buscar un lugar en el que quedarme?, estoy cansado y quiero deshacer mis maletas,- se cruzó de brazos y frunció su ceño.
-Este es tu nuevo hogar, aquí hay sitio de sobra y puedes usar todas las instalaciones, tenemos servicio y todo lo que pidas, lo tendrás,- caminó hasta la puerta mientras el chófer sacaba las maletas del coche.
-¿Cómo voy a vivir contigo?, no me parece adecuado Claudio, mejor buscaré un hotel hasta que pueda alquilar algo,- Horacio se quedó junto al coche, su marca pulsaba, su lobo estaba en guardia y eso le hacía tener miedo, no se fiaba de ese alfa y encima estaba solo allí.
-Puedes quedarte en alguna de las casas aparte, si no te sientes cómodo en la grande, pero siéntete como en casa, disfruta, ahora tienes una nueva vida que debes aprovechar,- el omega no quería estar allí aunque lo de quedarse de momento en una de las casitas lejos de la mansión, no le pareció tan mala idea, al menos de momento se quedaría pero buscaría otra ubicación cuanto antes.
Eligió la que estaba más apartada de la zona donde vivía Claudio, el beta llevó sus maletas hasta allí, abrió la puerta e invitó a Horacio a entrar, el de cresta pudo comprobar que era un lugar increible, lujoso, contaba con todo lujo de detalles y era el único sitio donde el aroma de ese hombre no estaba impregnado.
ESTÁS LEYENDO
BITE ME AND LOVE ME
RandomHoracio Pérez y Viktor Volkov, representates de las dos empresas de publicidad y marketing líderes de la ciudad, pelearán por llevarse los mejores contratos. Un pasado en el que el alfa ruso renegó de su omega destinado, encontrándose ahora cara a c...