Volkov se despertó temprano, un calor invadía su cuerpo, había soñado con ese omega de cresta y lo peor era que, en un par de horas lo tendría en su zona de confort, donde cada día desempeñaba su trabajo.
Se dió una ducha con agua tibia, salió al salón de su lujoso piso enfrente del Bahamas y preparó un café mientras leía la prensa que diariamente dejaban en su puerta, poniéndose así al día sobre la competencia en otras ciudades.
Se vistió con un impoluto traje de marca, su vestidor estaba cuidadosamente ordenado, el blanco y negro predominaba como colores principales de sus prendas, teniendo separadas algunas camisas color burdeos o azules así como alguna prenda cassual para algún dia libre, pero era raro verle vestido con algo que no fueran sus elegantes prendas, ya que poco tiempo era el que se tomaba para sí mismo, considerándose un adicto al trabajo.
Después de peinar milimétricamente sus cabellos plateados y de ajustar su corbata, bajó hasta el garaje donde guardaba su brillante coche deportivo, el cual cada noche antes de llegar a casa, llevaba para que lo lavaran a conciencia, quitando el polvo que cada día se posaba sobre él.
Condujo hasta el edificio donde trabajaba, encontrándose con su jefe Jack Conway en la puerta del ascensor.
-Te iba a llamar, ven a mi despacho,- el ruso lo siguió y después de que el mayor sirviera un par de cafés recién hechos que su secretaria siempre tenía en la mesa que estaba pegada a la pared del fondo, se sentó en su gran butaca de cuero y le mostró a Volkov unos papeles.
-¿Qué es esto?,- los leyó por encima dándose cuenta de que era el contrato conjunto que había firmado el dia anterior.
-¿Has perdido la campaña?,- el aroma a chocolate agrio se hizo presente en el despacho, haciendo notar el enfado del dueño de la empresa.
-No, solo que el cliente quiere que trabajemos junto a Darwins, hice lo que pude pero parece que Horacio también lo hizo bien,- el mayor frunció el ceño.
-Horacio...me gusta ese omega, tiene un carácter que le hará triunfar en los negocios,- el peliplata lo miró y levantó una ceja,- si sigues demostrando tu mediocridad delante de él, te pasará por encima Viktor y todo lo que has conseguido en estos años, todas las oportunidades que te he dado, no servirán de nada, serás un pringado más,- el alfa se sentía humillado, él daba cada segundo de su tiempo a la empresa, no descansaba apenas, conseguía buenos contratos y nuevos clientes cada mes y ese arrogante alfa nunca le había dedicado una palabra amable.
-Lo siento Conway, la próxima vez lo intentaré hacer mejor, debo ir a la sala de juntas, Greco me está esperando.-
Se dirigió a la puerta y antes de salir escuchó las palabras que le dejaron cabizbajo esa mañana,- si sigues así, igual no hay próxima vez, ¡espabila!.-
El aroma a hierbabuena se extendía por cada zona que pisaba Viktor, estaba frustrado, enfadado consigo mismo, no se consideraba mediocre ni mucho menos, al revés, él siempre daba su cien por cien y ese hombre jamás lo había valorado.
-Buenos días, ¿preparado para hacer la mejor campaña?,- Greco lo miró fijamente,- ¿qué te pasa tio?, tienes mala cara.-
-El idiota de tu jefe me tiene harto, nunca es suficiente lo que me esfuerce, nunca tiene bastante, nunca está contento...al final me lo voy a montar por mi cuenta,- golpeó la mesa.
-Ya sabes como es, sabes que te aprecia por eso te exige más,- el alfa lo miró y suspiró.
-Encima tengo que aguantar al omega impertinente, hoy desde luego que no es mi dia,- justo llamaron a la puerta, el de barba abrió y Horacio y Gustabo entraron sonrientes.
ESTÁS LEYENDO
BITE ME AND LOVE ME
RastgeleHoracio Pérez y Viktor Volkov, representates de las dos empresas de publicidad y marketing líderes de la ciudad, pelearán por llevarse los mejores contratos. Un pasado en el que el alfa ruso renegó de su omega destinado, encontrándose ahora cara a c...