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Dahyun soltó de nuevo otro bufido al instante que escuchó la risa de la princesa.

— ¡No es para nada divertido, Tzuyu! —Mencionó la joven omega mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho—. Seguramente estarías de la misma forma que yo.

—Te aseguro que sería feliz si estuviera en tu lugar, Dahyun —unos pasos las distrajeron de su conversación.

— ¡Allí estás! —y allí estaba la alfa que había marcado a su amiga, Hirai Momo a paso seguro y dando una reverencia en forma de saludo a la princesa, miró a su omega.

— ¿Sigues de quejumbrosa? —preguntó la alfa.

—Es mi naturaleza y ni creas que la cambiaré —respondió de inmediato Dahyun.

—Me gusta tu naturaleza de omega rebelde —le dedicó una sonrisa—, ¿quieres algo de comer?

— ¡Me encantaría! —respondió emocionada Dahyun incorporándose para acercarse a Momo.

La alfa colocó su mano sobre la cabeza de la omega revolviendo sus cabellos haciendo que Dahyun frunciera el ceño y que sus mejillas mostraran un color carmín suave, Tzuyu sonrió al ver aquello.

Soltó un suspiro en cuanto vio cómo se alejaban, la marca de Dahyun sobresalía, era como si estuviera presumiendo al mundo que tenía una alfa por fin y que es feliz en sobremanera con eso, y a pesar de que la joven omega se quejaba por su marca, podía ver la felicidad en su rostro, no había ningún rastro de disgusto.

Tzuyu pasó su mano por la unión de su cuello y hombro, como le gustaría tener la marca de su alfa sobre ella, y así poder estar juntas por toda una vida, ni siquiera se percató cuando la alfa líder llegó, tampoco de cómo había visto todas sus acciones anteriores.

A pesar de las explicaciones que le había dado la hechicera Jihyo, Sana aún no se sentía segura, creerle le estaba costando demasiado, y a su loba igual, pero la confusión, podía llegar a ser más credibilidad, estaba segura de eso, jamás había dudado de todo, y ahora que lo hacía, se sentía sumamente extraña, pero debía tomar en cuenta los recuerdos desaparecidos, además de las acciones de su omega.

— ¿Se encuentra bien, princesa? —preguntó Sana, haciendo que la princesa de inmediato quitase su mano de la unión de su cuello y hombro y dirigiera su mirada hacia la alfa líder.

—S-sí —respondió—, es sólo... —soltó un pequeño suspiro—, estoy algo pensativa.

—No debe preocuparse por una marca, princesa.

Tzuyu apartó la mirada de nueva cuenta, estaba segura que Sana decía aquello solamente para que dejase de pensar en alguna posibilidad de que la marcara, y eso en verdad dolía demasiado. Dolía profundamente dentro de su pecho, saber que la posibilidad de recuperar su lazo atado hacia aquella alfa, iba a ser casi una tarea imposible.

—Lo lamento, Sana —la alfa líder no comprendía el porqué de aquella tan repentina disculpa de parte de la princesa.

— ¿Qué dice? —la alfa estaba sumamente confundida—. No me debe una disculpa.

—Claro que te la debo, por todo lo que me soportaste desde pequeñas —la princesa omega tragó grueso y miró directamente a los ojos a la alfa líder—, era una completa inmadura, no sabía lo que iba a causar con mis acciones y mis palabras, en verdad lo lamento, alfa, jamás debí haberte rechazado, y sé que ahora no recuerdas nada, pero...

—Le he dicho que no me debe una disculpa —la voz de Sana era pesada, casi como la de mando, y eso asustó un poco a la omega, sintió como sus sentidos se ponían alerta, Sana se enojaba con facilidad cuando le decía alfa, y lo había hecho, tenía que estar lista para lo que viniese a continuación—, será mejor que deje de pensar en esas tonterías.

— ¿Y entonces qué fue aquel beso?

—Sólo lo hice para que dejase de estar triste, eso es todo, sé que ha dicho que se comportó como una inmadura, y aunque los recuerdos se hayan ido por completo de mí, créame que aunque los tuviera, ni siquiera estaría con usted —Sana dio unos pasos hacia el frente y tomó a la princesa del antebrazo—, escúcheme bien, deje de decir que somos predestinadas, no lo somos, y será mejor que deje esas falsas expresiones suyas solamente para que me acerque a usted, tal vez esto tenía que pasar para que dejemos de estar juntas, porque siempre saldré lastimada por culpa suya, princesa Chou.

Y la soltó, Tzuyu se agarró el antebrazo, la fuerza que la alfa había aplicado sobre ella había sido mucha.

— ¿Por qué no puedes admitirlo?

—Porque el destino nos preparó ahora caminos distintos, princesa Chou, y esos son los caminos que tomaré.

— ¡Prometiste que no te separarías de mí! —Sana retuvo un gruñido al escuchar a la omega.

— ¿Quién dijo que debo obedecerle?

Y allí Tzuyu lo vio, ese brillo rojizo en los ojos de la alfa, no era Sana, esa no era Sana.

—Sana —la alfa gruñó ante aquel llamado—, no eres tú, esa no eres tú.

—Soy yo —mencionó la alfa líder.

Tzuyu debía tomar un riesgo, del cual tal vez podría salir lastimada de por medio, pero aun así, tomó valor y a pasos lentos se acercó a ella, la alfa líder gruñó al ver que la princesa omega se aproximaba cada vez más cerca de ella.

—Ni siquiera piense dar un paso más, princesa —amenazó la alfa.

La omega ignoró por completo aquella advertencia, debía hacerlo, ese brillo no es normal, no en un alfa, y cuando por fin estuvo cerca, su mano fue a dar con la mejilla de Sana, la alfa siguió gruñendo, casi mostrando por completo sus colmillos a la omega, y Tzuyu se estiró solamente un poco para poder brindarle un beso en los labios a la alfa, Sana colocó su mano en la unión del cuello y hombro de la omega, sus garras afiladas se encajaron en la piel de la omega, provocando que la princesa soltara un chillido adolorido pero a pesar del dolor, Tzuyu no estaba dispuesta a tomar distancia.

De nueva cuenta el color en los ojos de la alfa se esfumó poco a poco y la presión ejercida hacia la zona de la unión del hombro y cuello de la omega disminuyó hasta que por fin la soltó, Tzuyu separó sus labios de los de Sana y colocó su mano en la zona afectada por las garras de la alfa líder, el dolor y el ardor de la herida eran ignorados por la afectada.

—Estás devuelta —mencionó Tzuyu sonriendo hacia Sana.

Sana miró la mano que cubría aquella zona de unión del cuello y hombro de la princesa, y miró como la mano de la omega tenía algo de sangre. Sus ojos se abrieron en demasía al percatarse de aquello, y cuando levantó su mano para poder quitar la de Tzuyu, se detuvo, se percató que ella también tenía la sangre de la princesa entre sus dedos.

—Y-yo... —su pulso tembló—, ¿yo te hice eso? —miró a la omega quien le dedicaba una tenue sonrisa.

—Sana —la omega dio un paso al frente, pero la alfa retrocedió—, deja de preocuparte, es sólo una herida, me recuperaré.

—No, no es solamente una herida, te he lastimado —ella no es esa clase de alfa, no puede seguir allí—, debo irme.

—No, Sana... —Tzuyu intentó detenerla—, quiero que estés conmigo...

—No, ves eso —miró la herida de la princesa omega—, no quiero hacerte daño, o peor, podría... —tragó saliva con pesadez ante su pensamiento—, podría matarte, y no quiero eso, no quiero hacerte daño, lo lamento.

— ¡Sana!

Pero la alfa líder ignoró aquel llamado, debía irse de allí lo antes posible, o si no podría descontrolarse, no sabe lo que le está pasando, su loba la felicita, pero también la reprende, es extraño, definitivamente tenía que escapar de allí, no quería volver a lastimar a la princesa.

La Omega que no quería a su predestinada [Adaptación Satzu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora