Levi, un famoso e influyente editor de Nueva York, está a punto de ser destituido de su cargo por negarse a un matrimonio arreglado. Para evitarlo, declara que está comprometido con su ayudante Eren Jaeger. Él está dispuesto a participar en la farsa...
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“Will you still be with me when the magic's all run out?” —If Only - Dove Cameron
「Levi Ackerman」
La mayoría de las tiendas en éste pueblo son casi todas propiedad de los padres de Eren; entonces conseguir un nuevo teléfono para mí y con el mismo número era una tarea demasiado sencilla para los Jaeger.
Llegamos a la tienda en dónde nos entregarían el celular y en cuanto entramos Eren fue directo a la sección de papas fritas, ya que era una tienda en dónde se podía encontrar de todo, casi como un supermercado de la ciudad pero mucho más pequeño.
Mientras yo miraba las botas para bebé pude sentir una muy pesada mirada detrás de mi, casi por instinto me gire a ver quién era el culpable. Horrible fue la sorpresa cuando ví que era el mismo hombre al que le había soltado una nalgada en esa vergonzosa fiesta.
Carajo... ¿Es que acaso no hay más chicos en éste lugar? o ¿Porqué siempre me lo tengo que encontrar?
— ¡Hola Levi! —me saludó.— ¿Qué tal la fiesta? ¿Te acuerdas de ésto?
Comenzó a mover su cadera de una forma casi obscena mientras tarareaba la canción con la que me había bailado aquella noche.
¿Por qué no me traga la tierra en éste momento?
—Ja, sí como olvidarlo. —intente esquivarlo pero seguía caminando junto a mi y bailando. Dios, quiero darle una patada y mandarlo directo a Zazcachitun.
Me dejó en paz solo hasta que me acerqué a Eren, quien por supuesto se burlaba de mi.
—Parece que le diste una buena impresión a Onya. —dijo Eren.
—Sí, especialmente cuando llore.
Eren sonrió y miro rápidamente detrás de mi.
—Dato curioso de Eren numéro seis, me encantan estas papitas, —me mostró un tubo rojo de papas y luego lo guardo en su bolsa.— la Coca cola y las hamburguesas de queso.
— ¿Cuántos años tienes? ¿Trece?
—Ten Eren, el celular. Yo mismo me encargué de colocar los contactos y ajustar todos los detalles para que sea un buen celular para tu apuesto prometido. —el hombre nos interrumpió mientras sostenía mi celular entre sus manos.
—Muchas gracias Onya. —dijo Eren, y se dió la vuelta para pagar sus cosas.
De nuevo me quedaba yo solo con éste.
—Ten, que lo disfrutes.
—Sí, gracias. —quise tomarlo pero el lo alejó, luego me lo acercó y me hizo el mismo juego una y otra vez hasta que me harté y le arrebate el celular de las manos.
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