Levi, un famoso e influyente editor de Nueva York, está a punto de ser destituido de su cargo por negarse a un matrimonio arreglado. Para evitarlo, declara que está comprometido con su ayudante Eren Jaeger. Él está dispuesto a participar en la farsa...
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「Eren Jaeger」
—Les dije que los estaría observando... — la señora Ackerman fue la primera en hablar después de un largo silencio.
Y es que, ahora estaba en una de las peores situaciones de mi vida. Frente a nosotros, la señora Ackerman nos miraba con una mueca de desaprobación, mientras que, a su lado, mi hermano parecía decepcionado.
“Probablemente ya nos descubrieron, quizá no fuimos tan buenos actuando. Estamos acabados.”
Miles de ideas llegaban y ahogaban a mi mente, por supuesto, todas fueron malas. Siempre esperando lo peor.
Mis manos comenzaron a temblar y mis piernas se sentían pesadas, casi como si me hubieran puesto dos grandes pesas en ambas.
—Mamá, ¿Tú qué haces...? —preguntó Levi, cortando su pregunta gracias a la interrupción de mi hermano.
—Yo la llamé... Ella me comentó que piensa que están mintiendo, entonces le dije que viniera.
—Debes de aprovechar ésta oportunidad Edén, y ésta oferta solo durará 20 segundos. —dijo la señora Ackerman sacando una especie de antigua grabadora de su bolsillo de mano.— Si tú declaras en este momento que su relación es un fraude te perdono todo, haré como que nada pasó y me llevaré conmigo a mi hijo para por fin terminar lo que dejamos a medias en casa, tú decides.
Yo sabía a lo que se refería con eso. A ésta señora le importaba más las ganancias económicas que la felicidad de su propio hijo, quien aún con aquella actitud que siempre se había mostrado fuerte ahora estaba detrás de mi, totalmente asustado.
Eso me hizo hervir la sangre. No iba a permitir que Levi se casara con alguien que no amaba, mucho menos para que ésta señora se haga rica gracias a eso.
Estaba por decirle algunas cosas no tan amables a esa mujer, sin embargo, el comentario siguiente que ahora era proveniente de mi hermano termino por colmar mi paciencia:
—Dile que sí, Eren.
Le lance la peor mirada de enojo, odio o incluso repudio que tenía guardada en algún lado.
—Mire señora, déjeme decirle algo: Hace tres años que trabajo para Levi, comenzamos a salir hace seis meses. Le pedí que se casara conmigo y acepto, entonces nos vamos a casar. —conteste.
Levi me miró asombrado, como si no esperara que yo diera esa respuesta.
—Nos vemos en el altar, vámonos CARIÑO. —tomé la mano de Levi y ambos salimos de ahí.
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