Capitulo 15

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Esto es únicamente una adaptación del libro "¿Estás lista para Velos?" de la escritora Alissa Brontë.

***

Camila estaba expectante, sólo podía escuchar su respiración agitada a su alrededor. No podía dejar de mirarla. Era la mujer más atractiva que nunca había visto y, aunque en la oficina tuviera que contenerse, ahora iba a poder disfrutar de ella. Aunque tuviese fecha de caducidad, no le importaba. Lo disfrutaría al máximo. Y lo guardaría en su recuerdo para siempre.

Akuma se alejó para tomar aire. Tenía que realizar su ritual, crear la atmósfera. No se encontraba en plenas facultades, esa mujer la hacía perder la cabeza, pero tenía que intentarlo. Así que respiró profundamente y, más calmada, se metió en el papel de Akuma.

-Soy Akuma. Bienvenida a mi infierno particular. Soy un demonio que va a torturarte hasta que estalles de placer. Pero hay normas. ¿Estás dispuesta a aceptarlas?

Camila tragó saliva y asintió con la cabeza. Necesitaba saber qué iba a suceder a continuación y a la vez necesitaba alargar el momento para que durara... para siempre.

Akuma la rodeó, como era costumbre, y quedó a sus espaldas. Con manos delicadas retiró la melena hacia atrás y dejó su cuello expuesto para, a continuación, acercarse y perderse en el olor Camila desprendía: un aroma que parecía estar pensado para alterar sus sentidos, para volverla loca.

-No puedes hablar -murmuró mientras apretaba el nudo alrededor de su muñeca- ni pedir nada. No puedes proferir ninguna protesta, ni decir «no». No puedes elegir ni decidir. Lo único que tienes permitido es dejarte llevar y disfrutar, ¿lo has entendido?

Camila volvió a asentir con la cabeza, aunque no podía estar segura de si el gesto había sido real o producto de su mente, que se ahogaba en el mar de sensaciones que esa mujer provocaba en su interior.

-Buena chica. ¿Estás lista para el diablo?

-¿Y el diablo? ¿Está listo para mí?

Nada más pronunciar esas palabras se arrepintió. Tenía que ser cuidadosa, dejarse llevar. Aunque su voz, en esos momentos, no parecía la suya gracias al poco aliento que le cabía en el pecho y cuya falta la hacía salir como un leve y ronco susurro, no podía arriesgarse. Quería mantener su identidad en secreto todo lo que fuera posible, al menos hasta que el contrato de dos meses llegara a su fin. Cerró los ojos y se mordió el labio para impedir que nada más saliera de su boca.

Jauregui sonrió. Ahí estaba, la había estado esperando desde que la vio: la osadía de esa mujer, que incluso en esa situación le plantaba cara. La excitaba de forma incontrolable. Notaba cómo su miembro palpitaba bajo el pantalón, deseoso de perderse en ella. Quería seguir con el juego, quería que fuera algo único para ella... igual que para las demás, y en ese momento se dio cuenta de que con ella no iba a funcionar, porque un demonio no podía engañar a otro.

Había estado equivocada, había pensado que tenía el control, que era la dueña de la situación, pero no era así. Esa mujer de ojos marrones era la tentación personificada y no estaba segura de si ella estaba lista para no perderse en ella.

Ciega por el deseo se colocó por delante y subió la falda del vestido hasta enrollarla en las caderas. Separó sus piernas y ató cada una a un extremo del sillón pensado para ese menester.

-Voy a tener que castigarte, Tsuki. No obedeces. Te comportas mal. No dejas de enfrentarme y por eso tengo que castigarte.

Camila no podía decir nada, sólo observaba perdida en lo que sucedía.

¿Se había portado mal? ¿Por qué? ¿Por el comentario? Le daba igual, sólo quería sentirla. No le gustaba estar inmovilizada y, a la vez, la excitaba. Akuma se alejó hasta el terrario, que no le había pasado inadvertido. Metió las manos y sostuvo una larga serpiente entre sus manos. ¿Qué pretendía? Un escalofrío recorrió el cuerpo ardiente de Camila, erizando a su paso el vello de su cuerpo.

¿Estás lista para el diablo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora