Capitulo 20

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Esto es únicamente una adaptación del libro "¿Estás lista para Velos?" de la escritora Alissa Brontë.

***

Jauregui la contempló dormir el resto de las horas. No dejó de abrazarla en ningún momento, tenía claro que era Camila. Le gustaría levantar la máscara para que no hubiese rastro de duda en su cabeza, pero no quería despertarla. Habían trabajado mucho, y no sólo en la oficina.

La aferró con más fuerza cuando se dio cuenta de que quedaba muy poco tiempo para estar juntas y dejó escapar el aire al pensar que una noche a la semana era muy poco para saciarse.

Estaba hecha un lío. Por un lado, no quería que ella se alejara, por otro no veía una mejor solución. No podía ser, tenían que trabajar juntas y eso sólo dificultaría las cosas. Estaba en un buen aprieto, no sabía con quién hablar, a quién contarle lo que pasaba por su cabeza y que fuera capaz de comprenderle.

Tal vez Sasha, él tenía que haber pasado por algo similar. Todavía recordaba su primer encuentro hacía tantos años, apenas si parecía una mujer. Aquella mujer la había dejado destrozada. Había clavado los tacones de sus zapatos con fuerza en el corazón de Jauregui.

Había sufrido mucho y lo había pagado con inocentes, también se había metido en negocios poco recomendables y se había aliado con gente a la que la mayoría querría bien lejos de ellos. Así había sido ella también.

Ahora... ahora pensaba en que existía esa pequeña posibilidad de perdonarse y de tener algo, o al menos intentarlo, con esa mujer que tenía entre sus brazos.

Esa mujer que le había dado mucho y no había pedido nada. Esa mujer que hacía que la esperanza retornara a su corazón. Sonrió al recordar su osadía. Si en un principio le había resultado extraño, ahora comprendía los motivos.

Tenía que haber sido complicado para ella contenerse; estaba segura de que ella sabía quién había bajo la máscara.

La imagen de ella desnudándola y mirando el tatuaje antes de firmar apareció para confirmar que ella lo sabía desde hacía más tiempo que ella.

La apretó contra su cuerpo de nuevo. ¿Cuándo se lo confesaría? ¿Le diría que era ella alguna vez? ¿O lo mantendría en secreto? No podía imaginarlo siquiera, porque era una mujer que no dejaba de sorprenderla al hacer justo lo contrario de lo que pensaba. Esperaría, quería ver cómo se sucedían los acontecimientos.

Miró hacia la ventana y la agitó con suavidad. Ya casi amanecía, y ella mejor que nadie sabía que serían unos días intensos preparando la fiesta y la presentación del nuevo suplemento. Al menos, la mujer de su socio se había encargado de la celebración y les había aliviado algo de tensión.

—Es tarde, nuestro tiempo se ha terminado.

Camila se desperezó y parpadeó al comprender sus palabras. No lo deseaba, hubiese preferido quedarse allí por siempre, entre sus brazos, arropada por el calor de su cuerpo.

—¿Por qué «Akuma»? ¿Qué significa? — con voz pastosa.

—Es un nombre japonés que hace alusión a un demonio. Lo prohibieron para que nadie pudiera llamar así a sus hijos. Mi padre intentó llamarme así, pero no pudo, así que imagino que lo adopté en su honor.

Camila la escuchaba en silencio. Quería saber todo lo que pudiera de ella, y parecía que estaba dispuesta a hablar.

—¿Por qué un dragón con cuerpo de serpiente? ¿Por qué escupe mariposas negras? —La voz de la mujer sonaba lenta por el cansancio, incluso a sus oídos la escuchaba extraña.

—Algunos dicen que los dragones son el símbolo de la sabiduría, de la fuerza. Otros que son algo espiritual... Las mariposas negras son la representación del Akuma. Por eso mi dragón las libera de su interior. Porque tiene un interior lleno de pecados.

¿Estás lista para el diablo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora