Eddie y Hannah se habían conocido gracias al Hellfire Club. Ambos eran unos amantes del D&D y del rock, lo cual era muy gracioso, ya que Hannah Hargrove era la reina de la escuela.
Eddie amaba eso de ella, Hannah era una chica muy sociable, y no le...
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Di un último grito y cerré los ojos.
Mi garganta estaba totalmente cerrada y mi boca jadeaba en busca de oxígeno. Mis manos comenzaban a perder fuerza, generando que la cola del murciélago se ajuste más a mi cuello.
Abrí los ojos y observé como los otros dos murciélagos masticaban la piel de mi estómago, haciendo que ardiera y quemara mucho.
Me sorprendí al ver que uno de los murciélagos salió disparado y luego voló lejos.
—¡Sáquenlos rápido! —Gritó Eddie.
Robin y Nancy comenzaron a golpear al otro murciélago que mordía mi estómago, mientras que Eddie y Steve se encargaban de quitar al que me ahorcaba.
—No... no puedo respirar. —Susurré cerrando mis ojos.
—¡Aguanta! ¡No te duermas, por favor! —Eddie siguió pisando al murciélago.
El extraño bicho aflojó su agarre y rápidamente aproveché para quitarlo de mi cuello. Steve lo tomó enojado y lo estampó contra el suelo.
Eddie me tomó en sus brazos y comenzó a inspeccionarme, mientras que Robin y Nancy peleaban con otro murciélago.
Steve tomó al murciélago que me estaba ahorcando y lo partió a la mitad. Intenté sonreír pero un líquido comenzó a subir por mi estómago haciendo que lo despida por mi boca.
Observé el suelo con una gran mancha de sangre recién salida de mi interior y limpié mi boca, mientras Eddie acariciaba mi espalda.
—Eso es, lárgalo todo. —Susurraba.
Me levanté y sonreí aunque salió más como una mueca.
—¿Qué hacen aquí? —Pregunté sorprendida.
—¿Es broma? No te íbamos a dejar sola. —Respondió un agitado Steve.
—Gracias. —Susurré.
Tomé mi estómago adolorida y observé la sangre salir.
—Jesús, creo que bajé un kilo, mínimo. —Hablé adolorida.
Eddie se acercó a mí y comenzó a revisar la herida.
—Debemos curar eso rápido antes de que se infecte. —Murmuró concentrado.
