Capitulo 01; Mi padre.

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—Hijo, al fin llegas... siéntate allí —Pidió mi padre recostado señalando el sofá moderno beige frente a la cama, lo miro pero decido no sentarme, era tan pequeño que a duras penas cabrían dos adultos, de un vinilo tan rebaloso y tosco como asiento de motocicleta, era un capricho suyo de juventud, se aferró a traerlo a casa cuando dejó su primer departamento, realmente desentonaba con todo y mamá lo confinó a su habitación.

—¿Cómo estás? Dijo Page que querías verme —mencioné sacudiendo el polvo de el excéntrico pisapapeles de caballo dorado sobre su escritorio, mi padre tenía una extraña afición a.. tener cosas sin sentido, si no fuera por mamá parecería una venta de artilugios antiguas.

—Sí, quería hablar con todos el sábado, pero entiendo que viajar se te complicó... quizás fue mejor —Me detuve para mirarlo con su típica sonrisa cansada, ¿Era tan malo lo que debía decirme? Mamá mencionó su salud pero... para que terminara en desastre debe ser peor. Dejo el caballo de lado para centrar mi atención en él.

—¿Y bien? —Pregunto con mis dedos en los bolsillos, era mejor ir al punto.

—De todos mis hijos eres el que más me entiende —Señala sonriendo, yo solo niego un poco mirando al suelo —Es cierto, quizás es porque eres el más tranquilo... pero no tan serio como tu hermano Marco—Tomó aire cansado para seguir —Ustedes hijos míos son como los caballos... —La metáfora de lo caballos, suelto un relinchido en burla —A eso me refiero —Lo miro con gracia para luego examinar otro de sus objetos, un globo del mundo hecho en hojalatería —Todos tienen su forma de ser llevados, su carácter, sus bríos, Marta es seria y apacible, pero muy estricta con ella misma, quizás es nuestra culpa, puede que exigiéramos tanto por ser la primera hija. Marco es algo severo...

—Es un amargado.

—Es difícil de carácter, duro como una roca...

—La roca no tiene nada blando dentro —Señalo dejándo el objeto en su lugar.

—Bien como un coco... hay que saber llegar al interior. Francis es rebelde, irresponsable...

—Es joven papá, yo fui así a su edad, formará caracter solo dale tiempo —Señalo revisando las repisas, solo tiene veinte años, cree que puede ahorrarse los tropezones del camino.

—Es que no tengo hijo, no me queda tiempo —Lo miro, noto sus ojos vidriosos, dudo un poco en ir porque sé que puedo llorar, pero termino yendo a sentarme a su lado en la cama —Solo me quedan meses, cuatro o seis... no sé sabe con certeza, el médico dijo que de haber ido a revisar más antes quizás habría tratamiento, pero... Hijo yo, quiero pedirte algo.

—Papá no...

—Hijo escuchame —Pide tomado mi brazo, yo no puedo ni mirarlo al rostro, siento que la garganta se me cierra y no respiro —Debo pedirte un favor, sé que no es el mejor momento pero necesito dar solución a esto antes de morir... —Miro su rostro, me parece absurdo, se ve tan sano, solo tiene cincuenta y ocho años —Yo fui donador de esperma en mi juventud, de esa que usan para la inseminación —Le miro perplejo —Lo sé, es que pagaban por ello y... bueno, sé que no esperabas esto de tu padre —Yo sólo niego confuso.

—¿A qué viene esto?

—Hace unos años intenté encontrar a esos niños que eran fruto de...

—Papá quieres...

—Espera, escucha... he estado siguiendo el rastro desde hace años, no pude dar con ellos, solo quiero saber que fue de ellos, tener paz antes de morir, intentarlo.

—Papá es absurdo, es imposible dar con ellos, esos procesos se dan en total confidencialidad y además... podrían ser miles.

—O solo siete —Señala, yo lo miro con reproche —Contraté un investigador.

—Esto es un delito, no sé como pero debe serlo —Digo frustrado pasándome mis manos por el rostro.

—Él me dijo que en el registro, con mi número de donante hay siete procesos exitosos, osea siete hijos que fueron fecundados con mis genes...

—Papá no... además, como consiguió esa información, nada de lo que dices parece legal —Señalo con molestia, no puedo ir por allí tocando puertas y preguntando si son mis hermanos, son personas, tienes sus vidas.

—Hijo por favor, el detective te va ayudar, ya contactó con una y está dispuesta a dialogar la posibilidad, no puedo viajar ahorita tu mamá no lo permitiría.

—¿Mamá sabe?

—Claro que sabe, desde el día uno... pero ella ahora insiste en que ya no hay tiempo, que me dedique a estar aquí en casa esos meses... —Señala algo fastidiado —Una quiere conocerme hijo, déjame al menos intentarlo, si los demás no quieren desistiré de inmediato. Tenemos los números de tratamiento y algunos datos de dirección para preguntar... Ayúdame, solo en esto ¿Sí?

—¿Por qué yo?

—Nadie quiere ayudar, tus hermanos solo se escandalizaron y tu hermana Marta no quiere involucrarse.

—Y me tomas a mí por ser el más tonto.

—No tonto, compresivo, eres el único que me entiende, que puede comprender que necesito cerrar esta duda antes de morir, estar en paz —Me da esa mirada de súplica, que fastidio, no puedo hacer eso, ir por allí interrumpiendo la vida agena —hijo, mi hijo, sé que tu valorarías saber de mí si fueras uno de ellos.

—Hablaré con la chica que dices que quiere conocerte y veremos luego que haremos ¿Bien? —El me regala una sonrisa, le devuelvo el gesto sin mucho afán, no solo es interrumpir la vida de otros, es caer en disgusto con mi familia por hacer caso a sus caprichos... Hasta en un delito posiblemente sea.

—Sabía podría contar contigo.

Los doce hijos de mi padre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora