Capítulo 02; La hermana que quizo conocernos.

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—Entonces, básicamente estaría a unos mil doscientos kilómetros de distancia... la mejor forma de llegar es volar hasta ahí, para charlar con ella al día siguiente y tomar el tercer día un vuelo de retorno. —Señalo mirando cansado los papeles, el detective asiente, valla tarea... tendría que pedir días en el trabajo, con lo de papá me los darán sin preguntas pero me sentiré un farsante.

—Se reunirán en un café cerca el despacho donde trabaja a la hora del almuerzo, ella pidió fuera en un lugar público y cerca de su trabajo.

Al parecer mi nueva hermana es una abogada de nombre Ana que trabaja para una prestigiosa firma, tiene treinta y ocho años, se dio cuenta por un anuncio que mi padre había colocado buscando los hijos de su código de donante, ella notó era el mismo que tenía en los registros de su embarazo e inmediatamente buscó contactarse.

—Su padre no lo hablado con usted aún, pero también he conseguido información de otro de sus hijos —Busca entre sus numerosas carpetas de color azul, es un hombre de mínimo unos cuarenta años, algo bajo y grueso, de escaso pelo, con temperamento nervioso —Es un chico de unos dieciocho año, al parecer sería de los últimos bancos de semen de su padre, realmente me sorprendió aún estuvieran en uso para la época, como sabrá los espermatozoides bajo congelamiento no caducan, sin embargo, en las clínicas suelen ser remplazados cada un tiempo renovando el catálogo de donantes. —Estos temas tienden a ser tediosos: semen congelado, inseminación, extracción, catálogo, óvulo, sujeto, código. Jamás pensé terminar entre esto, pero lo que lo hace realmente extraño es que se trate de mi padre. Finalmente saca la carpeta precisa —Entenderá la tardanza, en tantos años la investigación tiene mucho material —Lee con voz firme —Johan Nicolás de Bari. Rossi Zidan, es un joven de diecisiete años hijo de Baldovino Rossi y Albertina Zidane, tiene una hermana menor, los dos fueron concebidos por medio de la inseminación, como ve, por los apellidos tienen origen italiano, no obstante, habitan en el país en la zona costera de sureste, en una creciente ciudad llamada Porto príncipe.

—La niña es de otro donante.

—Exactamente, hablé con su padre recientemente del tema y concordamos que la mejor forma de proceder sería hablando primero el tema con los padres del joven —Me pasa un folleto bastante resumido, me sorprende que tenga una imagen pequeña añadida en la esquina superior, la retiro del porta papel para mirarla, ahora tiene nombre y rostro... terminaré loco con esta investigación.

Veo más a detalle la fotografía, cabello ondulado oscuro largo hasta sus orejas, es delgado y tiene la piel trigueña con ese estilo costero... que no sabría explicar, los ojos son café oscuro, me recuerdan un poco a los de Marco, no se parece mucho a nosotros en realidad... cuando dicen hermanos esperas más parecido.

Regreso la imagen a su lugar, paso las páginas en un rápido escaneo: terminando sus estudios básicos, cumple dieciocho a final de este año, practica volleyball informalmente, pareja, amigos... Un joven como cualquier otro. Dejo el papel de nuevo en manos del investigador y luego paso mi mano por mi rostro buscando despejarme, es demasiado para mí, necesito distraerme, salir un momento a respirar, caminar, sentarme a mirar la nada también serviría.

—Le veo cansado ¿Seguimos mañana? —Sobre entiende el hombre frente a mí, así que solo asiento con la cabeza y dejando escapar un suspiro me impulso para ponerme en pie, tomo la mano que el detective me ofrece en despedida y salgo del despacho de mi padre, el no tarda en seguirme tras recoger todas las cosas en el portafolio —Excelente día Señor Lorca, salude a su padre de mi parte.

—Lo haré Detective González —Se dirige a la escalera y lo pierdo de vista.

—Ridículo me parece este teatro —Del lado opuesto del pasillo encuentro a Marco, el mayor de mis hermanos hombres, o eso supongo... hasta que aparezcan los otros cinco de la lista. —¿Qué planean? Entrar a la vida de otras personas y "mágicamente" formar una familia, nadie va a querer seguir esta locura, papá terminará muriendo de la decepción —Señaló firme y tajante como era su afilada actitud de siempre, severo decía mi padre.

Quise decirle que sí, una de ellas quería conocerlo, pero era mejor no poner en la mesa aún ese tema, tengo suficiente presión ya... además papá tampoco está para debates.

—Al menos no morirá de duda.

—Desfachatez... no puedes por una vez no llevarle la contraria a la familia en algo, sabes bien que no tiene tiempo y te pones a jugar con él a los detectives.

—Quizás, pero yo si tengo tiempo, si quiero gastarlo buscando hermanos, lo haré... hermanito —Termino la discusión para irme, en la escalera me cruzo a mamá, se ve recuperada a comparación con días anteriores, intenta no mostrarse trágica para mantener un aire cotidiano en el hogar y realmente la admiro por ello.

—Mamá.

—Andrew querido.

—¿Cómo estás? -Ella sonrie algo triste.

—Ya sabes... intentando.

—Me alegra, yo...

—Gracias —La miro sin entender —Por apoyar a tu padre.

—Creí que...

—Es lo que él quiere, no podría enojarme —Los dos intercambiamos una sonrisa dolida.

—Tengo miedo de que.. si no quieren conocerlo eso lo destroce, el dice que no, sin embargo, son muchos años de buscar —Marco aparece en la cima de la escalera y guardo silencio, es fastidioso tener que darle la razón..

—Mamá, Andrew. -Saluda frenando junto a nosotros —Papá está con Page así que decidí irme ya a casa, tengo cosas que hacer. —Mamá se despide con un beso en la mejilla, yo solo hago un asentimiento con la cabeza.

—Saludame Marge y los niños —El asiente ante las palabras de nuestra madre y dando tres palmadas en mi espalda procede a irse, cuando dejamos de verlo ella habla de nuevo —Él no está contra, sólo es duro para él asimilar la perdida y esto a sido como un bofetón de realidad, le ayudará a valorar más su tiempo, la familia, esas cosas.

—A todos —Digo algo dolido, Page aparece en la cima de la escalera y le indica a mamá que valla, esta me sonríe con cariño, luego sigue a mi hermana hacia la habitación. Al salir de casa solo deseo irme a mi apartamento a descansar, pero sé que solo daré más vueltas a todo lo vivido hoy, me monto en la motocicleta y no sé bien a dónde voy, solo sé que debe ser un sitio tranquilo, sin bullicio, termino en una pequeña zona verde a la orilla de la carretera, junto a una laguna, hay personas pero pocas, están lejos jugando con sus perros —Señor Lorca —Imito al detective, jamás nadie me llama así, suelen usarlo para mi padre o para Marco en su trabajo como abogado. —Creo que tu vida jamás será igual a partir de ahora, has decidido un camino difícil.

Los doce hijos de mi padre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora