Louis tamborilea con los dedos sobre la mesa, mirando de un lado a otro mientras espera sentado en su sitio habitual del Sunflower Café. Harry está en algún lugar de la cocina, revolviendo en Dios sabe qué cajón a juzgar por el ruido que se oye. Louis preferiría que estuviera sentado a su lado, sosteniendo su mano, pero tiene que enfrentarse a esto él solo. Está trabajando en ello por recomendación de su psicólogo, en afrontar aquello que le asusta en lugar de huir, y a lo que se enfrenta ahora es necesario para cerrar un capítulo de su vida y avanzar.
Sin embargo, cuando Harry asoma la cabeza por la puerta y le dedica una sonrisa amplia a Louis este no puede evitar sentirse algo más tranquilo. Sabe que no puede depender de Harry para absolutamente todo, pero el chico le hace sentirse tan a salvo que no logra sacudirse del todo la necesidad de buscarlo cuando no se encuentra bien. Y siendo sinceros, Louis le debe la vida, así que es justo que esté muy unido a Harry.
-¿No ha venido aún? -pregunta Harry alzando una ceja.
-No. A lo mejor ha decidido que es el momento de dejarme plantado a mí... -suspira Louis con un encogimiento de hombros.
-Pensé que ella quería verte.
-Eso me dijo. Parecía ansiosa por quedar, y con razón... Fui un completo gilipollas con ella, es lo mínimo que le debo... -Louis siente una oleada de desprecio hacia sí mismo al pensar en lo ocurrido hace unas semanas.
Parece mentira lo mucho que todo ha cambiado. Hace tres semanas estaba allí sentado, escribiendo su nombre en una servilleta a toda prisa y a punto de comprometerse con una mujer a la que nunca amaría, y ahora está en el mismo lugar, pero se ha mudado con el chico más maravilloso que ha conocido jamás que encima es su novio, su familia ya no le habla y tiene que explicarle a su aún no tan exnovia los motivos de su súbita desaparición.
-Louis, es cierto que había otro modo de solucionar las cosas, pero nadie te culpa. Estabas en una situación comprometida, cualquiera lo entendería. Seguro que Helen también lo hará -dice Harry, acercándose a él y abrazándolo por detrás.
Louis se deja hacer y respira hondo. Todavía recuerda el momento en el que la vio a lo lejos, con un vestido negro y el pelo perfectamente peinado, como si hubiera entendido que aquella no era una cita cualquiera. Había buscado el anillo en su bolsillo, una sortija que debería haber sido para otra persona en otro lugar, y lo había apretado en su mano con tanta fuerza que el metal había dejado marcas en su piel. Luego, mientras Helen se acercaba observando sus alrededores, Louis tomó una decisión: no iba a hacerlo. No iba a comprometerse con alguien a quien no quería, alguien que se merecía algo mejor que un esposo que jamás la amaría de ese modo.
Así que Louis había salido corriendo tan rápido como sus piernas le permitían antes de que Helen lo viera. Había corrido y corrido con lágrimas en los ojos, porque casarse con Helen era lo único que haría que su familia dejara de sentirse avergonzada de él, y ni siquiera era capaz de enorgullecerlos así. Con cada lágrima había pensado en el camarero del Sunflower Café y en la nota que le había dejado, en lo mucho que lo quería y en todo el daño que le había hecho por ser un cobarde.
Antes de darse cuenta, estaba haciendo equilibrios en el borde de un puente y planteándose cuánto tardaría en caer al suelo y terminar con su vida. Después de todo, ¿qué le quedaba ya? ¿Una familia que le odiaba por lo que era y que le había insultado y agredido desde que tenía memoria? ¿Una novia falsa en una relación falsa, con la que podía casarse falsamente y vivir una vida falsa pero perfecta, pero a la que acababa de dejar tirada porque ella no se merecía aquello? ¿Un camarero amable, atractivo, gracioso y atento que se preocupaba demasiado por él y al que Louis había dejado ir por su propio bien, porque no debería estar atado a alguien tan despreciable y roto como Louis? ¿Una vida desestructurada, sin sentido, de temor y odio y sufrimiento en la que jamás podría ser feliz?
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Efecto Mariposa - L.S.
Fiksi Penggemar"Dicen que el aleteo de una mariposa puede cambiarlo todo. Un simple batir de alas de una criatura minúscula, y el caos puede desatarse. Tú fuiste eso para mí. Eres la maldita mariposa, Harry." O En el que Harry es camarero y Louis acude al Sunflow...