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Eran las ocho de la noche, Thoma como usualmente estaba arreglando la cocina antes de irse a dormir. Se encontraba lavando los platos hasta que sintió unas manos rodear su cintura, dedujo al instante que era Ayato.

- Pensé que ya se iba a dormir, Mi señor.

- Hoy quiero dormir contigo.

Dijo reposando su cabeza en el hombro del rubio.

- Tendrás que esperar, Waka~

Dijo soltando una pequeña risilla, le gustaba que Ayato solo fuera así con él.

- Yo quiero ahora.

Se acercó mas al cuello de Thoma y le dio una lamida en éste.

- A-ayato... Si lo lavo esto no hay nadie mas que lo haga...

- Entonces te espero.

Y así fue, se designó a esperarlo, aunque la espera no fue mucha, y sus manos empezaron a juguetear con el pantalón de Thoma, el mencionado lo ignoró como pudo, sabía que lo iba a poner duro y se iría, pero ésta vez no se dejaría. Aunque la respiración del peliazul cerca de su oído no ayudaba mucho.

El mayor ya con descaro adentró su mano al pantalón negro, acarició su miembro suavemente dentro de la tela, esperando a que se pusiese dura. Las caricias lentas fueron mas que suficientes, en minutos la verga del rubio estaba totalmente extendida.

- Thoma, ¿Ya vas a acabar?

- No puedo acabar si me distraes...

Dijo con un tono agitado, quería simplemente voltearse y follarlo contra la encimera. Pero por suerte aprendió a tener mucho autocontrol.

Ayato lo ignoro y prosiguió con su objetivo, sacó el miembro erecto de su pareja del pantalón, y así con mayor comodidad empezó a masturbarlo. El dedo pulgar yacía en la cabeza de su miembro dando pequeños círculos, dejando así un pequeño hilo de líquido preseminal.

Dejó de lado los círculos y empezó a masturbar la circunferencia del menor. Subía y bajaba suavemente, esperó a que la respiración de Thoma se agitara más para asi poder acelerar los movimientos de su mano, se hacian cada vez mas rapidos y mejores.

Dentro de nada sintió su mano viscosa, y el miembro del rubio palpitaba frenéticamente, su respiración estaba igual de agitada que antes.

Ayato retiró su mano y llevó el líquido de Thoma a su boca, saboreó su semen como si fuese un chocolate derretido. Sonrío y se fué satisfecho.

Ahora Thoma estaba con su miembro palpitante al aire sin saber mucho que hacer, ¿Terminaba de limpiar sus platos? ¿O limpiaba el desastre que hizo y se volvía a meter el miembro en sus pantalones?

30 Días | ThomaToDonde viven las historias. Descúbrelo ahora