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Como todo ser humano, Ayato se cansaba del trabajo y necesitaba unas cortas vacaciones, decidió viajar al menos una semana a Liyue y dejar en cargo a Ayaka del clan y la residencia. Por supuesto, Thoma lo acompañó a su travesía.

Se quedaron en una posada alejada de la ciudad, les brindaron una gran habitación y comida de calidad.

Estaban ambos alistándose para salir y caminar hasta la ciudad principal, Ayato tenía planes de conocer a una de las siete estrellas y la señora de la cámara de Jade, Ninguang.

El camino fué agradable, se tomaron de la mano libremente y no les importaba que la poca gente al rededor los viera, pues no los conocían.

El viaje fué largo, masomentos unas doce horas, claramente descansaron un poco en algunos campamentos del camino.

Al llegar a la ciudad de Liyue se dispusieron a buscar su hogar temporal que les había ofrecido Ninguang.

- Waaah... Estoy cansado.

Bostezó Ayato dejándose caer en el cómodo sofá, seguido fué Thoma quien se tiró sobre su mayor entre sus piernas. Ayato sonrió y empezó a jugar con los cabellos rubios de su pareja, mientras tanto, el más alto se disponía a abrazar al peliazul.

Al final terminaron quedándose dormidos, claramente fué un viaje largo y agotador.











Ayato se despertó por una pequeña molestia, su novio seguía dormido sobre él abrazado, tenía las mejillas rojas, la frente sudorosa y la respiración agitada. Pensó que estaba teniendo una pesadilla.

Intentó levantarlo, pero esto solo hizo que Thoma se removiera en su sitio. Gracias a esto, Ayato sintió algo rozar su pierna, algo duro.

- Thoma, cariño. Despierta.

- Uhm...

Ayato jaló del ropaje de Thoma esperando que así porfin se despertará, y así fué.

- ¿A-ayato?

- ¿Estabas teniendo una pesadilla o...?

Thoma no respondió, evitó el contacto visual y prosiguió con sus acciones.

- Estaba soñando contigo...

- ¿Mmm? ¿De qué trataba?

Thoma suspiró.

- ¿Te muestro?

Ayato ladeó la cabeza y levantó una ceja incrédulo, sabía lo que venía.











La ropa ya estaba por los suelos, Ayato estaba sobre el mesón de la cocina y entre sus piernas estaba su novio. Quien dilataba su culo para poder entrar en aquel estrecho lugar sin problemas.

Jugueteo un par de minutos con la entrada del mayor, quería asegurarse de no hacerle daño. Aunque éste mismo solo quería que lo follaran.

- Thoma, ya estoy listo...

- ¿Seguro? No lo hemos hcho en un tiempo...

Ayato asintió, claro que no estaba preparado para el tamaño que era su pareja, pero no aguantaba más, lo necesitaba tan pronto cómo fuera posible.

Thoma alineó su verga en la entrada de Ayato, lo introdujo con suavidad. Tomó las piernas del contrario y las puso sobre sus hombros para mayor comodidad en ambos.

Empujó su u cadera hasta que porfin entró todo, Ayato solo soltó un fuerte gemido y rasguño los bíceps del rubio.

Thoma dejó que su pareja se acostumbrara a su tanaño, mientras le decía cosas dulces al oído. La piel de Ayato se caletaba cada vez más, hasta el punto en el que no pudo evitar soltar un corto pero fuerte gemido.

- ¿Listo?

Ayato asintió y movió au pelvis de forma suave, aunque esta última no duró mucho, estaba sediento de follarse al lider, de poder hacerlo libremente de tener cuidado y ser quienes realmente eran.

30 Días | ThomaToDonde viven las historias. Descúbrelo ahora