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Después de despedirnos de todos, Katsuki me condujo hacia la salida. Subimos a un taxi y nos dirigimos a su casa. Al bajar, sentí su mano en la mía, así que simplemente sonreí y me dejé llevar. Al entrar en lo que suponía que era su casa, alguien me abrazó, tomándome por sorpresa. Reconocí la voz dulce de Mitsuki, la madre de Katsuki, quien expresó su alegría por mi visita. Yo respondí con una sonrisa y un saludo, dejándome llevar por su amabilidad. Cuando Mitsuki preguntó la razón de mi visita, Katsuki intervino para anunciar que me quedaría un tiempo. Mitsuki reprendió a Bakugou por su interrupción y se retiró a su habitación, asegurándome que podía pedirle cualquier cosa si la necesitaba.

Desde la perspectiva de Katsuki, la situación con su madre era desconcertante. Ella mostraba sorpresa ante la presencia de Kirishima, ya que, según ella, no solía llevar amigos a casa. Con una mirada burlona, se retiró a su habitación, dejando solos a un pelirrojo desconcertado y a un cenizo malhumorado. Katsuki llevó a Eijiro a su habitación y le ordenó que lo esperara mientras se cambiaba.

Cuando regresé, lo encontré dormido en mi cama. Me acerqué a él y me sorprendí al notar un leve rubor en sus mejillas. Decidí no decir nada y quedarme a su lado, observándolo mientras dormía plácidamente, sin tener en cuenta que me quedaría dormido a su lado con el paso de los minutos.

Al día siguiente, desperté en los brazos de Kirishima. Me levanté rápidamente, sintiendo un ligero sonrojo en mis mejillas. No sabía si era por la vergüenza o por alguna otra razón. Grité fuertemente para despertarlo, y, aunque la vieja me reprendió por el ruido. Kirishima apenas me escuchaba, pero después de un rato se levantó con dolor evidente en su rostro. Me contó sobre su dolor de cabeza, y aunque sabía que no era grave, decidí contarle a la vieja para obtener un remedio. Después de asegurarme de que Kirishima estuviera cómodo, me retiré, pero escuché su débil voz llamándome.

-¿Katsuki? ¿Sigues ahí? - se escuchaba mal. Respondí con un murmullo para hacerle saber que seguía ahí.

-Quédate conmigo, Katsuki. No quiero que te vayas - Esas fueron las palabras que salieron de la boca del pelirrojo. Una parte de mí decía que me largara de la habitación, pero la otra me decía que tenía que permanecer. Al final, no le di más vueltas al asunto y me acerqué a Kirishima, acostándome en su pecho. Él solo sonrió y me acarició el cabello hasta que quedé profundamente dormido.

El sol se hacía presente por las cortinas cuando desperté nuevamente, y esta vez, me encontré solo en la habitación, Kirishima estaba en el baño, al parecer. Recordé los eventos de la noche anterior con Kirishima y me sentí algo raro. Decidí levantarme y buscar algo para comer, dejando a Kirishima descansar un rato más. Tal vez después podríamos hablar sobre lo que sucedió y aclarar cualquier duda que el tuviese sobre su nuevo 'hogar'.

Al cabo de 15 minutos, Kirishima salió del baño, luciendo un poco más fresco y renovado. Caminaba 'tranquilamente', hasta que tropezó y cayó al suelo, haciendo que soltara unas cuantas risas antes de ayudarlo a levantarse.

-¿Te sientes mejor? - pregunté, antes de sentarlo en la cama.

Él asintió con una expresión de alivio. -Sí, gracias Katsuki. Ese medicamento realmente me ayudó a sentir mejor. -

Asentí al escuchar que se sentía mejor y nos dirigí hacia la cocina para preparar algo para desayunar, teniendo cuidado de que Kirishima no tropezara. Mientras compartíamos la comida, Kirishima hablaba de su vida, hablaba de su familia, amigos, Crimson Riot.. todo. Mientras escuchaba lo que decía noté cierta cicatriz en su rostro, ¿cómo nunca la había notado antes?, es como si lo estuviera conociendo de nuevo, solo que esta vez lo hacía de una manera más profunda, no sabía tanto de él como yo creía hasta ese momento.

Después del desayuno, decidimos dar un paseo por el vecindario. El sol brillaba en el cielo azul, y el aire fresco de la mañana nos revitalizaba mientras caminábamos por las calles familiares de la zona. Kirishima siempre tenía algo que decir, yo solo lo escuchaba, disfrutando de su compañía en todo momento.

A medida que caminábamos, observaba lugares a los que llevaría a Kirishima cuando recupere su visión. mientras él hablaba me di cuenta de lo mucho que disfrutaba de su compañía y de lo fácil que era estar a su lado.

Entre risas y conversaciones, el tiempo pasó volando y pronto nos encontramos de regreso en casa. Nos sentamos en el sofá, continuando nuestra charla animada mientras compartíamos anécdotas y sueños para el futuro.

De repente, Kirishima se detuvo en medio de una frase y se quedó quieto. -¿Qué pasa? - pregunté, sin notar lo que le ocurría.

-no me siento muy bien -, dijo antes de caer hacia delante y perder completamente la conciencia, no sabía que le había pasado, pero definitivamente no era algo bueno. Lo cargué y fui al hospital.

Ciego -Kiribaku- (remaking)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora