4.

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La mañana siguiente, los primeros rayos de sol apenas asomaban por la ventana cuando Kirishima se despertó en el sofá. Se desperezó y estiró, sintiendo la rigidez en sus músculos por haber dormido en una posición incómoda. Al girarse, vio a un Katsuki todavía dormido a su lado, con una manta medio caída sobre él. Kirishima sonrió al ver a su amigo así, tan tranquilo y despreocupado, algo muy raro en él.

Decidido a no despertarlo aún, Kirishima se levantó en silencio y se dirigió a la cocina. Recordó la conversación de la noche anterior y decidió preparar un desayuno que tal vez pudiera levantar el ánimo de Katsuki. Mientras buscaba los ingredientes, su mente divagaba sobre la extraña actitud de su amigo. La preocupación de Katsuki por sus padres seguía rondándole la cabeza, aunque no había querido mencionarlo para no aumentar la ansiedad de Katsuki.

El aroma del café y de las tostadas empezó a llenar la casa. Justo cuando Kirishima estaba terminando de preparar los huevos revueltos, escuchó un sonido detrás de él. Se giró y vio a Katsuki en la entrada de la cocina, con el pelo revuelto y los ojos aún adormilados.

-Buenos días, Katsuki - saludó Kirishima con una sonrisa amplia.

Katsuki solo gruñó en respuesta, aunque Kirishima notó una ligera relajación en su expresión.-Preparé el desayuno - continuó Kirishima, señalando la mesa ya dispuesta con comida.

Katsuki se acercó y tomó asiento, mirando el desayuno con una mezcla de sorpresa y gratitud. Aunque no lo expresó verbalmente, Kirishima podía ver que apreciaba el gesto.

-¿Cómo mierda hiciste esto sin quemar la cocina? - susurró el cenizo para si mismo, antes de volver a hablar; -Como sea, gracias - murmuró finalmente Katsuki, antes de empezar a comer.

La comida transcurrió en silencio, pero un silencio cómodo. Kirishima respetó el espacio de Katsuki, dejándolo sumido en sus pensamientos mientras disfrutaban del desayuno. Sin embargo, sabía que eventualmente necesitarían hablar de lo que estaba pasando.

Después de terminar de comer, Kirishima decidió abordar el tema con delicadeza.-Katsuki, he estado pensando en lo que dijiste anoche sobre tus padres - comenzó, observando la reacción de su amigo.

Katsuki levantó la mirada, sus ojos mostraban una mezcla de preocupación y defensa.

-No tienes que preocuparte por ellos. Estoy seguro de que están bien, tal vez se quedaron en algún lugar por alguna razón - dijo Kirishima, tratando de sonar tranquilizador.Katsuki suspiró y asintió, aunque su expresión seguía tensa.

-Sí, supongo que tienes razón. Pero es raro que no hayan vuelto sin avisar. Ya sabes cómo es mi madre, siempre está encima de todo - admitió finalmente Katsuki, dejando entrever su verdadera preocupación.

Kirishima asintió comprensivamente.

-¿Qué te parece si les llamamos? Solo para asegurarnos de que todo esté bien - sugirió.Katsuki asintió de nuevo, y juntos se dirigieron al teléfono del cenizo. Después de varios intentos, finalmente lograron comunicarse con Mitsuki.

-¡Katsuki! - dijo Mitsuki al otro lado de la línea, su voz fuerte y familiar resonando en la habitación. - ¡Estábamos a punto de llamarte! Nos quedamos en casa de tu abuela anoche porque hubo una emergencia con su salud. No quisimos preocuparte, así que decidimos quedarnos aquí hasta que todo se estabilice. -

Katsuki dejó escapar un suspiro de alivio al escuchar a su madre.-Entiendo. Deberías haberme avisado vieja - dijo, aunque su tono no tenía la habitual dureza.

-Lo siento, cariño. No queríamos que te preocuparas - respondió Mitsuki, su voz ahora más suave. -Pero todo está bien ahora. Volveremos en cuanto podamos asegurarnos que tu abuela está completamente bien, tengan cuidado, no desordenen y no quemen nada, ¿si? -

Katsuki murmuró un suave si y colgó, sintiéndose notablemente más relajado.

-Bueno, parece que todo está bajo control - dijo Kirishima con una sonrisa de alivio.Katsuki asintió, una pequeña sonrisa curvando sus labios.

-Sí, gracias.. - dijo Katsuki suavemente, a lo que Kirishima respondió; -No es nada Katsuki, me alegra que tus padres estén bien - Katsuki asintió y se dirigió a su habitación, seguido por un Kirishima con una sonrisa brillante.

El resto del día pasó con tranquilidad. Decidieron salir a dar una vuelta por el parque, disfrutando del buen tiempo. Hablaron de todo y de nada, compartiendo risas y momentos de complicidad que hacían que el cenizo se abriera cada vez más al pelirrojo, haciendo que el último mencionado sintiera más frecuente esa calidez que tenía únicamente con el cenizo.

Esa noche, de regreso en casa, se prepararon para otra velada tranquila. Kirishima puso algo de música, mientras Katsuki se acomodaba en el sofá para descansar. La atmósfera era relajada, y por primera vez en tiempo, Katsuki se sentía en paz.

A medida que avanzaba la noche, Kirishima notó que Katsuki estaba más receptivo, menos reservado. Se atrevió a acercarse más, su hombro rozando el de Katsuki mientras cada uno miraba su celular. Katsuki no se apartó, y en ese pequeño gesto, Kirishima sintió las famosas 'mariposas en el estómago', haciéndolo sentir feliz y nervioso a la vez, pero ignorando aquellas emociones para que el otro no notara nada.

Al final de la noche, Katsuki miró a Kirishima con una expresión que el pelirrojo no había visto antes. Era una mezcla de gratitud y algo más profundo, algo que resonaba con los sentimientos que Kirishima tenía por él.

-Gracias por todo lo que has hecho y por estar aquí, pelos de mierda - dijo Katsuki en voz baja, casi susurrando.

Kirishima sonrió, sintiendo una calidez en su pecho.

-Siempre estaré aquí para ti, Katsuki - respondió con un tono suave y tranquilo, acompañado de una sonrisa que mostraba tranquilidad y felicidad.Esa noche, mientras ambos se acomodaban para dormir, una nueva emoción y un lazo más fuerte se formó entre ellos. La preocupación y la tensión de los días anteriores se desvanecieron, dejando lugar a una conexión más profunda, una conexión que ambos sabían que atesorarían el resto de su tiempo y emociones que el cenizo pronto entendería.

Ciego -Kiribaku- (remaking)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora